Tomo el título de una obra de
José Luis Sampedro, no sé si por asociación de ideas, que todos los años
veranea en Alhama de Aragón. De aquí, de Aragón se habla muy poco en los medios
de comunicación. Sólo si acaso, por cuestiones de climatología y cuando Rudi
expone algún proyecto que luego no cumple. No pasa nada, ya estamos
acostumbrados. Pero varias noticias sobre Aragón copan estos días las redes
sociales y la prensa local: el macabro asunto del descuartizador de Ricla; el
eccehomo de Borja, que arrasa como disfraz de Halloween; el bar Mariano y
Manolo, de Calamocha, cuya cesta de Navidad es todo un exceso fanfarrón en esta
época de crisis; el “canfranero”, que deja plantada a una pareja cinco horas en
Riglos; y la asistencia del príncipe Felipe a unas maniobras internacionales en
el campo de tiro de San Gregorio. Pero vayamos por partes. Intensas lluvias,
unas bolsas ligeramente enterradas aforan a la superficie en un descampado de
Cadrete, unos curiosos que pasean, las descubren y las abren con un palo.
Parecen restos humanos. Se da aviso a la Guardia Civil del
macabro hallazgo. Se atan cabos. Se relacionan esos restos con la desaparición
de una mujer en Ricla la pasada primavera. Posterior detención de un vecino de
esa localidad del Jalón que había sido carnicero. Interrogatorio exhaustivo del
sospechoso. La familia del presunto asesino contrata al más prestigioso abogado
de Zaragoza, Javier Notivoli. El juez encargado del caso, tras 150 preguntas
del fiscal, ordena el ingreso en prisión de Antonio Losilla Longares como
presunto responsable de la muerte de Manuela Cebrián Embid. Faltan conocerse
los resultados de las pruebas de ADN. Hasta el momento, es lo que se puede
contar. Otro asunto. Lo del eccehomo de Borja tiene su chacota. El adefesio
resultante de la manipulación del fresco de Elías García por una anciana del
pueblo, Cecilia Jiménez, que pretendía restaurarlo, ya lleva recaudados más de
14.000 euros desde el pasado 15 de
septiembre, fecha en la que comenzó a cobrarse la entrada (un euro por visita,
como las recetas en Cataluña) al Santuario de la Misericordia. Pero,
curiosamente, el Ayuntamiento está mirando la forma de que el adefesio vuelva a
la forma original. O sea, pretenden matar a la gallina de los huevos de oro.
¡Hace falta ser mentecatos! Además ahora, cuando resulta que una versión del
eccehomo de Borja ha alcanzado gran
popularidad en Estados Unidos y hasta “se ha colado” en la última actualización
del videojuego Angry Birds. Sigamos. El Bar Mariano y Manolo, de Calamocha,
todos los años rifa una “cesta” de Navidad. Al estar situado en la carretera,
son muchos los camioneros que compran boletos. La “cesta” de este año supera
los 240.000 euros e incluye, entre otras
cosas, un “mini coupé”, una moto “Harley Davidson” y dos lingotes de oro. Desde
luego que Teruel existe. ¡Ya lo creo! Más cosas. Elena Ruscan y
Samuel
Gabaly, esperaban en el apeadero de Riglos la llegada del “canfranero”. Y como no
llegaba, llamaron a “Atención del viajero” de Renfe. Les dijeron que el tren
llevaba 40 minutos de retraso. Al cabo de hora y media volvieron a llamar a ese
servicio. Entonces les dijeron que el tren se había averiado y que ponían un
autobús para que fuese por las estaciones del trayecto recogiendo a los
viajeros. Por allí no aparecía ningún autobús. Vuelta a llamar a Renfe.
Respuesta der la compañía: “El autobús está completando ya su
recorrido y deben ser ustedes (por ellos) los que busquen un medio de
transporte alternativo para regresar a Huesca”. Eran ya las diez de la noche y
hacía un frío que pelaba. Tuvieron que ponerse en contacto con la Guardia Civil, que
mediaron y consiguieron que llegara un taxi desde Ayerbe. Terminaron la
“aventura” pasada la medianoche. Para llorar. Ya sólo me queda comentar la
asistencia del príncipe Felipe a unas maniobras internacionales de
desactivación de explosivos en Zaragoza. Se ha simulado la existencia de un
artefacto en la parte exterior de una base española en Afganistán y el ataque
de un terrorista suicida mientras las unidades se encontraban trabajando en la
desactivación de ese primer explosivo. O sea, la típica batallita entre buenos
y malos. Sería más práctico de Felipe de Borbón marchase una temporada a
Afganistán y comprobase “in situ” lo que allí acontece. También saldría más
barato para el bolsillo de los españoles. Y eso es todo. Me voy a tomar el
vermú, que ya es hora.
miércoles, 31 de octubre de 2012
lunes, 29 de octubre de 2012
El desierto socialista
Cuando Alfredo Pérez Rubalcaba afirma eso de “Estoy
perfectamente tranquilo con Griñán, está de mi lado”, me recuerda el salmo 23:
“El Señor es mi pastor, nada me falta. / En prados de hierba fresca me hace
reposar.” Rubalcaba piensa seguir de secretario general del PSOE hasta 2016,
que es cuando cumple su mandato. Da un respingo en el asiento cada vez que
alguien le nombra la palabra “primarias”. ”Nadie me ha hablado de eso”,
responde rotundo. Rubalcaba tiene ahora que
atravesar el peor de los desiertos
guiando a unos militantes que no saben por dónde les sopla el siroco. Da otro
respingo en el asiento cuando le nombran la palabra Chacón. “Aquí no hay otro
Chacón que don Antonio Chacón y la guitarra del maestro Habichuela. Y si a algún
compañero de partido no le suena, que busque por los mercadillos callejeros discos
de pizarra, oiga, ¡que ya vale el martirio que me están dando! Ahí están metidos
todos los sonidos negros”. Rubalcaba se crece ante la adversidad, o sea, ante
los últimos resultados de los comicios del pasado día 21 en Galicia y el País
Vasco. Rubalcaba, más galán que Mingo, continúa con el
runrún del salmo 23 cada vez que le entrevistan: “Aunque pase por el más oscuro
de los valles, / no temeré peligro alguno”.
Vamos, que en las pinturas de las catacumbas de Ferrán, a Rubalcaba se le
representa como al Buen Pastor, de pie, con vestido corto y zurrón, con una
oveja entre sus hombros y la cabeza suavemente apoyada sobre la oveja. Es una
estampa llena de ternura. Y si un militante se despista del buen camino,
enseguida acude el pastor Rubalcaba a su encuentro, le da unos toquecitos con
el cayado sobre los lomos y lo reintegra de nuevo en el camino justo. No teme a las alimañas que pueda encontrarse
en su trocha. Rubalcaba sabe que no
sobrevivirá el militante que intente escaparse por libre por el vasto desierto.
