Leo en “Calatayud.org” que el
concejal de Festejos, Braulio Gracia, busca a cuatro jóvenes bilbilitanas para
que ejerzan de damas durante las Fiestas en honor de la Virgen de la Peña. Hombre, eso no parece
difícil. El concejal Braulio Gracias Ballano, a quien supongo político de mente
despejada al que no tengo el honor de conocer, debe de darse una vuelta
por “El Paseo” en un atardecer
primaveral bajo los ensortijados plátanos de sombra y a los quince minutos ya podrá
ir anotando en una libreta de anillas qué muchachas pueden dar juego para tan
alegre labor. Tampoco se trata de invitar a gastos pagados a Alfredo Landa unos
días en el Mesón de La Dolores,
para que asesore al edil con aquel “ojo
clínico” que demostró tener en las películas españolas durante el desarrollismo. Don Gregorio
Marañón decía que para conocer al enfermo sólo era necesario sentar las
posaderas en una silla junto a la cama del doliente. Tal vez por esa razón le iba como anillo al
dedo su apellido materno, o sea, Posadillo. Pero a lo que iba, moreno. Don
Alfredo Landa ya está un poco mayor y es hora de dejarle descansar después de
haber hecho treinta y cinco películas dedicadas al “landismo”, es decir, al
equivalente a un tipo machista, fanfarrón y reprimido. Me extraña que don
Braulio Gracia no diga nada sobre buscar, ya de paso, reina de las fiestas. Soy
consciente de que la Monarquía
no pasa por su mejor momento y que el país no está para muchas celebraciones,
pero unas galas tan importantes, como son las de septiembre en Calatayud, sin
reina que capitanee y sólo con damas parece más propio del juego de ajedrez que
de este tipo de programas. En fin, él verá. Dios me libre apuntar sobre la
diana en cuestiones tan peregrinas como es la responsabilidad de una
concejalía. Los asesores no lo son hasta que no se les contrata y don José
Manuel Aranda Lassa maneja el timón de su Ayuntamiento como si fuese el de un bergantín
a barlovento. Conque paciencia y a barajar.
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