viernes, 29 de abril de 2011

¿Tiene usted en casa "El beso" de Klimt?


Señala Cristina L. Schlichting hoy en La Razón que “en los años 70, las casas tenían un bodegón, un ejemplar de «Dioses, tumbas y sabios» y una figurilla africana. Hoy se llevan los sofás blancos, las reproducciones de “El Beso” de Klimt y mesitas hechas con baúles. (…) Cuando Juan Pablo II inauguró el Tercer Milenio, en la Navidad de 1999, escogió una capa tornasolada con efectos metálicos, realizada en material de última generación –lúrex– y cortada por dos modistos italianos de primera fila”. A ver, esta señora de la COPE está en la convicción que los españoles, en su mayoría, somos tan cursis como lo es ella. Manifiesta que tenía un ejemplar de “Dioses, tumbas y sabios”. ¿Cuál de ellos? Dudo mucho que se le haya quedado algo de fuste en la cabeza sobre alguno de esos cuatro libros que en 1949 publicó el alemán C.W. Ceram dedicados al mundo griego, al Antiguo Egipto, a Mesopotamia y a las civilizaciones precolombinas, respectivamente. Bueno, existe un quinto libro, “Sobre los libros de historia de la arqueología que todavía no pueden escribirse”, pero es igual, lo dejaremos ahí. Respecto a lo del bodegón existente en las casas, puede ser. Desde luego no un original de Luis Meléndez, de Tomás Yepes, de Alejandro de Loarte, de Benjamín Palencia o de Rafael de Penagos, que están todos ellos en prestigiosos museos y en colecciones privadas, sino todo lo más la enmarcación de una esas láminas de calendario que regalaba Unión Española de Explosivos en los que figuraba una bella morenaza con escopeta, canana con cartuchos y un fondo de perdices y conejos colgados sobre unos ganchos. Otros españoles, los más patrióticos, preferían colocar en el reducido cuarto de estar de su vivienda de protección oficial el pequeño tapiz traído desde Ifni al tiempo de licenciarse de la mili. Pero sobre gustos no hay nada escrito. El día que en este país se haga el tan esperado Museo del Mal Gusto, ya veremos…Din duda la señora López Schlichting podrá aportar algo, y hasta se lo agradecerá Patrimonio Nacional. Sobre lo de la figurilla africana, no sabría qué decirles. Siempre han estado presentes en el rastro de Tirso de Molina a unos precios muy asequibles. Pero lo que más me preocupa del escrito de la señora López Schlichting es lo que cuenta respecto a cómo hoy se estilan en los domicilios, quiero pensar que se refiere a los domicilios de la gente pija, los sofás blancos, las reproducciones de “El beso” de Klimt y las mesitas hechas con baúles. Los de mi clase social, casi pobres de solemnidad, solemos tener sofás de escay modelo años 60, que son más sufridos y no se nota si se desdoran cuando nos despatarramos para ver el partido de fútbol por televisión. Tampoco conozco a nadie de mi entorno que tenga colgada sobre la pared una reproducción del austriaco Gustav Klimt, donde el pintor pretende, a fuerza de echarle imaginación, detallar el momento en el que Apolo besa a la ninfa Dafne que se está convirtiendo en laurel, (de acuerdo con el relato de la metamorfosis de Dafne que se encuentra en la obra de Ovidio). Ni sé de nadie que tenga mesitas hechas con baúles, salvo que se trate de la hija de Concha Piquer. Por cierto, escribe la señora López que Juan Pablo II inauguró el Tercer Milenio en la Navidad de 1999, lo que demuestra que la Iglesia Católica va por delante de los acontecimientos, porque el Tercer Milenio no comenzó hasta el 1 de enero de 2001 por mucho que ese Papa, que el próximo domingo va a ser canonizado por su sucesor, se pusiese para tan magno evento una capa tornasolada de efectos metálicos capaz de dejar chico al mismísimo Supermán.

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