Martín Prieto, en su columna de La Razón “Republicanismo de
peluche” hace una serie de consideraciones sobre las que no voy a entrar. Él
opina que “hoy el republicanismo es una enfermedad oportunista que medra en el
caos moral de la nación y no puebla ni en los ateneos”. Allá él con sus
desenfocadas consideraciones. Pero sí
haré referencia a algo que inserta y que me parece una falta de respeto: “El
franquista Miguel Ángel Revilla que iba en taxi a La Moncloa cargado de anchoas
y sobaos, hoy convertido en telepredicador, carga contra la Infanta en apuros y afirma
muy suelto de cuerpo que la evasión fiscal cubriría nuestra deuda y evitaría
los recortes”. Miguel Ángel Revilla tiene una cosa en común conmigo: su padre y
mi abuelo materno coincidieron en el barco-prisión “Alfonso Pérez”. Todos sabemos cómo
terminó aquello. Para quien no lo sepa, o no lo recuerde, el 27 de diciembre de
1936 se desencadenó la tragedia. La aviación del ejército sublevado bombardeó
Santander sin buscar objetivos militares, causando unos 70 muertos y 50
heridos. Tan pronto se fueron los bombarderos se desató la venganza, consumada
en los presos del barco, muriendo 156 de ellos. Tanto
el padre de Revilla como mi abuelo materno tuvieron la suerte de abandonar el
mercante días antes de aquella desdicha. Y para todo aquel que esté interesado
en el tema, le recomiendo que lea un libro de don Ramón Bustamante Quijano, en
el supuesto de que alguna de las ediciones de ese libro (Editorial Tradicionalista, Madrid) no estén
agotadas. Al margen de esa consideración, Miguel Ángel Revilla, en un programa
de televisión, se limitó a señalar que la vergonzosa evasión fiscal española
podría cubrir con creces la abultada deuda del Estado, que hay en posesión de
Montoro una lista de evasores fiscales de un determinado banco extranjero, y que
el Gobierno debería dar a conocer tal lista, de la misma manera que así lo hizo el
Ministerio de Hacienda en 1959 mediante su publicación en el BOE de ese año.
Martín Prieto hace parábola con el cultivo de champiñones: “Para cultivar
champiñones hay que alfombrar de bosta una cueva y taparla: mucha mierda y nada
de luz”. En fin, si la infanta Cristina está en apuros, como indica Martín
Prieto, desde luego que no es por culpa de Revilla, al que tengo por ser un
hombre decente que dice lo que piensa.
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