lunes, 28 de mayo de 2012

Tobogán de desahuciados



Dice una noticia de prensa que “los niños comen mejor gracias a sus abuelos”. Hombre, teniendo en cuenta que en este país ya existe la friolera de 700.000 parados de larga duración que no cobran ningún tipo de seguro de desempleo ni de pensión asistencial la cosa está clara. No es que los nietos coman mejor en casa de los abuelos. Lo que sucede es que si los abuelos no existieran, los nietos y los padres de éstos buscarían hierba por los ribazos para echarla a la cazuela. El Gobierno, en su cúmulo habitual de desaciertos y palos de ciego históricos, ha preferido salir en ayuda de Bankia con una cuantía desembolsada de todavía no sabemos cuánto (al desconocer su verdadero agujero financiero, y que ya veremos lo que cuenta José Ignacio Goirigolzarri el día de san Pedro a los accionista en la junta general), que mejorar el nivel de vida de los ciudadanos. Se ha arruinado un pueblo a costa de unos gángsteres y ya existen casos dramáticos de familias enteras que se han quedado sin vivienda, que moran apretados en casa de los abuelos del modo que Dios les dio a entender, es decir, con la exigua pensión de jubilación de un pobre anciano. Se han previsto recortes en Sanidad y en Educación en los Presupuestos Generales del Estado por dar prioridad absoluta al rescate de una entidad bancaria fallida, cuyas acciones pueden descender a 0’30 euros en poco tiempo. Pero Rajoy, que inexplicablemente entiende que “no hay culpables en Bankia”, ya ha manifestado que rechaza una comisión de investigación parlamentaria sobre esa entidad. Por otro lado, Gorigolzarri, cuya misión no consiste en buscar esos “culpables”, entiende que las ayudas a Bankia no son tales, sino capital. Sí, naturalmente. Ese “banco malo”, que hoy ha llegado a registrar caídas en Bolsa de un 30 %, se convierte en estatal y, por tanto, los 500 euros por ciudadano que (de momento) cuesta la operación financiera nos los comeremos con patatas. Nadie sabe cómo se ha pasado de 4.500 millones a 23.000. Mejor dicho, nadie sabe nada. Hoy leo en “Cinco Días” que “la Fiscalía General del Estado ha trasladado a la Fiscalía Anticorrupción una denuncia presentada contra el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y su antecesor en el cargo, Jaime Caruana, así como contra los directivos de las cajas intervenidas, por no frenar el riesgo que acumulaba el sector financiero con su exposición al ladrillo. ¡A buenas horas, mangas verdes! Pero -sigue contando “Cinco Días”- la  Asociación de Inspectores del Banco de España, con fecha 25 de mayo de 2006, ya advertía al entonces ministro de Economía, Pedro Solbes, de la existencia de ‘motivos suficientes para la preocupación’ por la exposición de los bancos al sector inmobiliario y el riesgo de que los errores acabaran siendo transferidos a la sociedad en conjunto”. Como así está sucediendo ahora. Unos bancos, que en su conjunto valen menos de lo que valía el Banco Santander hace un año, no dan créditos a las pymes por su necesidad de tener que provisionar por culpa del ladrillo; otros, como es el caso de Bankia, todavía no sabemos dónde tiene su verdadero fondo. De momento, la  prima de riesgo (que mide nuestra solvencia en el exterior) ha cerrado hoy en 511 puntos. Mal asunto.

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