lunes, 25 de octubre de 2010

Garrotazos al aire

Está claro que el PSOE empieza a poner nerviosa a la gente de la derecha. Sólo hay que leer las tremendas declaraciones que en forma de artículo de opinión escribe hoy Agapito Maestre en las páginas de Libertad Digital. Bajo el título “La libertad y el silencio”, Maestre señala que “pocos dudan de que, desde ahora hasta que lleguen las elecciones, asistiremos a espectáculos de propaganda propia de la negra socialdemocracia del Sur de Europa. Nadie, pues, se extrañe si ve entre rejas a algún líder de la oposición”. ¿Acaso tiene alguno de esos líderes de la oposición rabo de paja? Agapito Maestre nos recuerda a los españoles que “no han pasado todavía tres días del nombramiento del nuevo Gobierno y ya han estigmatizado a un alcalde del PP por unas declaraciones ridículas, la gaviota pepera sustituye al aguilucho de Franco y Rajoy es un tipo sin agallas para decir qué quiere hacer con España”. ¿Ustedes se acuerdan de La Codorniz? Pues para mí que Miguel Mihura y Álvaro de Laiglesia eran dos aprendices de humoristas comparados con él. Este hombre, a mi entender digno de estudio, afirmaba en las páginas de ese medio informativo hace poco más de dos años lo siguiente: “ese ateísmo, ese horrible pedrusco en que los socialistas han convertido la idea de Dios, es el gran látigo ideológico de los gobiernos menos democráticos del mundo, entre ellos el español, que lejos de admitir el Estado aconfesional que nuestra Constitución legitima no renuncian a un Estado laicista de carácter ateo”. Este hombre de la caverna, capaz de hacer semejantes aseveraciones al más genuino estilo de Pío Moa, o de Aquilino Polaino, otros que tal bailan, ahora se pone agresivo y arremete por medio del pim pam pum contra todo lo que se mueve: “Para Zapatero y su partido sólo hay un objetivo: desestabilizar a Rajoy y su gente. Cualquier pretexto será bueno para llamarles fascistas, imbéciles y, en fin, basura que no sirve ni como abono para reciclar el suelo de la democracia”. Tiene suerte este irreflexivo ciudadano. A otros, por menos, les practicó Egas Moniz una lobotomía.

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