Yo no sé por qué razón se mosquea
la gente. En La Moncloa
se acaba de sellar el Pacto por la Sostenibilidad y la Calidad del Sistema
Nacional de Salud, que suena hasta bien. Parece que con ese “pacto-analgésico”
deberían desaparecer de inmediato los males patrios, que son muchos. Pero no.
Eso de las nuevas estrategias para impulsar la gestión clínica equivale a decir
que los enfermeros podrán prescribir determinados fármacos, hasta ahora sólo
permitido a médicos y odontólogos. Y digo que yo no sé la razón por la que se
mosquea la gente ante esa nueva situación que deroga la Ley del Medicamento de 2006.
Cuando uno acude a la oficina de Farmacia y desea hacer una consulta sobre un
dolor que persiste en un oído o en una pierna, lo normal sería que dolorido
ciudadano consultase con el farmacéutico
sobre qué remedio podría paliarle tal padecimiento sin tener que acudir
a consulta médica ambulatoria. Pero lo normal en estos casos es que el que da
consejos no es el farmacéutico que, curiosamente, siempre ha salido un momento
para hacer una gestión, rellenar el
boleto de la primitiva, o tomar su tercer café en el bar de costumbre y, ya de
paso, echar un vistazo a los obituarios que aparecen en la prensa regional.
“Vaya -piensa mientras lee-, a Paco, el de la tienda de novelas, no le sentó
del todo bien el ácido alendrónico; y a
Gómez, el de los ultramarinos, le fue fatal la toma de “Septrin Forte”. Pero,
mientras, el mancebo de botica resabiado, se explaya lanzando carrete al
sufrido cliente, que le observa ensimismado y de forma parecida a cuando yo le cuento a mi nieta Candela, que
sólo tiene dos años, la extraña
personalidad del Sacamantecas. Día llegará, a este paso, que no será necesario
que el enfermero de turno expenda recetas como el que confecciona vales para
que el indigente pueda tener derecho a
comer la sopa de conventos. No tardando mucho, ya se encargará la ministra Mato
de confeccionar otro nuevo Pacto de Sostenibilidad para que sea la limpiadora
del hospital la que se encargue de esas cuestiones burocráticas. A fin de
cuentas, el Sistema Nacional de Salud está muy relacionado con la higiene y
nadie como ella, la encargada de la escoba y la fregona, para administrar
“Fairy” en el cubo del agua y penicilina en los baldados cuerpos. Todo sea en
beneficio de la sostenibilidad del sistema sanitario y a mayor gloria de
Mariano Rajoy.
miércoles, 31 de julio de 2013
martes, 30 de julio de 2013
Degenerando
En su artículo de hoy en ABC de
Sevilla, Antonio Burgos, genial como siempre, hace referencia al escaparate de
Galán, en la sevillana calle de Sagasta número 5, que se fundó el mismo año que
el ABC, aunque ahora digan los actuales propietarios que se fundó en 1903.
Bueno, es verdad pero a medias. Don
Torcuato Luca de Tena y Álvarez de Ossorio lo fundó en 1903 como semanario,
hasta que el 16 de junio de ese año pasaría a ser bisemanario y no sería
periódico diario hasta el 1 de junio de 1905. Aunque, todo hay que decirlo, el
ABC de Madrid tuvo un padre, que nació en Barcelona el 1 de enero de 1881 y que
no fue diario hasta el 1 de junio de 1883, y un nieto, el ABC de Sevilla, que
vino al mundo el 12 de octubre de 1929. Y dicho eso, vuelvo con “El recuadro”
de Antonio Burgos. Escribe: “Todos, y me apunto el primero, nos vestimos ya en
verano como si la orilla de la playa estuviera en La Campana. Con la calor
nos vestimos ahora en Sevilla como se ponía antes la gente para veranear en
Chipiona y en Mazagón. Lo de ir descamisados es lo de menos. Lo de más, la
mugre ambiente de las chanclas, los pantalones piratas, las camisetas de
tirantas, los peludos sobacos al aire. ¿Y las niñitas y niñatas, con esos
pantaloncitos así como vaqueros, tan cortos que la camiseta que llevan por
fuera es más larga que el pantalón, que casi les deja las nalgas fuera de
cobertura? Con decir que un señor con un buen pantalón con raya y una camisa de
manga larga limpia y planchada va ya como si fuese de etiqueta...”. Bueno, eso
acontece en toda España. En Zaragoza, donde yo resido, sólo van de traje,
quiero decir de traje negro y corbata verde, los vendedores de “Tecnocasa”, los
jóvenes de esa empresa de compra-venta de pisos y locales que lo tienen más
crudo que esa comida japonesa del sushi, el sashimi y las ensaladas de algas.
Los ancianos van de chándal, los padres de familia de vaquero y camiseta
reivindicativa de algo y los jóvenes, unos en chancletas, camiseta de tirantes
y pantalón parecido al que se puso Manuel Fraga en Palomares cuando aquello de
la bomba; y, otros, vestidos de negro, como esos camareros a los que ahora les
da por ir fuliginosos, o las hijas de Zapatero cuando fueron de turismo a la Casa Blanca. Pero lo de Fraga tenía explicación puesto que
era para meterse en el agua, pero lo de los jóvenes no, que no se mojan los
pies ni cuando llueve. Y en todos ellos, viejos, hombres de mediana edad y
jóvenes, existe un denominador común: una bandolera cruzada de lado a lado de
su cuerpo como aquel correaje que llevaban los guardias civiles de una sola
cincha para que no pudieran ir de medio
lado portando el pesado “nueve largo”.
Un guardia civil de entonces, sin ese talabarte cruzado, hubiese sido lo más
parecido a un camión con el “cervi” roto. La
“Galán Camisería” sevillana se da
un aire a la zaragozana “La
Bayonesa”, situada en el número 74 de la calle César Augusto,
o al primer “Reija”, el establecido en su día en el Paseo de la Independencia por
Severino Reija, un futbolista gallego que antes de establecerse con éxito había
jugado diez temporadas en el Real Zaragoza. Los niños de hoy no entenderían
aquellas viñetas del “TBO” de mi infancia, donde se veía a un sastre por la calle
persiguiendo al cliente para que le pagase, como no entenderían lo del pollo de
Carpanta. Hoy los chavales creen que los pollos asados de “El Corte
Inglés” corren desplumados por las calles de los pueblos. Lo de los sastres es
peor. Ellos murieron para siempre cuando Yves Saint Laurent inventó el “prêt-à-porter”. Bueno, queda alguno de triste
recuerdo, como José Tomás, no el torero sino el tipo aquel que aseguró en su
día que los trajes de lujo que regalaba a políticos valencianos
eran pagados por “Orange Market” con billetes de 500 euros. Salvo ellos, los
presuntos políticos
de la horchata, la mascletá y el atavío fetén, el resto viste en los mercadillos,
esos que se plantan a la intemperie de diez a catorce los miércoles y domingos.
¿Cómo se ha podido llegar a este estado de cosas? La respuesta, quizás, habría que encontrarla
en una anécdota muy ilustrativa. Resulta que un banderillero de Juan Belmonte, Joaquín Miranda, el mediocre banderillero
sevillano nacido en Triana en 1894 que había trabajado a las órdenes de Maera,
Algabeño y Marcial Lalanda, después de la guerra ocupó el cargo de gobernador
civil de la provincia de Huelva. Dado su cargo político le tocó presidir un
festival benéfico al que asistía Belmonte con un amigo que no sabía nada de
tauromaquia. El amigo acompañante de Belmonte había oído algo sobre la biografía
de ese gobernador civil pero no sabía dónde. El caso es que, mosqueado al verlo
en el palco presidencial, no pudo por menos que preguntarle a Belmonte: “Don
Juan, ¿es verdad que este señor gobernador ha sido banderillero suyo?”.
Belmonte le respondió: “Sí”. Y el amigo insistió: “Don Juan, ¿y cómo se
puede llegar de banderillero de Belmonte a gobernador?”. Entonces, Belmonte,
con su habitual tartamudeo, le respondió: "¿Po… po… po cómo va a sé? ¡De… de… degenerando…!”. Otro día, con más
tiempo, es posible que escriba sobre ese tal Joaquín Miranda González, que
resultó ser lo peor de lo peor.
