domingo, 28 de noviembre de 2010

De Don Tancredo al Cipotegato

En vista de que el Gobierno no tiene un plan claro para que podamos salir del agujero negro de la crisis, la delegación de la Diócesis de Teruel y Albarracín de Cáritas aprobó ayer en asamblea un nuevo Plan Estratégico que pondrá en marcha entre 2011 y 2013, bajo el lema ‘Los últimos y no atendidos’. Luego dicen que Teruel no existe. La reunión de los 37 empresarios en La Moncloa, esa especie de “comité de sabios” en su propio interés, ha sido como un “concilio vaticano” en el que, en vez de purpurados, se encontraban los verdaderos dueños de España. Lo que ya ignoro es si los tiempos de opinión se hicieron por turnos, es decir, en función del último volumen de facturación declarado por cada una de sus respectivas compañías. Zetapé, como Don Tancredo, fue recibiendo los gañafones de esa treintena larga de “pablorromeros” subido en un pedestal en medio de la arena del redondel todito vestido de blanco. Allí lo único rojo que había presente era la corbata y los tirantes de Emilio Botín. El resto de invitados tenían caras de acelga. Esos 37 empresarios, que no parecían estar dispuestos a perder el tiempo escuchando las acostumbradas frases-papilla y los disparatados brindis al sol de Zetapé, ese charlatán del crecepelo milagroso, llevaban las ideas claras en sus frías cabezas: el compromiso de cumplir y acelerar la reforma laboral, la de las pensiones, las políticas de contención del gasto y la reestructuración del sistema financiero. De momento, Zetapé ha hecho el papel de Don Tancredo, que a fin de cuentas es un personaje simpático para el público que asiste al burdo espectáculo desde las gradas. Lo malo puede venir más tarde, si ese compromiso se demora, cuando Europa tuerza el morro y saque el diente de jabalí. Entonces, el Don Tancredo de hoy puede convertirse en el Cipotegato de mañana, ese protagonista jocoso vestido de arlequín que tan bien conocen los turiasonenses, al que ponen como a un cristo a tomatazos.

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