miércoles, 11 de julio de 2012

Despropósito



Vamos a ver: una cosa es el subsidio de paro de los parados sin pensiones contributivas y otra muy distinta meter la tijera en el derecho al paro de aquellos trabajadores que han “apoquiñado” a las “contingencias para desempleo y formación profesional” que figuran en la nómina de todos los trabajadores con derecho pensiones contributivas, llegado el caso, durante su periodo activo. Ello viene a cuento con los últimos ajustes del Gobierno, donde, entre otras cosas, sube el IVA, quita una paga extra a los funcionarios, suprime la deducción por vivienda, modifica de la Ley de Dependencia, etcétera. La prensa, que curiosamente confunde “subsidio” con “derecho a prestación”, señala que “Rajoy baja el subsidio de paro”. No. Rajoy lo que anuncia hoy es algo peor, o sea, un cambio en las prestaciones por desempleo, pero sólo para los nuevos perceptores. No se modificará el plazo máximo de 24 meses y se mantendrá el nivel de la prestación en los primeros seis meses. A partir del sexto mes, la prestación será del 50% de la base y no del 60% como hasta ahora. A mi entender, ese cambio en las prestaciones por desempleo se me antoja  como el “timo de la estampita”. Dicho de otra manera, las cantidades que un trabajador percibe desde el momento de encontrarse en paro, son la consecuencia directa de ese “recargo” que cada trabajador en activo sufre en su nómina y que unos se ven obligados a recibirlas y otros, por no haberse encontrado en situación de cese en la empresa, jamás utilizan. Es decir, es el trabajador quien paga de su bolsillo  el desempleo y no es de ninguna de las maneras, como algunos mal informados entienden, una dádiva generosa del Estado. Por tanto, Rajoy estaría en su derecho de reducir o suprimir las pensiones no contributivas, esas cantidades que reciben por obra y gracia del Gobierno ciertos individuos que no han dado un palo al agua en su vida, o desde hace muchos años pero que tienen familia a cargo. Pero reducir las prestaciones por desempleo, como ahora se pretende, de los trabajadores por cuenta ajena que han tenido la desgracia de verse abocados a las filas del INEM, en la mayoría de los casos por causas ajenas a su voluntad, es un auténtico despropósito del Gobierno que merece el mayor de mis desprecios.

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