lunes, 29 de julio de 2013
Más jefes que indios
En España teníamos hasta hace
poco el jamón ibérico y el ancho ibérico (para las vías de la Renfe). Al jamón ibérico en
Portugal le llaman presunto ibérico, y hacen bien en llamarle así, ya que se
venden más jamones ibéricos que piaras hay pastando en las dehesas de
alcornocales del pueblo salmantino de Guijuelo, de Huelva, de Los Pedroches, que
es un valle de la provincia de Córdoba que cuenta con 17 municipios, de Cáceres
y de Badajoz. En Los Pedroches se creó
hace años la asociación “Que pare el tren en Los Pedroches”, con el fin de
reivindicar la parada del AVE Madrid-Códoba-Sevilla en esa comarca, verbigracia
Pozoblanco, el más grande de todos ellos en número de tarugos, que tal es el
gentilicio popular que denomina a sus habitantes. Pues bien, el ancho ibérico
fue monopolio de la Renfe desde 1941 hasta la
disolución de esa compañía pública el día de san Silvestre de 2004. A partir de entonces,
Renfe se desdobló en dos: Renfe Operadora, que se encargaría de explotar los
ferrocarriles y Adif, que gestionaría las infraestructuras y las estaciones y,
además de ello, cobraría un canon a Renfe Operadora como usuaria de la red, en
cumplimiento de la normativa europea de ferrocarriles sobre apertura a la
competencia. Se producía la primera metástasis ferroviaria. Y ahora, el
Gobierno, en boca del secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá,
pretende favorecer la segunda metástasis, es decir, segregar Renfe Operadora en
cuatro sociedades filiales: transporte de viajeros, transporte de mercancías,
talleres y alquiler de trenes; y Adif en dos: una para los activos y la deuda
de la Alta Velocidad
y otra para la infraestructura convencional. O sea, de ahora en adelante habrá
más cargos directivos en los ferrocarriles españoles y más expedientes de
regulación de empleo “voluntarios” entre los trabajadores. Cuando hay más jefes
que indios ya se sabe cómo acaba la película. Esas dos empresas públicas
cuentan con alrededor de 13.600 trabajadores en Adif y unos 13.400 en Renfe
Operadora. Pese a todas esas previstas modificaciones estructurales, la Comisión Nacional
de Competencia ha señalado que “Renfe es relativamente poco eficaz en la
utilización de sus recursos, tanto de personal como de material rodante (referido
a mercancías) en comparación con el
resto de operadores públicos europeos y hace referencia al distinto ancho de vía, a
los procedimientos de Adif para adjudicar capacidad y fijar los cánones por uso
de vía, a la falta de interoperabilidad con los puertos y la carretera, a la
lentitud, al menor tamaño de los trenes y a la gestión de las terminales
logísticas”. A la ministra de Fomento, Ana Pastor, alguien con capacidad
bastante debería recomendarle que promoviese otra tercera vía de actuación más
pragmática y más acorde con los tiempos, dividiendo los trenes en Alta
Velocidad Pero Sin Pasarse, en Baja Velocidad Como Los Tranvías de Zaragoza y
en Trenes de Parques y Jardines, para solaz de los turistas, que constituyen la
primera fuente de ingresos en España, o sea.
