domingo, 2 de enero de 2011

Una precisión necesaria

Ayer, en mi artículo “Cortesanos de bata y zapatillas” hacía alusión a los trabajos satíricos realizados por los hermanos Bécquer entre 1868 y 1869, tras la Revolución de Septiembre por la que tuvo que salir de España Isabel II, y que publicaron con el pseudónimo conjunto de “Sem” en El Museo Universal. Aquel frívolo trabajo, “Los Borbones en pelota”, debería haberse titulado, a mi entender, “Los Borbones en cueros”, o “Los Borbones en carnes”. Me explico: según nos recordaba mi paisano Fernando Lázaro Carreter, en “El dardo en la palabra”, “los incuestionables descubrimientos realizados en el cine y en el teatro de nuestro país, han dado impulso a la locución en pelotas para salir del suburbio e instalarse en el idioma corriente, hablado o escrito. (…) He aquí un equívoco en el que la mayor parte de los hispanohablantes ha caído. (…) Esta locución se documenta en la forma en pelota desde el siglo XVII. (…) Cuando los galeotes corresponden como es sabido a la libertad que les procura Don Quijote, dice Cervantes que ‘a Sancho le quitaron el gabán y dejárosle en pelota’. Evidentemente, no quedó desnudo, sino a cuerpo. Por esa época, a la desnudez total se aludía con las locuciones en cuerpo y en carnes”. A mayor abundamiento, consúltese el “Diccionario Secreto”, de Camilo José Cela, donde al referirse a la locución en pelota aclara en el tomo I, pág. 184: “no siempre está dicho del latín pellis, piel, sino de pellote (de pellón, vestido de pieles)”.

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