sábado, 10 de septiembre de 2011

Sobre el concepto de patriota


¿Existen patriotas de mal? Que José Bono haya despedido a Manuel Fraga (en carta fechada el 7 de septiembre) como “gran español y patriota de bien” me hace tanta gracia que me desternillo. A Bono, por lo que se ve le encantan, además de los caballos, los pleonasmos. Patriota, según la RAE es aquella “persona que ama a su patria y se esfuerza por lograr su bien”. Patriota viene del griego patriotes (patris + otes), perteneciente a la tierra del padre. Es decir, que el patriotismo hace referencia directa con amor que un individuo siente por su tierra natal, a la que se siente ligado. Sin embargo, Fernando Savater, en su trabajo "Contra las Patrias", deja claro que "sólo quien nada vale por si mismo puede creer que hay mérito en haber nacido en un determinado lugar o bajo determinada bandera". Manuel Fraga, como cada ciudadano, tiene luces y sombras en su biografía. Lo que sucede es que en un ciudadano de a pie, tales luces y sombras a nadie interesan ni perjudican. Pero cuando nos consta que Manuel Fraga Iribarne ocupó cargos de importancia durante el franquismo nada menos que desde que en 1951, cuando fuese designado secretario general del Instituto de Cultura Hispánica, hasta llegar a ser ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969 y ministro de la Gobernación desde diciembre de 1975 hasta julio de 1976 (bajo la presidencia de Carlos Arias Navarro), hay que tocar madera. Si les digo la verdad, a mí no me hubiera gustado nada parecerme a Manuel Fraga por su acendrado camaleonismo y su metamorfosis complicada (de ministro franquista a padre de la Constitución), pero tampoco me hubiese gustado nada parecerme a José Bono. Como se puede consultar en Wikipedia, “durante su etapa como ministro de Defensa, situó la fábrica de ensamblaje de los helicópteros ‘Tigre’ en Albacete, con claro favoritismo hacia sus conciudadanos. La decisión de aplicar el Reglamento de Aeronavegabilidad obligó a dejar en tierra a todos los helicópteros que no hubiesen obtenido los pertinentes certificados de aeronavegabilidad, ni siquiera por cuestiones burocráticas o administrativas, como declararía el propio Ministro en rueda de prensa tras el accidente de Afganistán. Esta decisión dejó a la FAMET bajo mínimos con la flota de H1-H y los helicópteros pesados parados, solo los Cougar podían volar. (…) La compra de 100 helicópteros NH90 fue sin duda la gran sorpresa dada por José Bono a los militares y a los medios de comunicación. Aunque el Ejército de Tierra lo vio con buenos ojos, el Ejército del Aire se mostró sorprendido y la Armada poco agradada. Bono decidió esta compra sin existir antes el informe de requerimientos operativos, ni la memoria Justificativa de Adquisición, ni ningún otro documento por parte de ninguno de los tres Ejércitos. Pero con esta decisión la fábrica de Albacete tenía sentido y era viable económicamente”. Fraga Iribarne podrá ser todo lo “patriota de bien” que Bono quiera, pero las hemerotecas nos recuerdan que ese señor que ahora se despide de la política con 89 años a sus espaldas era el ministro responsable de la fuerzas del orden durante los sucesos de Vitoria el 3 de marzo de 1976, cuando tuvo lugar el enfrentamiento de la Policía Armada con trabajadores refugiados en la Iglesia de San Francisco de Asís durante unas jornadas de huelga, con el resultado final de la muerte de 5 de ellos y heridas de bala a un total de 150. Grandes españoles y sobre todo patriotas, no sé si de bien o de mal, que ya da lo mismo quién reparta ese tipo de suertes, lo constituyen el conjunto de españoles anónimos con memoria histórica, que intentan pasar página a tanto atropello de aquellos que ahora lucen pomposas condecoraciones con menos valor que vulgares chapas de refrescos.

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