miércoles, 20 de octubre de 2010

Cambiar el oro por la plata

A Bibiana Aído y a Beatriz Corredor les ha sucedido como a esos toreros que pillan miedo a enfrentarse con la muleta y un día deciden liar los bártulos y cambiar el oro por la plata. Siguen haciendo el paseíllo a los acordes de “Ayamonte”, pero detrás del maestro. O, dicho de otra manera, se convierten en mozos de brega. Bibiana Aído, la ministra más joven, se corta la coleta sin haber pasado por la enfermería. A los toreros de postín se les mide el valor por el número de costurones que llevan en su cuerpo. La otra ministra, Beatriz Corredor, desde ahora también secretaria de Estado, se ha dado cuenta de que en España los pisos, casi todos hipotecados por muchos años, están en manos de los bancos y de las cajas de ahorros, que son los que envían al procurador para que esté presente en las puestas en posesión, en los lanzamientos, en los desahucios y en los cambios de cerraduras un día sí y otro también. Pero no debe preocuparse. Es registradora de la Propiedad y cobra por arancel. Aquí la cosa es que el ciudadano siga adquiriendo pisos, firmando hipotecas y metiéndose en un barrillo financiero con techo y con suelo hasta las cejas, aunque lo que se registre sólo sea un castillo de naipes de don Heraclio. Bibiana Aído, en su calidad de secretaria de Estado de Igualdad, dispondrá de ahora en delante de más tiempo para dedicarlo a escribir su blog “Amanece en Cádiz” (http://bibianaaido.es), con el permiso de Leire Pajín. Ninguna de ellas, Corredor y Aído, debe preocuparse. Ambas seguirán viajando en coche oficial y sin botijo en la baca. La verdadera corrida, la de los “victorinos”, llegará el día de las urnas, o de ese juicio final en el que el maestro Zetapé escuche un clarín que más parecerá el sonido negro de las trompetas de Jericó. ¿Qué queda de aquella foto de Vogue? Se está empezando a poner sepia y de ella sólo quedará en quince meses simple polvillo de mariposa.

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