lunes, 17 de enero de 2011

Café para todos


Financial Times está en lo cierto cuando señala que la debilidad de la economía española es por culpa de las comunidades autónomas. Una deuda que sobrepasa el 24% de la deuda pública. Mantener tal descentralización no hay país que lo soporte. La Oposición, representada mayoritariamente por el Partido Popular, debería señalar la forma de corregir tales excesos al actual Gobierno si es que aspira, como se supone, a sacar mayoría en el Congreso en los próximos comicios generales. Permanecer impasibles ante el evidente sindiós en comunidades, ayuntamientos y Cajas administradas por políticos regionales, demuestra a las claras que el partido aspirante a gobernar no tiene ideas de cambio que supongan una transformación mejorable de la actual crisis económica. Para conseguir los ajustes fiscales necesarios (rebajar el déficit presupuestario hasta el 6% del PIB) las primeras medidas para tales rebajas deberían pasar por suprimir de inmediato las televisiones regionales; las diputaciones provinciales; los aeropuertos con casi nulo tráfico aéreo; los despachos habilitados en cabeceras de comarca; las ayudas económicas a los deportes de élite; las subvenciones a películas de casi nula taquilla; las ayudas a fondo perdido a Patronal y Sindicatos para conservar su mansedumbre; la supresión de determinados cuerpos policiales autonómicos; la revisión del Concordato con la Iglesia Católica de 1979; la transparencia fiscal de todos los gastos de la Corona; la imposibilidad de recibir sueldo vitalicio del Estado a los ex presidentes de Gobierno cuando, una vez liberados de sus obligaciones oficiales, reciban cantidades importantes de empresas privadas; la supresión de coches oficiales de secretarías de Estado hacia abajo; etcétera. La lista podría ser interminable. Algunos dirán que ciertas partidas representan “el chocolate del loro”. Posiblemente así sea, pero por algo hay que empezar para rebajar el tremendo déficit. Más vale dejar al loro sin chocolate y a una cuadrilla de arrebatacapas sin coche oficial que meter mano en la caja de las pensiones de los jubilados y en los sueldos de los funcionarios, como vergonzosamente se está haciendo hoy en España. De cualquier manera, mal lo tenemos. Mal se puede corregir el gasto autonómico si no se aplica aquello de “café para todos”. Como señalaba José Oneto en un reciente artículo de opinión (“Aznar, Rajoy y el problema autonómico”), “Artur Mas, y Duran y Lleida, defienden que quizás el ‘café para todos’ con el que ha sido diseñado el modelo autonómico es posible que no sirva, pero que no toquen a Cataluña y que la dejen al margen. Porque la Autonomía catalana, según los dirigentes catalanes, no se basa en el título octavo de la Constitución, sino en el Estatut de 1932”. Pero, como decía José Pla: ¿Y todo esto, quién lo paga?

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