“Rubalcaba es mi pastor”, cantan los militantes sobre las dunas pese a que
ahora no abundan ni el agua ni los pastos y el sendero es árido y polvoriento. Pero no importa; los
militantes del PSOE confían en que pronto llegarán al oasis prometido y que sentados
bajo una palmera, tomando kéfir, recordarán a don Antonio Machado: “Caminante
son tus huellas/ el camino y nada más; / caminante, no hay camino, / se hace
camino al andar”.
domingo, 28 de octubre de 2012
A mayor gloria, ¿de quién?
En su blog, Iñaki Anasagasti hace
referencia a lo que él define como “los premios del señorito”, es decir, a la ceremonia en Oviedo donde cada
año se conceden los premios “Príncipe de Asturias” y que, según afirma el senador del PNV, “organizan cada año con dinero público a
mayor gloria, no de los premiados, sino de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz”.
Según Anasagasti, “todo está centrado en
sus personas. Se eligen candidatos a premiar mediáticos y conocidos, no
personas anónimas que trabajan la solidaridad sin la iluminación de los
focos…”. Es decir, si no lo he entendido mal, la costosa ceremonia anual del
Teatro Campoamor a cargo del contribuyente no es cosa diferente a una auténtica
“patochada” en la que los premiados sólo son un “subterfugio” más o menos
rimbombante de un acto fraguado en su día desde La Zarzuela para centrar el
foco y las miradas, tal y como cuenta el senador, “a mayor gloria de una
pareja que necesita ser publicitada”. Pues, hombre, si eso fuese así, que no lo sé, el asunto sería
grave por varias razones. La primera, que España no está para gastos
innecesarios ni para tirar cohetes cuando cuenta con casi seis millones de
parados. La segunda, que a los españoles se les oculta el coste total de una
ceremonia que pagan ellos; que es, por poner un ejemplo, como si al padrino que
corre con los gastos de la boda no se le invitase al banquete. Y, tercera, que
las personas premiadas no son causa de la causa y se convierten de alguna
manera no ya en protagonistas principales ni en actores de reparto, sino en meros figurantes. Anasagasti sabe lo
que dice y dice lo que piensa. Y en algo él y yo estamos de acuerdo: los
“premios del señorito” -como así él los denomina- jamás se han concedido a
ciudadano alguno que haya luchado en Asturias por la libertad o desde la mina.
O sea, verde y con asas.
viernes, 26 de octubre de 2012
Las perlas cultivadas de Rudi
La presidenta del Gobierno de
Aragón y presidenta regional del PP, Luisa Fernanda Rudi, reconoció ayer en el
Pleno de la Aljafería
que la tasa de paro en Aragón es “dramática”, pero añadió que “las políticas llevadas a cabo
por su Gobierno van por buen camino, ya que hay más jóvenes que buscan empleo y
hay menos jóvenes que deciden dejar la Comunidad”. Y se ha quedado tan fresca. Esta
señora, que va de lista por la política, confunde el culo con las témporas. En
una Comunidad donde hay cada día más jóvenes en busca de trabajo, ya me dirá la
dama de los ojos saltones y los insufribles aires de grandeza dónde demonios
encuentra una relación entre el aumento de las listas de paro y el buen camino.
En una cosa acierta: los jóvenes no dejan su región. Pero no cogen la maleta y
se largan de una puñetera vez de esta tierra dominada por caciques pueblerinos
y sansirolés de mierda por no tener adonde ir y por no disponer de perspectivas
de trabajo en ningún otro sitio. Con estos bueyes es dificultoso arar el campo.
Según datos de la EPA,
en Aragón existe una tasa de paro del 18’75 por ciento, equivalente a 123.500
personas. En este sentido, Rudi manifestó en la tribuna de oradores que el
hecho de que se haya incrementado el número de personas en busca de empleo le
parece “un buen síntoma”. ¿Acaso dispone de alternativas para esta tragedia? Y
puso la guinda al pastel añadiendo contundente: “Me quedo con eso”. Lo que se
“está quedando” es con todos los ciudadanos. ¡Hace falta tener papo! Esta señora, que el pasado viernes visitó Sádaba
de excursión, aunque aparentemente se trasladara para interesarse por las
inundaciones y los daños ocasionados a los vecinos, no se manchó ni los
zapatos, y con la “sabiduría” que le caracteriza pronunció una perla cultivada
digna de ser grabada en bronce: “Una inundación de este tipo es
difícil de prever ya que se produce cada muchos años”. Si, claro, sobre todo
cuando no se limpian las riberas ni los barrancos. La culpa de las
inundaciones, en cualquier caso, puede que sea consecuencia de la gota fría,
pero las ayudas para la reconstrucción de los pueblos devastados por las
inundaciones corresponden al Gobierno regional. Y ahí no puede Rudi ponerse de
perfil.
jueves, 25 de octubre de 2012
Una patada en el trasero de Wert
A mi entender, Javier Marías ha
sido coherente con sus principios y ha rechazado el Premio Nacional de
Narrativa. Le parece fatal que en los Presupuestos para 2013 no se haya
estipulado ni un solo euro para bibliotecas por parte del Ministerio de
Cultura. Wert, una vez más, se ha cubierto de mierda. Pero, además, Marías tiene
varias espinas clavadas. La más honda de todas ellas, la que le produce más
dolor, viene de lejos y hace referencia al trato recibido por el régimen de
Franco en la persona de su padre, el gran filósofo Julián Marías, discípulo de
Ortega y de Zubiri, al que jamás le reconoció el Estado con algún merecimiento
de importancia pese a la gran cantidad de ensayos por publicados, si exceptuamos el Premio Príncipe
de Asturias de Comunicación y Humanidades, que se le otorgó en 1996 aunque
compartiéndolo con Indro Montanelli. Julián Marías, su padre, estuvo dotado de
una excelente inteligencia y de una enorme dignidad como persona. Jamás medró. Es más, no impartió clases en la Universidad por no
tener que jurar los Principios Fundamentales del Movimiento, “conditio
sine qua
non” para ejercer labores de docencia pública. No hay que olvidar
que, terminada la guerra civil, fue denunciado por alguien al que tenía por
amigo, Carlos Alonso del Real, con el vergonzoso apoyo del arqueólogo Julio
Martínez Santa-Olalla y el testimonio
patético de Darío Fernández Flórez. Esas cosas pasaban con demasiada frecuencia
en aquella España en blanco y negro. Cela, en cambio, ayudó en lo que pudo para
que Marías alcanzara la libertad después de un mes y pico de encierro. Otros
intelectuales no corrieron su misma suerte y fueron fusilados, o se pudrieron
en la cárcel. Javier Marías convocó hoy, tras rechazar el premio, dotado con 20.000
euros, una rueda de prensa en el Círculo de Bellas de Madrid. Y ahí dejó las
cosas claras. ¡Chapeau!
