jueves, 16 de agosto de 2012

Un mantón de la China-na



Se canta en el cuadro tercero de  la zarzuela “La verbena de la Paloma”, o “El boticario y las chulapas y los celos mal reprimidos”, que así se subtitula la obrita en un acto y tres cuadros a la que Tomás  Bretón puso música en  diecinueve días: Por ser la Virgen de la Paloma, / un mantón de la China-na, / China-na, te voy a regalar”. Se cuenta que en Ramales de la Victoria, muy cerca de Lanestosa, el pueblo natal de mi abuelo,  se celebra cada año la fiesta de “La Verbena del Mantón”  recordando un día de mayo de 1839  en el que los carlistas de Maroto dejaron olvidado un baúl lleno de mantones de Manila en su retirada durante la batalla de Guadalmino y que las tropas de Espartero aprovecharon para repartir a todas las mozas del pueblo para celebrar la victoria. Ayer, como todos los años, desde 1923, los bomberos de Madrid descolgaban con la ceremonia acostumbrada el cuadro de la Virgen de la Paloma. Y allí estaba la alcaldesa Botella, a la que los bomberos no le regalaron precisamente un mantón de la China-na, sino una sarta de pitos y abucheos. En unas declaraciones posteriores, Botella señaló que “si la gente supiera lo que ganan los bomberos, a los que todos apoyamos y entendemos, quizá no entenderían estas protestas”. La que, por lo visto, no entendía nada era Botella. Los bomberos no se quejaban por sus sueldos, sino por las pésimas condiciones de trabajo. Como manda la tradición, tras la misa, Botella y su séquito entraron en un bar para saborear unas cervezas y unos caracoles picantes. En la calle arreciaban los abucheos. Eran como unos Romeros de la Puebla cabreados y gritones: “Sus caracoles,/ pregonaba la niña,/ sus caracoles,/ y la gente decía:/ olé con ole”.

No hay comentarios: