sábado, 26 de diciembre de 2009

MEJOR NO HACER MUDANZA

Solo faltaría, Dios no lo quiera, que apareciese sobre la cabeza de todos los españoles el barrunto de una estafa piramidal del tamaño de Keops. Se comenta la necesidad de fusionar cajas de ahorro, esas empresas sin accionistas al servicio de los poderes públicos locales; está en el aire el valor necesario (ese valor que a los reclutas se nos suponía) para alcanzar un acuerdo Gobierno-Patronal-Sindicatos sobre la cacareada reforma laboral que ayude a salir de la recesión; la Alianza de Civilizaciones hace reír a los vecinos de Marruecos, el Rey reclama sentido de Estado en el último mensaje de Pascua; y el panorama que se presenta ante nuestros ojos no es precisamente como para echar cohetes. ¿Y si apareciese el barrunto de tormenta de una estafa piramidal mientras España preside Europa? ¡Qué vergüenza! Algunos economistas de prestigio dirían el consabido “se veía venir”. Si, claro, como vieron venir Sofico, Rumasa o el Foro Filatélico, solo por citar algo con sustancia. Cuando alguien propone unos intereses que se salen de lo normal sobre el capital invertido, lo más sensato será no participar en la inversión. Acuérdense de Lehman Brothers. Ni los bancos españoles sabían en realidad lo que estaban ofreciendo al cliente. Ni los clientes sabían lo que adquirían. Existía como una tácita confianza mutua entre el bancario de pro y cliente distinguido sobre la compra de un castillo de naipes. Pero, claro, la causa de la causa es causa de la causa misma. Lo dijo san Ignacio de Loyola: “en tiempo de tribulación, no hacer mudanza”. Es importante ponerse las pilas, pero también es primordial conocer con quién se juega uno los cuartos, se apellide Botín, García o Pérez Díaz, más conocido como Pepe el del Popular.

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