viernes, 7 de septiembre de 2012

Historias de la Historia




Pido perdón a Carlos Fisas, (q.e.p.d.) por haber tomado un título para mi “post” que sólo a él le pertenece. Fisas se fijaba en lo chico, en esas anécdotas que no se cuentan en los libros de historia escritos con rigor. Él las desmenuzaba y sazonaba al gusto de todos, incluso de aquellos que sienten aversión a la lectura. Un ejemplo: “Un criado del duque del Infantado sirviendo a la mesa vertió la salsa en el mantel. “Lo que es eso -dijo el duque- también lo sé hacer yo”. “Pues ¡vaya gracia! -contestó el criado-, porque me lo ha visto hacer a mí”. Algo parecido hizo Natalio Rivas con su “anecdotario”. Es importante que la labor de investigación de los historiadores se detenga en las minucias, ya que tirando del hilo de lo nimio se suele dar con el ovillo, que es lo que de verdad interesa a los expertos. Ello viene a cuento con algo que parece rozar el esperpento. Resulta que el canal Historia, de Canal +, ha descubierto que  Daoíz, uno de los leones del Congreso, carece de escroto. Velarde, el otro león, está completo. La razón habría que habérsela preguntado a Ponciano Ponzano, que en 1866 fundió dos cañones tomados al enemigo en Wad-Ras para hacer esas esculturas en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla. Carolina Godayol, directora del programa en cuestión, cuenta que la noticia le llegó por casualidad, leyendo un blog. Godayol ha señalado en El País que “será el propio canal Historia quien correrá con todos los gastos de la construcción y reposición de la pieza”.  Uno, cuando visita ciudades, se suele parar a contemplar aquellos monumentos y estatuas que encuentra a su paso, como los leones del zaragozano Puente de Piedra, obra de Francisco Rallo, o el caballo de Espartero, en el Paseo del Espolón de Logroño, de Pablo Gibert Roig. Pero no parece normal que alguien, como en este caso, se haya dedicado a mirar por retambufa a Daoíz y a Velarde (para los castizos, Benavides y Malospelos) en la Carrera de San Jerónimo, intentando comprobar el tamaño de sus respectivos atributos sexuales. En el diseño original de Narciso Pascual Colomer para las esquinas de las escalerillas al Congreso de los Diputados iban unas farolas.  No gustaron y fueron sustituidas por unas estatuas de leones. Hecho el encargo a Ponzano sin apenas recursos económicos, éste se limitó a colocar en 1851 dos esculturas en yeso pintado al bronce. Pero al poco tiempo, por efectos de la intemperie, se deterioraron y hubo que quitarlas de su emplazamiento. Se hizo un segundo encargo a Ponzano que pareció excesivamente costoso. José Bellver Collazos hizo una oferta de menor cuantía, que fue aceptada, y diseñó dos leones pequeños en piedra. Tampoco gustaron, siendo retirados al poco tiempo ante las protestas de los madrileños. Hoy se encuentran en los jardines de Monforte, en Valencia. En un tercer intento por conseguir algo duradero, volvió a encargarse las esculturas de los leones a Ponzano, esta vez en bronce, como ya se ha dejado señalado. Se colocaron en el frontispicio definitivamente en 1872. Y ahora alguien ha descubierto que a Daoíz le falta la bolsa escrotal. Parece raro que Ponciano Ponzano se olvidase de ese detalle. Tal vez se quedó sin el bronce necesario, aunque parece raro. Los leones fueron retirados de la puerta del Congreso en 1985 para proceder a una restauración. Podría ser que se encuentre ahí la clave de esa carencia ahora descubierta por un bloguero  “voyeur”.

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