domingo, 9 de octubre de 2011

Para echarse a llorar


Se cuenta que Millán Astray echaba la mano al cinto en busca de su pistola cada vez que alguien de su entorno nombraba la palabra cultura. Aquí, en Aragón, un amplio colectivo de la sociedad (científicos, profesores de universidad, abogados, artistas, fotógrafos, docentes de enseñanzas medias, realizadores de cine, productores, galeristas, editores, poetas, historiadores, músicos, libreros, cantautores y filósofos, actores y dramaturgos) publicaba el 18 de septiembre pasado un manifiesto pidiendo el cese del director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Humberto Vadillo, por considerar sus escritos y declaraciones "insultantes y despreciativos por su prepotencia, menosprecio y arrogancia”. Hasta el momento, Luisa Fernanda Rudi permanece silente. Sin embargo, el Gobierno que preside esa misma señora se echó las manos a la cabeza cuando se enteró de que se pagaban 45.000 euros al año por el alquiler de una nave en la que se acumulan, entre polvo y humedades, 386.000 volúmenes entre libros, actas y folletos. Pero resulta que el contrato de arrendamiento lo firmó el popular Santiago Lanzuela, en 1992, cuando era consejero de Economía del Ejecutivo presidido por Emilio Eiroa (PAR). Según contaba M.Vallés en el “Periódico de Aragón” el pasado día 2 de octubre, “en el batiburrillo descomunal que se entrelaza en las estanterías, es posible hallar hasta 2.790 títulos diferentes. Pero también existen actas de congresos, de reuniones varias, grabaciones, folletos o libros que en su día editó el Gobierno de Aragón, algunos de calidad muy alta, y que están allí muertos de risa, mientras los cambios de temperatura y la humedad revientan sus páginas”. Hoy, en ese mismo periódico hay un suelto de Joaquín Carbonell elogiando el recuerdo de Félix Romeo. Pues bien, Carbonell señala entre otras cosas que “se nos va muriendo gente muy importante para nosotros, y además lo destacan en el resto de España. Félix era muy importante comparado con tantos esgarramantas como colman pantallas y letras. Es de justicia que lo reconozcan. Incluso toda una ministra de Cultura que ha escrito un artículo brillante y emotivo. Aquí somos más medianos. Nuestros jefes culturales no lo conocían, han soltado una ristra de tópicos que hubiera también cabreado al propio Félix. Qué mediocridad”. Eso es lo que hay. Ya pueden ver de qué manera se administra el dinero de todos. Es para echarse a llorar.

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