lunes, 30 de agosto de 2010

Todo eso te daré...

En el evangelio de Mateo, 4:1-11, se cuentan las tres tentaciones que Satanás sometió a Jesucristo en el desierto de Judea. En la tercera de esas instigaciones, el diablo subió al Hijo de Dios hasta la cima de un monte. Señalándole la inmensidad que había debajo, le dijo: “Todo eso te daré, si postrado ante mis pies me adoras”. Este episodio, (Mateo 4:8-10) viene a cuento de los Presupuestos Generales del Estado para 2011. Zetapé sabe que tiene muy cruda su aprobación por parte de los diferentes grupos políticos y, en un arranque de valentía, desde Shangai le ha tirado los tejos al PNV buscando apoyos. Zetapé es consciente de que no pueden prorrogarse y de que, si no alcanzase el consenso necesario, habría que adelantar las elecciones. Pero Zetapé, como hiciese el diablo al Mesías, ha tentado desde China a Patxi López, exponiéndole lo siguiente: “Si me ayudáis tanto tú como tus educandos del “PH negativo” en este difícil trance, puedo prometer que en los Presupuestos de 2011 y en la Ley de Economía Sostenible (que se debatirán en paralelo), tendréis en el País Vasco transferencias competenciales a tutiplén dentro del marco estatutario”. De momento, silencio ante el amago de mercadeo. Zetapé, para reforzar su oferta ha puesto de testigo a Miguelito, que es un muñeco grande, sonriente y con los ojos semicerrados. O sea, lo más parecido a prometerlo por Mafalda, por Pío Moa, o por el tipo ese del tiro en la pierna. Me parece extraordinario que España desee “vender solvencia” a China, ahora que acaba de rebasar a Japón como segunda potencia mundial por PIB. Japón, la siguiente visita de Zetapé y de los acompañantes de la ceja, es otro mundo menos opaco, que ya se encarga sin la ayuda de nadie de poner nerviosos a los barandilleros de la Plaza de la Lealtad y a los brokers europeos con el dato del Nikkei cada día que amanece, que no es poco. No sé a qué viene que me acuerde ahora de José Luis Cuerda, de Antonio Resines, de Cassen, de Luis Ciges, de Aurora Bautista, de Enrique San Francisco y, como dicen los cursis de la COPE, de un largo etcétera. ¡Joder, que empanada llevo los lunes!

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