viernes, 27 de abril de 2012

Las vaquitas son ajenas

Ahora cuentan que en España no se creará empleo hasta 2014. La cifra habla por sí sola: 5.639.500 ciudadanos a verlas venir, o sea, un 24’44 de la población activa. Y ¿qué hace Rajoy? Subir impuestos, obligar a pagar parte de las medicinas a los jubilados y llegar a ser por méritos propios el ridículo rapavelas de Merkel. El hombre que decía tener la solución a nuestros males en sus manos y que, para cambiar el rumbo de las cosas, sólo era necesario que desapareciese de la escena política Rodríguez Zapatero, está demostrando ser, a pocos meses de su investidura, el hazmerreír de sus colegas europeos. Como dice Arturo González respecto a los políticos, “creíamos que ya no estaban en política para forrarse, como dijo aquél, [aquél es Zaplana, ahora enchufado en Telefónica] pero vemos sin asombro que el exministro Acebes cobra de Iberdrola, al tiempo que nos suben la electricidad, o que la exvicepresidenta Salgado trinque también ahora de Abertis, la gestora de autopistas, además de Endesa y sin dejar de percibir el muy jugoso 80% de su sueldo de ex, y todo ello mientras en Barcelona, por ejemplo, se presentan más de mil aspirantes para conseguir unos de los 150 empleos que ofrece un centro comercial, debiendo tener conocimientos de venta y saber inglés o francés, y como mérito puntuable ruso, chino, japonés o árabe por un salario mísero. La gente lo ve con normalidad. (…) Nos tienen encerrados en el campo de concentración de la realidad de España”. Uno, aunque es de natural tranquilo, ya empieza a estar hasta los mismísimos huevos de tanto borboneo pasota (“me he equivocado y no volverá a ocurrir”) y de ese iluminado reformista con hechuras de cobrador del frac, incapaz de dejar las cosas como estaban antes de que éste llegase al poder mintiendo y metiendo miedo, es decir, sin que las cosas empeoren todos los viernes, después de cada Consejo de Ministros.

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