martes, 19 de enero de 2010

Desventura

La tragedia de Haití produce abatimiento. Cualquier persona sensible no puede permanecer impasible ante lo que está aconteciendo en una porción de La Española, la primera tierra americana avistada en 1492 por Rodrigo de Triana. Las ayudas internacionales no cesan y hasta un diario conservador, que todo hay que decirlo, piensa ceder el importe de la totalidad de las ventas de la edición de hoy martes a paliar, en la medida de lo posible, tan inmensa tragedia. Un diez para Julio Ariza Irigoyen. Al césar lo que es del césar. Y también un cero chusquero para ciertas entidades bancarias por cobrar comisión a los ciudadanos que se acercan a la ventanilla de sus agencias para entregar lo que buenamente pueden por mor de una buena causa. Da vergüenza hasta narrarlo. En este país, además de las funerarias, algunos opulentos desvergonzados hacen negocio hasta con los difuntos. Embuten dinero en caja y lo cuentan haciendo arqueo con manos de tahúr de cuchitril. ¡Qué asco me dan! Mientras, los hombres más solidarios encajan cadáveres en fosas comunes. Así se escribe la historia.

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