domingo, 28 de julio de 2013
Ron con coca-cola
El diario El País le hace una entrevista a
Francisco Gómez, que es la coca-cola del Ron, es decir, el consejero delegado
del Banco Popular, después de haber presentado resultados (170 millones en el
primer semestre). Leo atentamente. A la pregunta de Iñigo de Barrón: “El
ministro de Economía compara la recuperación con una flor de invernadero”,
Gómez responde: “Hay síntomas buenos, como el turismo, pero hay que ser
moderadamente optimistas”. Toco madera y me agarro a las orejas del sillón. Si
la recuperación de este país depende del número de turistas que nos visiten,
apaga y vámonos, salvo que el futuro de España esté destinado a ser un país de
camareros y de echadoras de cartas. Un poco más adelante, Gómez cuenta que
“tenemos un sistema financiero muy sólido, muy solvente y de los más
capitalizados de Europa”. Bueno, puede que así sea, pero se olvida añadir que
ello se debe al “rescate” europeo a la banca española por medio del FROB y que
acabaremos pagando todos los ciudadanos en beneficio de bancos y cajas, donde
incluyo al Banco Popular, quienes cegados por la avaricia, no supieron prever
las consecuencias de la burbuja inmobiliaria. Gómez dice al entrevistador que
“seguimos volcados con las pymes, los comercios, los autónomos y las familias
para darles el mejor servicio. Es nuestro compromiso”. Vamos, esa respuesta me
recuerda aquel eslogan de una determinada entidad de ahorros, cuyo nombre
omitiré por sentir vergüenza ajena, cuando en su publicidad se decía: “nunca
hubo un interés tan desinteresado”. ¿Está seguro Gómez que las pymes, los
comercios, los autónomos y las familias están recibiendo créditos de los
bancos? Ayer ese mismo señor declaraba en “El Mundo”: “Daremos créditos pero
con prudencia, ante el entorno complejo”. Francisco Gómez debería llamarse
Francisco Alegre ¡y olé!, Francisco Alegre ¡y olá!, yo estoy rezando por él con
la boquita cerrá. Pero volvamos a “El País”. A la pregunta: “¿Cree que el
Gobierno tiene una actitud contraria a los bancos, como dicen algunos?”, la
respuesta no pudo ser más contundente: “No. El Gobierno gobierna y ejerce su
acción legisladora”. Aquí, Gómez ha tenido un lapsus. La mayoría absoluta en
las dos Cámaras a favor del PP no significa que el Gobierno ejerza su “función
legisladora”. Este consejero delegado del Banco Popular, o del Pim, Pam, Pum,
se ha hecho un lío con la separación de los tres poderes y ya no sabe si el
Gobierno es el que legisla, el Parlamento el que ejecuta y el Poder Judicial el
que tiene que bailar con la más fea la pieza más larga. Francisco Alegre y Olé
todavía no sabe si este año cobrarán dividendos los accionistas. No sé, a mí me
da que un banco que no permite “cortar el cupón”, como se decía antes a lo que
ahora es “deuda anotada”, sin títulos físicos, no me interesa como inversión,
por más que hace seis meses se hiciera una ampliación de capital de 2.500
millones de euros y que en junio pasado esa entidad bancaria practicara un
“contrasplit” (de 1x5) para que,
psicológicamente, diera la sensación de que tenían más fuerza los
títulos en el Mercado de Valores. Estos días las acciones del Popular suben en
Bolsa. ¿Seguro que no asoma la punta de la alargada sombra de Caixabank como si
fuera la sobra de Belfegor? Él afirma que no, que seguirán siendo
independientes. Mire, Gómez, tome nota: tras finalizar “Diamantes para la eternidad”, Sean Connery aseguró a su esposa que no
volvería a interpretar al agente británico James Bond “nunca
jamás” y ella le replicó: “Nunca
digas nunca jamás”. ¿Se ha enterado bien? Pues, ¡hala!, espabilando, que
es gerundio.
sábado, 27 de julio de 2013
El yintoni
El “yintoni” está de moda. Como
se te ocurra ir a un bar de pijos y pidas una caña estás copado. El camarero de
la barra te mirará como si fueras en busca de trabajo temporal. Aquí, por cambiar, ya se ha cambiado hasta el
patrón de la Hostelería.
¿He dicho patrón? Bueno, perdonen, he querido decir patrona. Hasta hace poco
tiempo la patrona de la
Hostelería era santa Marta, no por la ciudad colombiana que
tiene tren pero no tiene tranvía, ni por Marta Ferrusola, la esposa de Jordi
Pujol, que funciona sin trole y sin catenaria, sino por Marta, la de Betania, la
hermana de María Magdalena y de Lázaro, que no estaba muerto, que no, que
estaba tomando cañas, y que un día
invitó a Jesús a tomar un tentempié. Hay que pedir un “yintoni” en copa de
balón, como debe ser. Ahora hay cursos para aprender a hacer “yintoni” con la
maestría de Perico Chicote. La ginebra no sé, pero la tónica, esa bebida que
inventó un tal Jacob Schweppe, que no era barman sino joyero, incluye quinina,
que combate el paludismo pero no las paletadas de los seguidores del nuevo
patrón de los bares: san Bar-tolo, que es un intento de la empresa americana
“Coca-cola” para sacar –dicen- de la crisis a los bares españoles. Pero, ¿qué
crisis? ¡Si no existe otro país europeo en el que haya más bares por metro
cuadrado! Ni san Bar-tolo ni leches. Esa empresa de refrescos americana no tuvo
bastante con cambiar el verde por el rojo en el traje de Santa Claus, que ahora
pretenden que el 29 de junio sea el día grande en España. Los americanos, ya se
sabe, son capaces de cambiar el Santoral a base de Twitter. Comprendo que los
negocios hosteleros están de capa caída por culpa de la crisis económica, pero
no hay que echar más leña al fuego. El último Consejo de Ministros acaba de
subir de 500 a
1.000 euros la multa por rebasar las tasas de alcoholemia al volante, además de
los 6 puntos de quita en el permiso de conducir. Ya existen guías para hacer el
“yintoni” perfecto, como el de Ana Lorente y Sara Cucala, y se sabe cuáles son las
ginebras más adecuadas: Bombay Sapphire, Hendrick´s, Citadelle, Tanqueray… Vamos,
todo un curso de postgrado. El español
aprende pronto, ya que sabe de todo, de catas de vinos, de frenos de
locomotoras, de la función de los flaps en los aviones, de aceites, de los
mejores productos de “Hacendado”, de lo
que sea. Lo sabe todo, digo, y lo que desconoce lo consulta en internet, que es
como el “Pons” para los médicos de familia.
