miércoles, 27 de octubre de 2010

A ver si nos centramos

Si les digo la verdad, a mí no me parece nada censurable que la infanta Cristina esperase seis minutos a la ministra Pajín. El diario ABC trata la noticia como un acto “lamentable y bochornoso”. Estoy seguro que su tardanza se debería a cuestiones de trabajo. La entrega de premios Imserso “infanta Cristina 2010” no creo que sea cosa de vida o muerte. Otra cuestión distinta, a mi entender, hubiese sido hacer esperar al Jefe del Estado. Pero no hace al caso. Según el protocolo, los invitados deberían estar en la sede del Imserso diez minutos antes. ¿Y eso por qué? De hecho, así lo hicieron Purificación Causapié, directora del Imserso y Engracia Hidalgo, consejera autonómica de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid. Pues ya vale. Ya tenía la infanta “súbditos” de genuflexión de rodilla que le recibieran a la puerta del coche. La ministra, que me parece que no es partidaria de hacer genuflexiones ni delante del sagrario, acude cuando puede, o cuando le dejan sus obligaciones; que, sin duda alguna, son más importantes y de mayor responsabilidad que los de una de las hijas del Rey. Una cosa es el protocolo, que particularmente no me interesa demasiado, y otra muy distinta el nivel de ocupaciones dentro de la responsabilidad de gobernanza. Es evidente que un Estado puede desenvolverse sin Monarquía y sin culebrones televisivos de marquetin, como de hecho sucede en Francia, Alemania y Portugal, pero de ninguna de las maneras sin tareas cotidianas de gobierno. A ver si ya nos vamos centrando un poco, que ni aquí tenemos a Sissi emperatriz ni está el horno para bollos.

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