El príncipe y la indigente
Leído en República.com: “EL
Príncipe saluda por error a una mujer que pedía limosna”. La anécdota, nunca el
error, hace referencia a la salida del príncipe de Asturias de la iglesia de
San Francisco de Borja adonde había acudido para asistir al funeral de Iñigo de
Arteaga, marqués de Távara e hijo del duque del Infantado, que se había
estrellado con una avioneta días antes
junto a Gonzalo Lapique y
África Lacalle. Pues bien, como sucede en estos casos, había varias personas curiosas esperando su salida
del templo para verle y saludarle. Y
entre ellas, una indigente rumana que pedía limosna a la puerta. Al pasar el príncipe cerca de ella, ésta alargó
la mano en espera de recibir una limosna. Pero el príncipe, pensando que le
saludaba, se limitó a estrecharle la mano y “le dio un fuerte apretón” antes de
proseguir caminando. Enseguida han aparecido determinados comentarios de muy mal
gusto relacionados con su cuñado Iñaki Urdangarín. La cosa, como digo, no pasa
de ser una anécdota sin importancia que
algún día se contará en las biografías que se editen sobre el futuro Felipe VI.
Lo que me preocupa es que el príncipe de Asturias no sepa distinguir entre un
ciudadano corriente y una indigente astrosa. Posiblemente no ha sido educado
para detectar a primera vista los diversos niveles de empobrecimiento que
existen en el país donde él aspira a reinar. Eso sí me parece grave.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Un museo para no visitar
Por fin las infantas Elena y
Cristina has sido “distanciadas” de los reyes y de los príncipes en el Museo de
Cera de Madrid. Los responsables de ese Museo del Horror primero quitaron a
Jaime de Marichalar, el día en el que lo trasladaron en carretilla al callejón
de la Plaza de
Toros de Las Ventas de forma infame, como si fuera un alguacilillo que
estuviese pendiente de la decisión del presidente para sacar el pañuelo y
conceder la oreja, o el mozo de espadas del torero en plena lidia. Más tarde le
ha llegado el turno a Iñaki Urdangarín, que no lo han trasladado al coso
taurino sino al desolladero para ser
transformado en cirios pascuales. Y ahora les toca a las infantas, a las
que se les ha dejado en la sala real, pero entrando, a la derecha, como si
fuesen sopranos esperando alternativa para cantar a dos voces el “El adiós de
Elsa” acompañadas por la Berliner Philharmonie, justo frente a un Rajoy en
pleno uso de la palabra en la tribuna de oradores intentando argumentar unos recortes
injustificables. Ya sólo quedan el rey, el príncipe, ambos de chaqué, y sus
respectivas consortes, de traje largo. A este paso no sé qué va a pasar. Si les
digo la verdad, a mí el Museo de Cera me parece una astracanada. Ver a Jarabo
agarrotado o a Manuel García Cuesta, El Espartero, cogido por el ojo del toro
“Perdigón” cuando se disponía a entrar a matar al volapié me producen consternación.
Visitar el Museo de Cera de Madrid se me antoja como poner el pie en la Isla del Negro, en la famosa novela de Agatha Christie. En
aquella isla, los personajes iban siendo eliminados de acuerdo con cada una de
las estrofas de una antigua canción infantil llamada “Diez Negritos”. No
recomiendo su visita. ¿Quién desea ver modelados en cera a Cleopatra, a
Fernando VII o al polémico Vargas Llosa? Lo único bueno que tienen los
protagonistas es que no se mueven, que es lo menos que se les puede pedir a
unas estatuas.
Cosas de la "telemierda"
La presentadora de un programa
matinal de Televisión Española, María
Dolores Montero Abárzuza, se tuvo que disculpar de los telespectadores por
haberse preguntado si los órganos trasplantados a otra persona tienen
alma. Esta presentadora, al parecer,
“tiene sus dudas”. El asunto estaba relacionado con la posible donación de
órganos del asesino confeso de El Salobral, Juan Carlos Alfaro. Y sorprendentemente
añadió: “He sentido tranquilidad al saber que los órganos de este hombre
no van a dar vida a nadie, sinceramente”. Pero ya la rematadera fue cuando dijo
que “yo no querría esos órganos”. Mariló Montero, como así se la conoce en el
mundillo de la “telemierda”, procuró dejar a los televidentes “mucho más
tranquilos” cuando dejó claro que la
relación entre los órganos trasplantados y la posible inclusión del alma del
difunto en la persona que los recibe “no está demostrado científicamente”. El alma, por si lo desconoce la señora
Montero, es el componente espiritual de los seres vivos. Y gracias al alma, el
ser humano dispone de instintos, sentimientos, emociones, pensamientos y
decisiones libres. Por otro lado, de haber recibido un enfermo en lista de
espera uno o varios órganos del señor Alfaro, cosa que por razones que
desconozco no ha sucedido así, hubiera supuesto para el receptor una
indiscutible mejora en su futura calidad de vida. Decía la señora Montero que
ella no querría recibir esos órganos. ¡Que casualidad!, eso mismo dicen los
gitanos. Pero la señora Montero lo dice con la boca pequeña porque no necesita un trasplante, cosa de la que me
alegro. En España las donaciones, salvo que procedan de familiares vivos, son
de personas anónimas fallecidas, es decir, inanimadas, y el receptor o
receptores de alguno de los órganos injertados en su quebrantado cuerpo jamás
sabrán la procedencia. Aunque parezca una paradoja, hasta un asesino tiene poder para salvar
vidas después de muerto. La señora Montero aprovechó para decir que ella era
donante. Pues muy bien, que Dios se lo pague. En el mundillo de la “telemierda”
estatal todo es posible. Lo malo es que a determinados presentadores
impresentables, donde incluyo a la señora Montero, les pagan, y mucho, por
decir sandeces con cargo al contribuyente. Y lo peor es que determinados sujetos,
donde incluyo a Alfonso García, ocupen puestos de responsabilidad en la
dirección de programas.
martes, 23 de octubre de 2012
Sarna gallega con gusto, no pica
La mayoría absoluta del PP en
Galicia pone de manifiesto que los gallegos están satisfechos con la política
de Alberto Núñez Feijóo en esa comunidad. Algo parecido sucedió en los tiempos
de Fraga. El que fuese director general de Correos en la época de Aznar ya se
ve como sustituto de un Rajoy tan desgastado como si le hubieran pasado de
cuerpo entero por la piedra de esmerilar. Los funcionarios están cabreados y la
clase media, en general, a punto de tener que ir a comer el bodrio, o sea, esa
sopa que se daba a los pobres en los conventos. Por si ello fuera poco, ahora
resulta que, según leo en El País, “los empleados públicos que cotizan por
clases pasivas verán minoradas sus nóminas un 3,6% por la cotización a la Seguridad Social
de la paga extra de Navidad como si la hubieran cobrado”, es decir, “la
práctica totalidad de los empleados de la Administración General
del Estado, del Ejército, de la
Justicia o de la Agencia Tributaria,
que suponen alrededor de 900.000 personas”. Eso significa que en diciembre
cobrarán menos que en noviembre por esa doble imposición. Y para más inri,
sigue contando ese periódico, “la
cotización de diciembre de 2012 no va a tener reflejo en la futura pensión de
jubilación de estos funcionarios”. Queda claro que a los funcionarios en
general, incluidos los funcionarios gallegos que acaban de aprobar la política
del PP el pasado día 18, les ha mirado el tuerto. La Ley de Clases Pasivas del
Estado (artículo 23) obliga a los trabajadores públicos a cotizar por catorce
pagas. Como se cuenta en el Cantar del Mío Cid, a propósito de cuando Alfonso
VI propuso a Rodrigo Díaz de Vivar la conquista de Cuenca, éste le dijo al
monarca: “Muchos males han venido por los reyes que se ausentan...”, a lo que
el rey Alfonso le replicó: “Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras”.
