viernes, 26 de abril de 2013

Adiós a Chocolates Hueso (I)





A propósito del cierre de una fábrica de dulces en Ateca (Zaragoza) que va a dejar en la calle a 107 trabajadores, me viene a la memoria el recuerdo de Francisco Hueso Rolland, nieto de José María Hueso, que en 1862 fundó en una vieja fábrica de harinas la empresa “Ambrosías-Praliné de Chocolate”, que más tarde se convertiría en “Chocolates Hueso” y que llegaría a ser proveedor de la Casa Real en 1900. Esa empresa patrocinó durante los años 1983 al 85 la Vuelta Ciclista a España y contó con equipo propio. Por si ello fuera poco, la colección  de cromos “Héroes legendarios”, que aparecían dentro de los chocolates, está hoy muy buscada por los coleccionistas. Años más tarde, en 1955, la empresa era vendida a  Francisco Unzurrunzaga Loinaz; y éste, a su vez, se la vendería en 1989 a Cadbury Schwepps hasta ser absorbida en 2010 por la estadounidense Kraft Foods, que ahora la cierra y se marcha a Polonia. Como señalaba al principio, Francisco Hueso Rolland (1883-1955) era un acreditado diplomático que ejerció su carrera entre 1913 y 1953. Hijo de Francisco Hueso de la Orden y de Ana Rolland Paret había nacido en Ateca un 19 de junio y durante toda su vida fue, además de diplomático de carrera, un excelente bibliófilo. Su padre fue un industrial que llegó a inventar una nueva técnica para combatir las enfermedades criptogámicas de las vides, como así contó “La Ilustración Española y Americana”, e importó de Francia a comienzos del s.XX una nueva tecnología para fabricar chocolate. También explotó salinas en Guadalajara a partir de 1873.Germán Masid Valiñas, gran conocedor de esta saga familiar de industriales, cuenta que “en cuanto a la rama materna de los Rolland, se sabe que tiene su origen en el sur de Francia, en el pueblo de Guchen, en pleno valle de Aure, zona próxima a la frontera con Huesca. Según Guillermo Rolland Lavilleon, buen conocedor de la genealogía familiar, la rama de los Rolland españoles da comienzo cuando en 1834 un joven francés de quince años se establece en Zaragoza como empleado en una tienda de encajes, propiedad de un pariente. Posteriormente monta en Madrid, en la calle de Preciados, un establecimiento con el que consigue una gran fortuna que le permite montar una casa de banca. Desde entonces, los Rolland estuvieron vinculados en Madrid a la banca, la política y la diplomacia”. En otro apartado, Masid asegura que “frente a la vocación industrial de la familia paterna, Francisco Hueso Rolland optó por seguir la profesión de los Rolland en el mundo de la diplomacia. Sobrino del diplomático Lorenzo Rolland y Paret (cónsul en Toulouse) y del político y financiero Guillermo Benito Rolland y Paret, era, por tanto, primo carnal del diplomático Roberto Rolland de Miota, cónsul general de España en París (1939-1943), que en los últimos años fue homenajeado por la comunidad sefardita de la capital de Francia en reconocimiento a la protección prestada a los judíos durante la ocupación alemana”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La reseña es muy interesante a pesar de ser sucinta.

Sería posible entrar en contacto con el autor?
Estoy buscando detalles sobre la familia Rolland, por eso me gustaría hablar con el.

Gracias de antemano

André Galicia
galicia.andre@wanadoo.fr