sábado, 4 de mayo de 2013

Argi y Omar: haz y envés





La concursante de un programa basura de una cadena privada, de nombre Argi, ha tenido que tomar las maletas y marcharse del programa  “Gran Hermano” por haber dicho “yo fui a la manifestación de que volviera ETA”. Y esa cadena privada tardó dos días en expulsarla del programa, justo cuando se vio presionada por una importante firma que amenazaba con quitar la publicidad de inmediato si no la ponían de patitas en la calle. Ya con el programa “La Noria”, en noviembre de 2011, desapareció casi toda la publicidad (Vitaldent, Wilkinson, Panrico Donuts o El Corte Inglés) por una desafortunada entrevista a la madre de “El Cuco”, el menor condenado por encubrimiento en el caso de Marta del Castillo, previo pago de 10.000 euros. Pues bien, la expulsión de Argi, pese a que posteriormente ella pidiera perdón por sus desatinadas manifestaciones, ha sido una medida coherente en un Estado de Derecho. El artista granadino Omar Jerez recorría anteayer el Casco Viejo de San Sebastián en un “performance” siniestro bautizado con el nombre de “Omar Jerez en el País de las Maravillas”, donde quiso rendir su particular homenaje a las víctimas del terrorismo etarra, pintado con manchas rojas, vestido con ropa quemada y portando en brazos un cadáver simulado. En su extenso recorrido por las calles de San Sebastián, Jerez  pasó  por delante de “Unión Artesana”, donde  en 1994 recibió un tiro en la nuca José Manuel Olarte; de “Gaztelupe”, donde un año antes fue asesinado el hostelero y futbolista  José Antonio Santamaría; y por el “bar La Cepa”, en el que en 1995 Gregorio Ordóñez perdió la vida de forma salvaje. Son dos posturas distintas: la de Argi, que declaró ante las cámaras haber ido a la manifestación por la vuelta de los terroristas, y la de Omar Jerez, que con su particular performance consiguió avergonzar a una sociedad vasca que, por razones que yo no voy a comprender de ninguna de las maneras, durante demasiado tiempo ha oído, ha visto y ha silenciado demasiados atropellos de personas inocentes. Algunos vascos, por fortuna los menos, hasta los “justificaron” desde determinados púlpitos y desde la izquierda abertzale. Omar Jerez, y eso es lo que importa, ha demostrado ser un valiente sin esperar medalla alguna. Un ciudadano que merece todo mi reconocimiento y del que, como español, me siento orgulloso.

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