Bueno, vale, ya sabemos que Cervantes no dijo nada parecido en el Quijote
aunque los ciudadanos que no han leído el libro ni por el forro así lo entiendan.
Una mentira mil veces repetida… Por cierto, ¿dónde están Rubalcaba y su combo?
Para mí que se los ha tragado la tierra. ¡Vaya silencio mudo!, y perdonen el
pleonasmo.
lunes, 22 de octubre de 2012
Siento vergüenza ajena
Leído en la puerta de acceso a la Tesorería General
de la Seguridad Social
(Zaragoza, Avenida de San Juan de la
Peña, 2). Textualmente:
VIERNES NEGRO
LOS EMPLEADOS DE ESTA OFICINA, SIGUIENDO UNA LÍNEA DE
PROTESTA QUE ALCANZA A TODOS LOS ASPECTOS DE LA ADMINISTRACIÓN,
CENTRAL, AUTONÓMICA Y LOCAL, Y QUE ES SEGUIDA MASIVAMENTE A NIVEL NACIONAL, LOS
VIERNES, DE 12 A
12:30, NOS SITUAREMOS EN LA
PUERTA DE LA OFICINA PARA CAGARNOS
EN LA PUTA MADRE
DEL GOBIERNO PARA PROTESTAR CONTRA LAS MEDIDAS PARA HUNDIR LA FUNCIÓN PÚBLICA DE
AUSTERIDAD DEL GOBIERNO QUE NOS ENCAMINAN A UNA SITUACIÓN DE ABANDONO DEL
CIUDADANO A SU SUERTE POR EL PROGRESIVO DESMANTELAMIENTO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA.
DISCULPEN
LAS MOLESTIAS
(En el texto original letra Arial, cuerpo 16.- Falta el punto
y final).
(Arriba, a la
izquierda, hay un lazo negro).
Sin ánimo de entrar en la
cuestión sobre el supuesto “mal rollito” que existe en el funcionariado
español, me parecen desacertados los términos utilizados en el escrito que se ha
colocado a la entrada de ese Organismo Público. Doy por hecho que ese tiempo de
brazos caídos de cada viernes, al margen de los problemas que sin duda alguna
ocasionará a los ciudadanos que pretenden llevar a cabo sus particulares
gestiones, les será descontado de sus
correspondientes nóminas. Una cosa es la huelga, llegado el caso, que me parece
legítima por ser un derecho de los trabajadores, y otra muy distinta hacer dejación de funciones con cargo al Estado.
Esto último nunca debe ser tolerado por los ciudadanos que se acercan al
mostrador para ser atendidos, que pagan sus
impuestos y que, haciendo un esfuerzo considerable en esta época de
vacas flacas, mantienen las nóminas de dichos funcionarios. La Tesorería General
de la Seguridad Social,
a mi entender, sólo se puede llegar a desmantelar cuando la falta de trabajo
cierra empresas o no crea autónomos; cuando los funcionarios públicos no son
capaces de detectar anomalías en la contratación de trabajadores por cuenta
ajena; y, cómo no, cuando los funcionarios no cumplen con las misiones
encomendadas. Podría añadir que gran parte de los burócratas de esa determinada
oficina zaragozana se pasan la mañana saliendo a la calle a fumar, a tomar café
en el bar de enfrente y, en algún caso, hasta saliendo de la oficina para hacer
la compra en el supermercado. ¿Es o no es vergonzoso? No me lo ha dicho nadie.
Lo veo yo, que vivo enfrente. Conque menos humos, mayor rendimiento en el
trabajo y más responsabilidad en el cometido de cada una de las funciones.
domingo, 21 de octubre de 2012
Lo que no deseo WERT
Meterme en el ordenador está
resultando para mí de un sufrimiento indescriptible. El problema no está en la
pantalla sino en el teclado. Cada vez que pienso sobre qué escribir, me
concentro en las teclas y siempre aparece la palabra WERT arriba, a la
izquierda, después de la “cu”. Al principio suponía que la falta de sueño me
hacía ver lo que no era. Pero no, nunca aparecía Gutiérrez, García o
Domínguez. Siempre la palabra WERT. Es
como una sopa de letras en la que no descubro nuevas palabras ni leídas a la
inversa ni al cruzado ni de arriba a abajo… Sólo la palabra WERT. Parece un mal
sueño. El actual ministro de Educación, Cultura y Deporte, pretende “españolizar” a los niños catalanes;
le parece excelente que exista separación de niños por sexo en los colegios
subvencionados del Opus; entiende que “la fuga de cerebros españoles no es
mala”; ha subido las tasas
universitarias de forma brutal a una clase media cada día más empobrecida; se está cargando la enseñanza pública en beneficio
de la privada, obliga a trabajar más horas lectivas a los docentes a cambio de
un menor sueldo; volvió a subvencionar
el "Diccionario biográfico español" de la RAH con 193.000 euros, pese al
subjetivo concepto de Luis Suárez Fernández a la hora de tratar la figura de
Franco y la represión de aquel régimen; sustituyó Educación para la Ciudadanía por
Educación Cívica y Constitucional “obligado” por la Conferencia Episcopal
para evitar, según decía, el “adoctrinamiento ideológico”; subió el IVA para material de trabajo escolar
al 21%, etcétera. El actual ministro de Educación, digo, que se me antojaba
como un tertuliano moderado antes de ser nombrado ministro, se ha convertido en
un saco de sorpresas, socarrón, cínico y, lo que es peor, de escasa utilidad
pública. Y ver su primer apellido en el teclado de mi ordenador me produce
destemple, ansiedad y hasta el deseo irrefrenable de que le unten en el ojo
ciego con una guindilla.
viernes, 19 de octubre de 2012
Tiempo lluvioso
El administrador de mi comunidad
de vecinos acaba de mandarme un comunicado avisándome de que “se va a proceder
al arreglo de las albardillas del peto de la cubierta”, y ruega la máxima
colaboración vecinal. Me pilla fuera de juego. No tengo ni idea de lo que me
cuenta. El administrador de fincas, que tiene aspecto de saberse de carrerilla
el libro gordo de Petete, se expresa como un libro abierto por la “addenda et corrigenda” del conjunto de las notas al pie. En realidad
no sé qué es lo que se pretende arreglar. Busco en el diccionario por salir de dudas.
