jueves, 6 de junio de 2013

La "marca España"



En nuestro afán por reactivar la “marca España” en un  intento, no sé si vano, de recuperar la deteriorada imagen de un país asfixiado por la crisis económica y sembrado de políticos corruptos, España  se acaba de poner de  largo en el Parlamento europeo. García Margallo llamó en Bruselas a superar la machadiana  “España de charanga y pandereta”. Ahí se quedó. Podía haber continuado con lo de “cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María” para redondear. Y en Bruselas se presentó la “marca España” como si se tratase de la arnicheana señorita de Trevélez, donde hubo flamenco, gastronomía, moda y hasta dos jamones para degustar, de los que no quedó ni el hueso. Bélgica tiene buena cerveza,  mejores chocolates y gofres y,  curiosamente, cuenta con tantas “estrellas Michelín” como Francia. Por esa razón entiendo nuestra dificultad de penetración y la conveniencia inaplazable de que en este país se reúna a la mayor brevedad un grupo de sabios (como ahora se está haciendo para liquidar el Pacto de Toledo sobre pensiones, o sobre el manejo de la televisión pública, o la privatización de los hospitales públicos) y  crear un  “manual” de cierta consistencia, para que García-Margallo pueda entregarlo a los presentes cada vez que se celebre un acto para potenciar la “marca España”  entre los asistentes a la fiesta; y a ser posible, del mismo formato ameno que detentan esos programas que se entregan a la entrada de los teatros, generalmente bien elaborados. Dentro puede comentarse algo, siempre de forma somera, sobre la paella valenciana, la sangría, las morcillas de Burgos, el chorizo de Pamplona, la fiesta de los toros, el flamenco (pero sin pasarse) y el amor que el Gobierno siente hacia nuestros mayores, facilitando los agradables viajes del Imserso. Y, así, cuando la “marca España” se imponga del mundo al otro confín, ya quedará tiempo para ahondar en otras materias, verbigracia: la cría de conejo de corral, el arte en la fabricación de botijos en La Alpujarra, los inmensos beneficios del alioli en nuestras ensaladillas, el pan tumaca y aceite de oliva virgen extra y el guanajo relleno a lo criollo, que no es del todo español pero que aparece en “El nuevo manual de la cocinera catalana y cubana”, según la recopilación de Juan Cabrisas en 1858, cocinero que fuese de la fonda de los Tres Reyes, y que era una de las diez fondas que había en la Barcelona de mediados del s.XIX; o sea, Fonda del Caballo Blanco, fonda del Sable, Fontana de Oro, Gran Comercio, fonda de las Moscas, Escudo de Francia, Fonda Grande, fonda de las Cuatro Naciones y fonda de la Plaza de San Miguel. Estas cosas, bien contadas en papel couché y acompañadas de unos vinos de Somontano, ayudan mucho como pistón de bomba aspirante en el riego por aspersión de nuestros brotes verdes.

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