--Camarero, un yintoni, por
favor.
--¿Con Tankeray y limón salvaje
de la huerta del Júcar?
--Bueno.
--Qué calor, eh.
--¡Y qué¡
--No, nada.
--¡Ah…¡
El yintoni hay que tomarlo a
pequeños sorbos, en mesa de velador y con noche estrellada, para que se
propague el sosiego y no se enoje el
funcionario de la ventanilla de la oficina de las tripas, o sea.
viernes, 26 de julio de 2013
El maquinista, ¿culpable?
jueves, 25 de julio de 2013
Incompetentes
Un día después de tragedia del
tren híbrido “Alvia” en las proximidades de Santiago de Compostela con un
balance provisional de casi ochenta muertos, el delegado del Gobierno en
Galicia, Samuel Juárez, por un lado, y Renfe Operadora y Adif, por otro,
discuten si eran churras o merinas, es decir, si el convoy circulaba en la
maldita curva a 220 o a 180
km/h. Da igual una cifra que la otra cuando se trata de
un tramo en el que sólo se permite circular a 80. Que el tren llevase cinco
minutos de retraso tampoco justifica tal exceso de velocidad. También falló la
baliza de seguridad. Pero lo más triste de todo es la declaración el
maquinista, que reconoció que iba a 190, cuando señaló: “Descarrilé, qué voy a
hacer!”. No pretendo echar más leña al fuego, pero entiendo que el maquinista
no meditó las consecuencias de esa “locura”. Errores los cometemos todos, pero
las insensateces merecen castigo. Aquí hay demasiados incompetentes. Y mientras
esa tragedia consternaba a todos los españoles, Mariano Rajoy enviaba un
comunicado de pésame a Núñez Feijóo, en cuyo último párrafo podía leerse:
“Quiero transmitirle mi más sentido pésame por la pérdida de vidas humanas y
cuantiosos daños materiales que ha traído el terremoto
que ha tenido lugar esta madrugada en Gansu. Deseo, en particular, transmitir
mis sinceras condolencias a los familiares de los fallecidos”. Nada que añadir.
Está claro que la secretaria de Estado de Comunicación del Ministerio de la Presidencia, Carmen
Martínez Castro, que desde noviembre de 2006 hasta diciembre de 2011 ha sido directora de
Comunicación del Partido Popular, tiene una diarrea estival mental del tamaño
de King Kong, ese gigantesco gorila ficticio que habita en la Isla Calavera. Sólo
le faltó decir que Santiago Matamoros no pudo echar un milagroso capote en ese
maldito descarrilamiento por encontrarse de vacaciones en Punta Umbría. Como
cuente así la reseña de los Consejos de Ministros vamos aviados.