En Arquitectura, las albardillas hacen referencia a los remates inclinados de
un muro para desviar el agua y evitar que ésta resbale por los paramentos.
También llamada hilada de coronación. Después escudriño sobre la palabra
paramento: “Cada una de las caras de todo elemento constructivo vertical”.
Bueno, vale, pero ¿en qué debo yo colaborar? Todo lo que podría hacer, llegado
el caso, sería encomendarme a san Trifón, experto en domeñar basiliscos, para
que no lloviese mientras los operarios subsanan las albardillas del peto sin
que el agua se deslice por los paramentos. En otra cosa no puedo auxiliar,
salvo que me coloquen un arnés y me alcen con una cuerda y una garrucha hasta
el tejado a fin de que sujete no sabemos qué canalera. Vivo en una región donde
no llueve casi nunca. Bueno, ayer casi se ahogan los vecinos de Sádaba por el
desbordamiento del río Riguel, pero no
es normal que sucedan esas cosas en las
Cinco Villas. Cuando se desatan las fuerzas de la naturaleza en forma de
inundaciones, las albardillas del peto de las cubiertas de las casas sirven lo
mismo que el “salvarsán” para el alivio de las tercianas. El único remedio, si
acaso, sería abordar la barca de Noé. De todas formas, es curioso que el
administrador de fincas que me ha tocado en suerte se acuerde de santa Bárbara
cuando truena y, también, de proceder al arreglo de albardillas del peto de la
cubierta cuando el hombre del tiempo avisa de que va a llover más que cuando
enterraron a Bigote, o sea, a Fermín Salvochea Alvarez, que estiró la pata el
27 de septiembre de 1907 tras romperse
la espalda al caerse de la mesa donde dormía. Invito a mis lectores a
que lean un artículo de Sancho Dávila, titulado “Bigote”, publicado en ABC de
Sevilla el 20 de noviembre de 1969. Bucear en las hemerotecas, como proceder al
arreglo de albardillas para el correcto desvío del agua de lluvia, son labores
harto dificultosas aunque necesarias. En las hemerotecas reside la cultura y en
el agua de lluvia, toda la melancolía.
jueves, 18 de octubre de 2012
Sylvia Kristel que estás en los cielos
Los españoles que ya estamos en
edad de tomarnos la vida con tranquilidad cuando nos dejan, nos hemos quedado
un poco huérfanos con la muerte de
Sylvia Kristel, la actriz holandesa de “Emmanuelle”, con una banda sonora magnífica
y la recordada escena en el “Mile High Club”, en la que se mostraba
a una bailarina insertándose un
cigarrillo en la vagina. En aquel tardofranquismo donde en este país todo
estaba impregnado de alcanfor, sacristía, atraso y alienación política, los
españoles se hacían cruces sobre adónde
estamos llegando. Eran los años del “desarrollismo”, de la erección de
chabolas en vertical en barrizales periféricos de grandes ciudades y de
pluriempleos que no dejaban tiempo libre ni para pensar. Y en aquel ambiente de
miseria disfrazada, para poder ver cine erótico resultaba necesario fletar
autobuses y atravesar los Pirineos con nocturnidad y alevosía, jugándonos el
tipo por carreteras infames; y para abortar, la mujer que podía permitírselo, debía
volar a Londres. Luis García Berlanga, director de cine y editor de “La sonrisa
vertical”, resumió en dos trazos su posición sobre el erotismo y la
pornografía: “Yo, cuando me siento demagogo, digo que erotismo es cuando lo
hacen los ricos y pornografía cuando lo hacen los pobres”. Su película “Tamaño
natural” (1974) resultó ser una terrible historia de soledad que se tuvo que rodar en Francia. Por estos pagos de Frascuelo
y de María nadie “en su sano juicio” podía
entender el amor que sentía Michel, un afamado dentista, hacia una muñeca
hinchable réplica de una mujer real y que, en un momento dado, loco de celos por una supuesta infidelidad de la
muñeca, terminaba poniendo fin a su vida despeñándose con su coche junto a la
“dama infiel”. Anda, guapo, explícale esas cosas al censor de turno, al
cursillista de Cristiandad que mea en arco, a ese vecino de escalera, militar
en la reserva, que se pasa el día elogiando a su cornuda esposa en las charlas
cuaresmales, o al obispo de La Seo
de Urgel que también es copríncipe de Andorra. Aquel ramillete de meapilas
carpetovetónicos daban por hecho que la mantequilla utilizada en “El último
tango en París” por Paul en el cuerpo de Jeanne eran los santos oleos
administrados sin conocer muy bien la técnica canónica. En el cine ya se sabe:
si el director no se documenta, suelen fallar el atrezzo y los efectos
especiales.
miércoles, 17 de octubre de 2012
La piel de los codos
Se venden los restos del Titanic,
pese a que el pecio está ahora protegido por la Convención de la UNESCO. Pero, a pesar de ello,
todavía existen seres raros interesados en conservar un plato de loza, un
tenedor de plata o una briqueta de carbón. Los restos de un naufragio evocan
sensaciones difíciles de definir. El pillaje existe hasta en el fondo de los
mares. El mundo acabará enlatando toda su decadencia. Las tragedias humanas
deberían ser tratadas con respeto. Para escucharlas, sólo es necesario acercar
una caracola al oído. Se ausculta un rumor apagado como de otros mares, o de
otros veraneos que ya sólo quedan en el recuerdo, y en unas fotografías en
blanco y negro que se guardan dentro de una caja de hojalata y que sacamos del cajón
cuando añadimos otras, y así. Un paisaje robado no desaparece de nuestra vida
hasta que decidimos hacer limpieza de estanterías y resolvemos tirar a la
basura recuerdos de nuestra juventud, perdida para siempre. Escribía José Luis
Alvite en un artículo que tituló “Algo que leer” (La Razón, 30.10.11) que “si te
miras detenidamente en el espejo, te darás cuenta de que tu belleza es, ahora,
más blanda y arrugada. Es cierto, pero piensa que lo que ocurre no es otra cosa
que el hecho irremediable de que se te ha subido a los ojos la piel de los
codos”.
martes, 16 de octubre de 2012
El meridiano de Wert
Ayer se falló en Barcelona el
Premio Planeta. En la cena, en medio Lara, el ministro Wert a un lado y el
honorable Mas al otro. Como en la “La canción del pirata”: Asia a un lado, / al
otro Europa, / y allá a su frente Estambul. Lara, sabedor de que la fiesta y el premio rebasan el millón de euros, lo que
desea es vender muchos ejemplares, por supuesto desde Barcelona, que aún forma
parte de España. Wert, mientras, haciendo labor de zapa, o sea, intentando
españolizar todo lo que se movía como si fuese el Manolo Escobar de la Cultura y de los grandes
expresos europeos; y Mas, sin dirigirle la palabra durante toda la cena al
ministro por temor a ser adoctrinado en la fe de Torquemada, con la Enciclopedia Álvarez
en una la mano y el crucifijo en la otra, o con “Luiso” y esas cosas tan lindas
sobre el barco de Doncel, es decir, el mercante “María”, matrícula de Bilbao.
