martes, 17 de julio de 2012

Modesto Lobón




El consejero de Agricultura de la Comunidad de Aragón, Modesto Lobón, ya ha anunciado que se va a destinar una partida de 64 millones de euros en la modernización de regadíos y en la concentración parcelaria. Eso me recuerda aquella primera disposición sobre concentración parcelaria llevada acabo por el entonces ministro de Agricultura Rafael Cavestany de Anduaga, allá por 1952. Modesto Lobón, uno de los artífices del pacto de gobernabilidad de Aragón con la coalición PP – PAR en 2011, que cultiva la faceta de escritor y tiene tres libros publicados, pretende ahora desenterrar viejos planes de la dictadura franquista para la gente del campo. Ya saben cómo  funciona la cosa: se lanzan planes de regadíos, se propone la concentración parcelaria, se construyen nuevos pueblos de colonización con nombres sonoros, al estilo de Bardenas del Caudillo, Valsalada, Pinsoro, Ontinar de Salz, El Bayo, Santa Anastasia, Sodeto, etcétera; se fabrican casas bajitas y una iglesia, se envían a esos lugares nuevos colonos, a ser posible con familias numerosas y afectos a la Derecha, se hacen plantaciones corta-vientos de cuatro filas de chopos plantadas al tresbolillo y se crea de inmediato una Caja Rural para el manejo de sus posibles beneficios. En Aragón, durante el franquismo, se fundaron más de 30 pueblos y se construyeron 4.000 viviendas entre los años 50 y 60. Ese proceso, contemplado en la Doctrina del Movimiento, se produjo en toda España, pero especialmente en Aragón, en Extremadura y en Andalucía. En suma, se pretende ahora retomar las reivindicaciones históricas de la política hidráulica de Joaquín Costa y de Francisco de los Ríos de 1913. Los políticos que gobiernan Aragón, por lo visto, pretenden aumentar el número de pueblos ya existente, cuando lo que interesaría  en esta época de recesión sería agrupar núcleos rurales de pequeña entidad  por ver de reducir costes. Pero nada de eso. Primero, para dar capricho a José Ángel Biel (socio político del PAR coaligado con el PSOE de Marcelino Iglesias)  se troceó Aragón en comarcas, de acuerdo con el decreto legislativo 1/2006, de 27 de diciembre, del Gobierno de Aragón, por el que se aprobaba el texto refundido de la Ley de Comarcalización de Aragón.  Colocar con sueldos considerables a “gente de la cuerda” en las correspondientes oficinas comarcales es hoy a todas luces un gasto difícil de asumir por la Comunidad. Y ahora Lobón, como si el dinero cayese del cielo, pretende destinar nada menos que 64 millones de euros a regadíos no sabemos dónde y a la concentración parcelaria de no sabemos qué comarcas. Le sugiero que, de paso, vuelva a poner en todos los pueblos aragoneses los “teleclubs”, para concentrar a los ciudadanos de las aldeas a la hora del telediario de la Primera Cadena, con el giro sesgado que están tomando las noticias desde los recientes cambios en RTVE, donde vuelven a reponer los programas de Félix Rodríguez de la Fuente y hasta “Curro Jiménez”. Con un poco de suerte volverán “La mansión de los Plaf”, “Verano Azul” y “El alma se serena”. En fín, esperemos que a Lobón le salgan las cosas bien y sus planes de regadíos sean mejores que los de Badajoz y produzcan magníficas cosechas. Pero también habré de recordarle, tanto a Luisa Fernanda Rudi como a este nostálgico consejero, lo que sucedió en el pueblo de colonización de Puilato, en Zaragoza, que vio hundirse su suelo por la aparición de una falla, motivada por la irrigación de las zonas circundantes.

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