miércoles, 24 de julio de 2013
Calatayud, ciudad abierta
Ayer, 23 de julio, El Periódico
de Aragón publicaba que “Calatayud niega cobijo a los miembros de una marcha
antidesahucios a Bruselas”, para seguir contando a los lectores que “los siete
miembros de la plataforma Stop Desahucios de Andalucía que realizan la marcha
entre Córdoba y Bruselas tuvieron que variar ayer sus planes. Al entrar en la
provincia de Zaragoza tenía previsto alojarse en Calatayud, pero el alcalde del
municipio, el popular José Manuel Aranda Lassa, ni siquiera los recibió. Los
activistas, de edades comprendidas entre los 20 y los 60 años, han recorrido ya
23 pueblos y en ninguno les había pasado nada similar”. Personalmente no
acababa de entender que una ciudad tan acogedora como es Calatayud hubiese
podido negar cobijo a los siete miembros de esa plataforma. Y como no acababa
de entenderlo, a punto estuve de escribir en contra de la actitud de ese
alcalde. Me alegro de no haberlo hecho, porque me hubiera equivocado. A José
Manuel Aranda, aunque no le conozca personalmente, le tengo estima. He leído un
cuestionario que le hizo el 28 de marzo de 2011 la Comisión de Formación de
PP donde contaba que sentía placer escuchando la canción “Yesterday”, viendo el fresco “El Juicio Final” de la Capilla Sixtina, las películas
de Hitchcock, y degustando y bebiendo tortilla de patata y un buen vino tinto.
Con esas aficiones, casi todas compartidas, José Manuel Aranda ya merece todos
mis respetos. Pero hoy leo en ese mismo diario que “el primer edil no pudo
cobijar a los antidesahucios” el pasado lunes. El motivo, y eso me alivia, fue
que esos “siete magníficos” peatones no se presentaron en el Ayuntamiento y que
“tampoco le llegó (a la
Alcaldía) ningún correo ni ningún fax de la Plataforma Stop
Desahucios”. Ahora recuerdo que en “El Juicio Final”, además del Cristo, María,
san Pedro, san Pablo, san Andrés, san Bartolomé, el propio Miguel Ángel, que
pintó su cara en la piel despellejada del mártir, santa Catalina, san
Sebastián, san Lorenzo y san Blas, detrás de ellos, digo, se encuentra un grupo
de ángeles con sus 7 trompetas, aunque en el cuadro aparecen 8, y otros dos
ángeles sostienen el Libro de la
Vida y el Libro de la Muerte.
Más abajo la multitud. No hay nada como leer los “Minutos
Menarini” cuando no se dispone de posibles para viajar hasta el Vaticano, como es mi caso.
Calatayud es una ciudad abierta y a nadie se le niega cobijo. Creo la versión
contada por José Manuel Aranda y no tengo nada más que añadir.
Los últimos limpiabotas
Comenta hoy Antonio Burgos en ABC
que “hay dos oficios tradicionales que han desaparecido y que, de volver a
imponerse, acabarían con mucho paro: maleteros y betuneros. En España se tiene
por infamante llevarle la maleta a alguien o lustrarle los zapatos. En Nueva
York, no”. No cabe duda que el invento de las maletas con ruedas acabó con el
antiguo oficio de “mozo del exterior”, o sea, el maletero de toda la vida, y
que ya no se estilan los limpiabotas salvo en determinadas cafeterías del
centro de las ciudades. Hoy todo el mundo carga con sus equipajes y se limpia
los zapatos con ese betún líquido que
sale de una esponjilla redonda. Es como la fregona del calcero, que le das una
pasada, esperas a que se seque y ya se ha obrado el milagro. Ahora solo falta
que alguien, aprovechando eso del I+D+i, invente una máquina capaz de planchar
camisas y pantalones y que, ya de paso, nos haga la cama. Dicen que está en
estudio, pero la puesta en marcha del soñado proyecto ya se está alargando más
de lo deseable; y, tal y como sucede con la declaración de la renta, siempre lo
terminamos pagando los mismos, es decir, los que estamos de “Rodríguez” o
vivimos más solos que el dinosaurio Anacleto. Ahora ha aparecido en Zaragoza un
limbiabotas que se ha instalado en el Coso, junto a la entrada del FNAC. Todos
los días monta su “trono” y espera con paciencia la llegada del cliente. Está
buscando un patrocinador que pague la publicidad en los laterales del
majestuoso butacón. El betunero chileno Gabriel Eduardo Toro es soldador en paro y cuenta que aprendió a
limpiar zapatos por internet. Ya lleva invertidos unos 1.000 euros en el
negocio, es decir, en el sillón y en permisos municipales. Sólo tiene un
competidor, Ángel Luis Pastor, que antes lustraba zapatos en El Tubo y ahora lo hace en la cafetería San
Siro, en la plaza de Joaquín Costa. Pero es un poco más carero que Gabriel, que
cobra sus servicios a 3’50 euros mientras que Ángel Luis limpia a 4 euros.