Pero Artur Mas, que sabe más que los ratones “coloraos”, tomaba un sorbo de
agua mirando al horizonte apretado de una sala preñada de culturetas frustrados
y triperos mientras parecía pensar: “Navega, velero mío, / sin temor / que ni
enemigo navío, / ni tormenta, ni bonanza, / tu rumbo a torcer alcanza, / ni a sujetar
tu valor”. Ha dicho el príncipe de Asturias que “Cataluña no es un problema” y
aboga por rebajar tensiones; y el ministro de Justicia, el oráculo Ruiz-Gallardón,
ve a España fuera del euro si Cataluña se escinde de España. Hombre, Gallardón,
y si la política de Mariano Rajoy continua como hasta ahora por el desfiladero
del disparate, también. Hay cosas chocantes, o sea, parece más sencillo sacar a
España del euro que largar a Wert fuera del
Ministerio por la esquina de corner. Un ministro que se sabe que no iba
a ser ministro sino director general del ente público RTVE. Lo que pasa es que
a Rajoy le falló a última hora el amigo valenciano y entonces fue cuando Wert
ascendió en carne mortal a los tabernáculos del Gobierno con el mismo vértigo con
el que descendió Félix Baumgartner desde la estratosfera hasta
el suelo el pasado domingo. “El meridiano al que hago referencia en el título
de mi obra es el de Greenwich, la línea que separa Madrid y Barcelona”, ha
explicado Lorenzo Silva, ganador del Planeta con “La marca del meridiano”. Vaya,
vaya…, un meridiano, el de Greenwich, que, miren ustedes por dónde, pasa por
Caspe, la ciudad del Compromiso. Wert entiende que tal meridiano es una raya carmesí
imaginaria que separa a los niños de las niñas en los colegios concertados del
Opus Dei; a los niños que usan comedor escolar de los niños de la tartera; y a
los jóvenes que harán carrera universitaria de los otros, los que irán a
formación profesional. Wert es como aquel capitán del “María”, al que no le
interesaba ni poco ni mucho la Vuelta Ciclista a España. Me recuerda a aquel
ministro de Educación y Ciencia, Julio Rodríguez Martínez, que lo fue por
equivocación, que hizo una reforma académica universitaria que igualaba el año
natural con el año académico y que en tono humorístico se denominó como año
“juliano”. Por fortuna, sólo duró un curso. Aquel disparate lo tuvo que derogar
su sucesor en el cargo, Cruz Martínez Esteruelas.
domingo, 14 de octubre de 2012
Como dos jarrones chinos
Como tengo por costumbre, no vi
por televisión la parada militar en
Madrid con motivo de la Fiesta
Nacional. Nunca me ha interesado. Dicen que fue más reducido
en militares y costes. ¡Menos mal! Pero no pude evitar ver en los informativos algo sobre el acto presidido por el rey en
Neptuno y el posterior besamanos en el Palacio de Oriente. Me llamó la atención
lo que yo entiendo como vergonzosas genuflexiones por parte de las ministras y
demás señoras presentes en sus respectivos saludos protocolarios tanto a los reyes como a los príncipes. Menos mal que
hubo una excepción: Celia Villalobos. ¡Chapeau! Por cierto, hubo muchas
ausencias: la de Luis de Guindos, que estaba en Tokio en una reunión del FMI,
estaba justificada, pero no así la de los diez presidentes autonómicos ausentes.
A mi entender, si se parte de la base de que los presidentes regionales
representan al Estado en cada una de las 17 Comunidad Autónomas, lo normal hubiera sido que el día de la Fiesta Nacional de España
hubiesen estado presentes en Madrid. La prensa de la derecha ha preferido hacer
más hincapié en la ubicación de la infanta Elena. Algunos columnistas han visto
como “muy desacertado” que a Elena de Borbón la acomodaran los responsables de protocolo de La Zarzuela a la izquierda
de Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Dónde -según esos triquismiquis- habría que haberla instalado? Ya estamos con lo que decía Felipe González
sobre el jarrón chino y los expresidentes. Vamos a ver: una cosa es la Familia Real, compuesta
por el rey, su cónyuge y sus ascendientes y descendientes directos, y otra muy
distinta la familia del rey, compuesta por sus hermanas, las infantas Pilar y
Margarita y su cónyuge Carlos Zurita. Lo que sucede en la
Casa Real es como en la Renfe, donde hubo un
desdoblamiento entre Adif y Renfe Operadora, aunque todos los trabajadores sigan siendo ferroviarios. Pues bien, aunque las infantas
Elena y Cristina forman parte de la Casa
Real por ser hijas de reyes, en los actos oficiales se ha
decidido desde La Zarzuela
poner el foco sobre un “núcleo central” formado por los reyes y los príncipes
de Asturias. Las dos infantas pasarán en los actos oficiales a ocupar un lugar
preferente entre los invitados. De hecho, la infanta Elena no estuvo anteayer
dentro de ese “núcleo central” en el besamanos del Palacio de Oriente; y, como
señaló a los periodistas acreditados, “Este momento tenía que llegar”. Y ha
llegado. Son dos infantas de España, pero también dos frágiles jarrones chinos
de importante valor (en este caso,
institucional) aunque no exentos de cierto dilema a la hora de encontrarles un
sitio ideal sin que estorben.
viernes, 12 de octubre de 2012
Saltando a la comba
Señalaba ayer Ramoneda en El País
que “hay en este país demasiada gente que se vanagloria de no poder decir lo
que querría decir porque su posición no se lo permite. Esta cultura es
contraindicada con la democracia, porque crea dirigentes sin autoestima, que
renuncian con suma facilidad a la capacidad de pensar y decidir por sí mismos,
es decir, a su dignidad. Esta actitud también es una forma de corrupción
estructural. Donde no hay políticos libres, solo hay casta mantenida”. España es
una locomotora a la que le falta vapor. La situación no mejora ni lleva trazas
de mejorar. No queda otro remedio que volver la vista sobre Ganivet. En “El
porvenir de España” nos recordaba un
pasaje del Quijote: “No por culpa mía, sino de mi caballo, estoy aquí tendido”.
