martes, 26 de abril de 2011

La caverna está revuelta


Hoy debería escribir sobre Miguel Ángel Rodríguez, a golpe de MAR, pecho sereno, pero no lo voy a hacer. No haré publicidad de un tipo que, como señala Carlos Carnicero en su bitácora “se hizo rico gracias a Aznar y al ex presidente de Telefónica, Villalonga, que le colocó de presidente de una multinacional de Publicidad. Por los servicios prestados de matón, amenazando periodistas desde el poder de La Moncloa”. Tampoco voy a comentar nada sobre la vergonzosa trifurcan en el Senado, ni sobre esa cruz gamada tatuada en el brazo de un legionario procesionando y que La Gaceta borró en su foto de prensa. Yo siempre he considerado, también la ministra Chacón, que los militares no deberían formar parte de las procesiones. No es lo suyo ni están para esos espectáculos. Las procesiones son para unos cofrades encapuchados de añil, estúpidas máquinas de hacer ruido, que se rompen la mano baqueteando la badana de unos tambores descomunales. La caverna anda revuelta. No le ha gustado nada la ultima encuesta de “Público” donde se acortan distancias entre PSOE y PP. Pérez Rubalcaba asegura que Bildu lleva en sus listas a gente relacionada con Batasuna y la Abogacía del Estado y la Fiscalía impugnarán todas las listas que se presenten. Como no podría ser de otra manera. No comprendo qué pinta en esas listas al Ayuntamiento de Bilbao, por mucho que figure en el puesto 29, el periodista Antonio Álvarez Solís aunque su presencia sólo sea testimonial. Su ideología próxima al nacionalismo vasco y sus ochenta y dos años sobre sus espaldas son motivos suficientes como para que se dedique a lo que sabe, o sea, ora dar conferencias allá donde le inviten, ora acudir a alguna tertulia de radio si fuese menester, además de dar algún paseo, que siempre es conveniente en la senectud. Bildu es, según se desprende, una batalla perdida en un Estado de derecho. Como deber ser.

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