jueves, 18 de abril de 2013

Péinate tú con mis peines...





El Gobierno andaluz esta decidido a  revocar un acuerdo de 2002 por el que se concedía la Medalla de Andalucía a Isabel Pantoja una vez que sea firme su sentencia por blanqueo de capitales. En este país habría que revocar muchos acuerdos tomados en su día a la ligera relacionados con condecoraciones, medallas, doctorados “honoris causa” y nombres que “no dicen nada” en el callejero de las ciudades. La ley 52/2007 de 26 de diciembre, más conocida como Ley de la Memoria Histórica, borró muchos nombres de individuos que estuvieron de alguna manera involucrados en el golpe de Estado de 1936 y se establecieron medidas a favor de quienes padecieron persecución y violencia durante la guerra civil y la dictadura de Franco. Unas medidas que, en la mayoría de los casos, llegaron demasiado tarde para los vencidos. En España no existe espíritu de reconciliación porque las guerras civiles no se terminan nunca. Hay heridas abiertas que son de muy difícil cicatrización. Lo de menos, como parece que va a suceder ahora, es que a Isabel Pantoja le revoque la Junta de Andalucía una medalla ya otorgada. Isabel Pantoja, nacida en El Tardón, cerca de Los Remedios, es hija de Juan Pantoja (Chiquetete) y nieta del gitano “El Pipono de Jerez”. Su padre formó parte de Los Gaditanos,  que cantaban “Que bonita que es mi niña” en los oscuros años 50, “con medio país enlutado y otro medio muerto de hambre”, como dejó escrito en su blog “La Gazapera” Manuel Bohórquez, crítico de flamenco de “El Correo de Andalucía”.  Juan Pantoja se casó con la “bailaora” Ana Martín y ambos trabajaron con la compañía de Pepe Pinto y Pastora Pavón, La Niña de los Peines. Más tarde, Ana pasaría al cuerpo de baile de Juanita Reina. Recuerdo que durante mis primeras estancias en Sevilla, allá por 1971, solía acercarme hasta un bar muy pequeño que había en la Campana, el “bar Pinto”, que estaba junto a la pescadería La Coruñesa, donde luego hubo, no sé si sigue, una administración de lotería. Y allí estaba su hija sirviendo bebidas y pinchando algún microsurco con la voz de su padre, José Torres Garzón. El despacho de lotería lo regentaría más tarde su nieto, José Carrasco Escacena, hijo de la única hija de Pastora Pavón Cruz, Pastora Escacena Pavón, que tal era su nombre. “Péinate tú con mis peines,/  que mis peines son de azúcar,/ quien con mis peines se peina,/ hasta los dedos se chupa”.

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