Ganivet se refería a lo que les sucede a los españoles por culpa de malos
gobiernos. España es el país con mayor desigualdad de la eurozona; es decir,
los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. Ya tenemos 1’7 millones de
ciudadanos que no recibe ningún tipo de ayuda y el empobrecimiento de los
españoles ha crecido en un 18’4 por ciento. Ante este triste panorama, ¿qué
podemos hacer? ¿Saltar a la comba? ¿Preocuparnos por el futuro de las colonias
de posidonias amenazadas por las anclas
de los yates? ¿Alegrarnos porque el aeropuerto de Huesca haya recibido en todo
el mes de septiembre pasado 67 pasajeros? ¿Conocer la causa por la que Edward
Archbold se ha muerto después de ganar un concurso de comer cucarachas?... La
paradoja de que el trabajo es libre para el individuo y necesario para la
sociedad no ayuda mucho a resolver nuestro dilema. La clase media española ha
pasado en pocos años de vivir por encima de sus posibilidades a convertirse en
unos tristes ayunantes. Es la clase que más ha perdido en ese toma y daca. La
clase baja no ha perdido nada, ya que nada poseía. Y la clase privilegiada, la
que ya ni se molesta en esconderse para reírse de las desdichas ajenas, continúa
restregándose indecentemente en un merengue de ostentaciones. El poderoso es
consciente de que gobierna en la sombra sin necesidad de tener que presentarse
a unas elecciones generales cada cuatro años. Esas cosas dan por hecho que son
para la “casta mantenida”, esa partitocracia que ha estado rebañando el plato
de las cajas de ahorro; y que tiene un encargo dudosamente democrático de
controlar mediante vergonzosas listas cerradas a una ciudadanía con una casi
nula autoestima, postrada y humillada por la banca y los dueños del ladrillo,
tras haberles hecho creer que la recesión es la cosecha de sus propios excesos.
jueves, 11 de octubre de 2012
El Nobel para Mo Yan
El chino Mo Yan, que acaba de
ganar el Premio Nobel de Literatura, tiene un aspecto familiar. Se me antoja
haberlo visto en mi barrio regentando un bazar del “todo a cien”. Cuentan
quienes lo conocen que sus novelas poseen un “realismo alucinatorio”. Pronto veremos “Sorgo rojo” o “La república
del vino”, además de en los escaparates de los grandes almacenes, en las
estanterías de los bazares de los barrios, junto a las teteras, los alicates,
las tulipas y los marcos para fotos. No pasa día sin que los chinos nos den
sorpresas. Son muy trabajadores y lo mismo fríen una corbata que planchan un huevo frito. En mi barrio se
dedican a los bazares y a los negocios de hostelería. Cada vez que un bar de los de siempre pierde
clientela por culpa de la crisis, enseguida se traspasa a una familia de origen
chino que lo levanta y le saca brillo y rendimiento. Para los chinos no existen
los días festivos y son capaces de hacerte unas papas bravas o unos calamares a
la romana cinco minutos antes de la hora del cierre obligado por los
ayuntamientos. Y los veladores funcionan de maravilla. Pides una cerveza y
siempre la acompañan con un extenso plato de pipas de girasol, o de cacahuetes,
que no acabas de pelar en toda la tarde. Te producen más sed y vuelves a pedir
otra cerveza, y así… En fin, que me alegro de que a un chino le hayan dado el
Premio Nobel. Los suecos son gente práctica, que saben vender estanterías,
útiles de cocina y albóndigas en sus tiendas de Ikea. Otra cosa es que las
estanterías que compras en forma de kit, donde se acompaña un pequeña llave de
Allen en forma de zeta, más tarde la sepas montar en casa fijándote en una
cuartilla-plano. Como te dejes de meter un tornillo en su correspondiente agujero,
vas listo. Y los pragmáticos suecos también son conocedores de que China
representa el futuro ahora, cuando Europa y el euro hacen aguas. La mejor
manera de hacerse el sueco, por tanto, es concederle el Nobel a un chino, mejor
aún si ese chino nacido en Gaomi es capaz de hacer buena literatura.
Decencia por arrobas
Vamos, que en la prensa
conservadora va a ser necesario tener que añadir a determinados columnistas del
incensario y de la decencia más “puntos didot” para tanto elogio. (Para el que
no lo sepa, en tipometría el didot equivale a la doceava parte
de un cícero). Es la tercera vez en poco tiempo que leo un artículo de
Alfonso Ussía en La Razón
opinando sobre la decencia al referirse a las Fuerzas Armadas. El pasado 15 de
julio, en su artículo “Eso de la decencia”, hacía referencia a dos militares: Agustín
Muñoz Grandes y Luis Carrero Blanco. ¡Vaya tela! Al primero de ellos, por haber
ido un domingo a ver la Yeguada Militar
en el Hipódromo de la
Zarzuela conduciendo un
“seiscientos” en vez de hacerlo en un vehículo del Parque Móvil Ministerial, recordando una anécdota que Manuel Martín
Ferrand había contado días antes en el diario ABC y que había dedicado a Claudio Carudel, el jockey fallecido en
Madrid de un tumor cerebral el pasado 8 de julio. Pues bien, el pasado 3 de
octubre, Ussía volvía a referirse, también en ese medio, a la decencia de los
miembros de las FAS en su artículo “Justicia y decencia”. En esa ocasión pedía
disculpas a Dani Pedrosa, al interpretar erróneamente que éste no había querido
“pasear” la bandera de España desplegada tras su triunfo en el Gran Premio de
Aragón. Y hoy, 11 de octubre, Ussía, en su artículo de La Razón, “¡Qué aburrimiento!”,
vuelve a hacer referencia a la decencia del Ejército, y aprovecha, cómo no,
para arremeter contra Artur Mas (por haber decidido no acudir mañana a Madrid a la parada militar
presidida por el rey); ensalza a los soldados que ayudaron “con riesgo de sus vidas” a sofocar incendios
en Cataluña el verano recién terminado; y sigue contando que “de todos esos
hombres decentes (los militares), los que alcanzan el más alto rango después de
servir sin condiciones a España y a la sociedad durante cuarenta años, pasan a la Reserva con una jubilación
de dos mil euros”. Pues hombre, teniendo en cuenta que dos mil euros en estos
tiempos no es moco de pavo para un jubilado por muchas estrellas que lleve, y
considerando que las FAS no están incluidas en el Régimen General de la Seguridad Social
al pertenecer a ISFAS, qué quieren que les
diga. Al menos, cuando deciden ir a una residencia de ancianos tienen ayudas
importantes de ese Instituto armado, disponen de residencias de verano en
determinados puntos de España y, por si fuera poco, cuando almuerzan en
determinados comedores de las FAS (yo conozco dos en Madrid) pagan menos de
cuatro euros por menú. Menos da una piedra. Pero la cosa no queda ahí. El
pasado 9 de octubre, Ussía moderaba un debate en el periódico donde publica sus
columnas. Estaba invitado al acto el ministro Morenés. Y Ussía, en uso de la
palabra, volvió a referirse a la pensión de jubilación de los militares: “Pero
aquí –dijo refiriéndose a los militares presentes- hay unos señores que son los
servidores de España, que se pasan y entregan toda su vida para servir a España
y a los españoles y que al cabo de la culminación de sus carreras, de
brillantísimas carreras, pasan a la escala B, y se retiran con un sueldo que se
consideraría ridículo de acuerdo a sus merecimientos”. Y para redondear su discurso, Ussía hizo como
los toreros de postín, o sea, puso “la pata pa'lante” y ejecutó
dos medias verónicas y una revolera: “Por eso, estamos en una sala abarrotada
de decencia, y tenemos aquí al ministro de Defensa. Ministro, eres muy
afortunado, por tener tanta decencia a tus órdenes”. No vean, me está
entrando un rubor… En fin, yo lo que creo es que Ussía tiene “pelusilla” de
Carlos Herrera, al que el otro día le impuso una condecoración el ministro del
Interior en la Plaza
del Pilar (con ocasión de ponerle otra condecoración a la Virgen) por unos
merecimientos (los de Herrera, claro) que escapan a mi modesto entender. Pero,
hombre, tampoco es cuestión de pasarse el día relacionando a las FAS con la
decencia de forma cansina. A los militares españoles, como al resto de los
ciudadanos que conformamos el Estado, el valor se le supone y la decencia
también. A este paso, veo a Ussía cantando en los tablados flamencos “Mi
triguito limpio” con el mismo brío que ponía Pepe Pinto: “¿Maria Manuela, me
escuchas? / Yo de vestíos no entiendo / Pero…¿te gusta de veras / ese que te
estás poniendo? / Tan fino, tan transparente, / tan escaso y tan “ceñío”/, que
a lo mejor por la calle / te vas a morir de frío”. Uff, me voy a comprar el
pan, que cierran.
