domingo, 18 de noviembre de 2012

Veranillo del membrillo




Agoniza el año bisiesto. Estamos ya en el veranillo del membrillo. Ha muerto Miliki, pero nos deja el circo. Termina en Cádiz la Cumbre Iberoamericana, el Rey anuncia que debe volver a pasar por el quirófano por lo de su cadera y aparece la primera parte de las memorias de Aznar. El año se marcha por el desagüe de la historia como el rosario de la Aurora. ¿Que espera España de los países de la América Latina? ¿Qué vuelva a acoger a los españoles en sus tierras como en la época de los indianos? Ya verán como pronto repone la televisión estatal los interminables capítulos de “Marco, de los Apeninos a los Andes” con el mono Amedio y el “¡no te vayas mamá!” los domingos por la tarde. Las señoras de los presidentes, acompañadas por la Reina, para no aburrirse mientras sus maridos arreglaban no sabemos qué, han visitado bodegas y han asistido a paradas ecuestres. Y la televisión que pagamos todos las ha sacado en los telediarios al estilo del “No-Do”: damas, caballos jerezanos, azafatas vestidas de “tío Pepe”… ¡A lo que hemos llegado!  Hay nervios en el Gobierno por el nuevo plan de Van Rompuy y los posibles recortes de  un tercio de las subvenciones regionales en fondos estructurales y un 17% de las ayudas agrícolas. Se está acabando eso de aparar la mano de lo que llega de Europa y de ser unos mantenidos a cambio de pasar por los páramos dos rejas de arado y no sembrar, o de sembrar girasol y no recoger la cosecha. También somos conscientes que, desde mañana lunes, estarán prohibidos los pagos  en efectivo de más de 2.500 euros en las operaciones en las que intervenga un profesional. De ese modo entiende el Gobierno que ya no se pagarán facturas falsas a cambio de nada. Bueno, ya se inventará el “antídoto” correspondiente a esa medida que parece correcta contra el fraude.  Para los albures de la acción, los españoles agudizamos el ingenio de la reacción de forma magistral. No descubro nada nuevo si determino que las prohibiciones en España se amortiguan con el incumplimiento de la norma. Eso, en este país, como sucede con la fiesta de los toros, forma parte del derecho consuetudinario, por la fuerza de la costumbre.

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