miércoles, 10 de octubre de 2012
El Tuerto
Hasta las fiestas pilaristas
tienen su riesgo. Resulta que una madre ha denunciado a un cabezudo por
sacudirle a su hijo un varazo desproporcionado en la zaragozana plaza del
Justicia el pasado lunes. Se trata de El Tuerto, uno de los 9 cabezudo o
“gigantillos” (por su enorme cabeza) que salen de paseo en las comparsas el día de san Valero, en la Cincomarzada y
durante las fiestas patronales. El Tuerto apareció por las calles látigo en
mano a finales del siglo XVIII y se trata de la representación esperpéntica de un personaje que existió realmente,
Melendo, un médico de Zaragoza
conocido tanto por su pericia profesional como por su mal genio. Aparece
vestido con un bicornio negro de estilo francés y una chaqueta y unas calzas de
terciopelo verde. En Zaragoza existe la tradición de sacar a los cabezudos a la
calle y también de fabricarlos en cartón-piedra. Entre los fabricantes, destacó
Felipe Recacha, propietario de la “Juguetería Recacha”, que fabricó y reparó
cabezudos hasta los años 70, cuando traspasó el negocio a José María Gago.
En fin, ya veremos en qué queda la
denuncia. Las grandes cabezas de cartón que conforman los cabezudos de Zaragoza
son portadas por gente sencilla, posiblemente en paro, contratada por el
Ayuntamiento para esos menesteres. Puede que a El Tuerto se le fuese la mano sin
pretender hacer daño. Esas cosas pasan, aunque Marta Cuadal, madre del niño
fustigado no termine de entenderlo. Es, por decirlo de alguna manera, como si
una madre indignada hubiese denunciado al rey Melchor por lanzar un caramelo desde
su carroza durante la cabalgata y le hubiese dado a su hijo en un ojo. Son
“daños colaterales” de menor cuantía, salvo que se trate de un “adoquín” de
Calatayud de medio kilo, de los que elaboran en Casa Micheto, que en tal caso
entraría de lleno en el delito de lapidación, o sea.
Wert y su pretendida catequización
Recuerdo aquellas huchas que se
depositaban en las escuelas de mi infancia. Eran unas mijarretas (dicho sea en
fabla aragonesa) con cabezas de negritos y una ranura encima. Aquellas monedas
recaudadas servían, según contaba el cura ecónomo en su visita anual a la
escuela, para cristianar infieles. Los infieles, o sea, aquellos negritos del
África tropical que aparecían dibujados en los botes de cartón del “cola-cao”
cargando sacos, fueron los proveedores de aquel “milagro” de Nutexpa, empresa que
nació en 1940 en Barcelona de la mano de José Ignacio Ferrero y José María
Ventura y que lanzó al mercado el famoso cacao en polvo en 1946, con el apoyo
publicitario de una canción muy pegadiza en la radio: “Yo soy aquel negrito del
África tropical…”. Y aquel producto, junto a los cubitos de caldo concentrado
“avecrem”, adormeció el terrible gusanillo de la hambruna de varias
generaciones de posguerra. Curiosamente,
los empresarios Ferrero y Ventura pertenecían al barcelonés Barrio de Gracia; y Luis Carulla, el fundador
de “Gallina Blanca” (en principio llamada “Gallina de Oro”) tuvo su primera
sede en el Paseo de Gracia. Pues bien, aquellos primeros cubitos “mágicos”
estaban compuestos de onza y media de carne argentina y un extracto
indeterminado de legumbres y hortalizas. Fue a partir de 1954 cuando apareció
el “Avecrem”. En la cadena SER, cada viernes, Joaquín Soler Serrano transmitía
el programa “Avecrem llama a su puerta”, donde se hacía realidad el sueño de un
concursante si era capaz de superar las pruebas a las que era sometido. Pocos
años más tarde, con el Plan de Estabilización de 1959, Cataluña absorbió gran
parte del paro andaluz y extremeño que no se había atrevido a marchar a Alemania y vivir dentro de un
barracón. Cataluña, en suma, no sólo engañó el hambre calagurritano con
sopicaldos para echar a los fideos y “cacaos maravillaos” sino que, además,
proporcionó trabajo a muchos españoles del Sur que hasta entonces sólo sabían
fabricar botijos y castañuelas y domeñar a niños-prodigio para hacer pésimas
películas lacrimógenas producidas por Luis Lucia. Y, ahora, en el tiempo
actual, cuando el hambre vuelve por sus fueros en España y los políticos
prometen que el desempleo se arreglará cuando lo haga la economía, ¡largo me lo
fiáis!, el ministro Wert no pone cabezas de negritos en las escuelas catalanas
pero intenta castellanizar Cataluña, cuestión harto dificultosa. Acaba de decir
ayer, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, que
“el interés del Ejecutivo es españolizar a los alumnos catalanes”, en una
respuesta al diputado socialista Francesc Vallés, quien le replicó que “sus
consideraciones son propias de la ‘formación del espíritu nacional’ [Plan del 57] que formaba parte del sistema
educativo de la posguerra española”. Y no le falta razón.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)