También le echa menos horas, de 7
a 14, mientras que Gabriel lleva jornada partida, o sea,
de 9 a 13
y de 15 a
20’30. Ambos se declaran autodidactas, lo que les añade mérito. Bueno, Gabriel
aprendió el oficio de limpia por internet, lo que le da un cierto caché a la
hora de manejar el cepillo, el betún y ese
trapo que con el frote en el cuero embetunado termina sonando como un
violín.
martes, 23 de julio de 2013
Iberoamericanización
Abuchear a los Príncipes de
Asturias o a la Reina
se está poniendo de moda allá donde éstos aparecen y por el motivo que sea. Al
Rey, ¡menos mal!, le dejan en paz porque casi no sale de La Zarzuela. Los
españoles están confundiendo a los miembros de la
Casa Real con Cagancho en Almagro. La
última ha sido hoy en Cáceres, donde los Príncipes habían acudido para presidir
un grupo de trabajo con los responsables de las delegaciones del Instituto
Cervantes. De cualquier forma, a los grupos de trabajo hay que dejarles
trabajar. No hacen falta presidencias regias ni principescas porque, entonces,
por aquello de los protocolos, ni se trabaja ni se está en lo que se tiene que
estar. No obstante, los cacereños, mejor dicho, un grupo de manifestantes
cacereños, ha aprovechado para airear banderas republicanas (de la Segunda República,
quiero decir) y gritar eso de “España mañana será republicana” y “los borbones
a los tiburones”. Pero el Príncipe no se ha despeinado y ha incidido en apostar
por la “iberoamericanización”, que es una palabra que tiene tela marinera, como
diría Antonio Burgos. Pero hombre, Alteza, si ya estamos iberoamericanizados.
¿Le parece poco lo que vemos por las calles de las ciudades españolas? Aquí
estamos iberoamericanizados, achinados, amoriscados, acongolados, aburundizados
y rumanizados. Hay momentos, cuando salgo a dar una vuelta, en los que tengo la
sensación de que el extranjero peatón soy yo. A los iberoamericanos, en su
mayoría ecuatorianos, se les conoce enseguida por llevar los pantalones caídos,
eso que se ha dado en llamar calzones cagados, y una gorra visera puesta del
revés. A los subsaharianos, por el color de su piel y su dedicación a la venta
ambulante de nimiedades; a los chinos por disponer de todos los bares de la
barriada, por lo mucho que gritan al hablar entre ellos y porque escupen en el
suelo con demasiada frecuencia; a los marroquíes por hacer corrillos tapando
las calles y hablando mal de este país; y a los rumanos, en su mayoría de aspecto agitanado, por su
afición al trinque de cobre en polígonos industriales y por pasarse las horas
muertas jugando a las máquinas tragaperras. De ninguna de las maneras está en
mi ánimo que a los borbones se les eche a los tiburones. Todo el mundo tiene
derecho a la vida, también ellos. Además, en las costas españolas no hay ni
jaquetones ni escualos. Digo más, pronto no tendremos ni bocartes ni anchoas en nuestros caladeros, ni
barbos, madrillas, truchas o carpas en nuestros ríos. Pero de eso a que nos
iberoamericanicemos va un trecho. Eso de los lazos humanos, históricos,
sociales y culturales pertenecen a otra época. España ni es madre de 22
naciones ni ná de ná. Ya ni siquiera es madre de 17 Comunidades Autónomas. Que
se lo cuenten a los catalanes cuando ondean la bandera de Aragón con la
estrella de “Damm” para reivindicar mediterráneamente que no quieren estar
españolizados. ¡Como para pedirles que se iberoamericanicen! Yo, quede claro
que no me considero hermanado ni con Evo Morales ni con Nicolás Maduro ni con Raúl
Castro ni con Cristina Fernández de Kirchner. Vamos, ni primos segundos.
lunes, 22 de julio de 2013
Mi maestro en el recuerdo
Hoy, 22 de julio, hace justamente
50 años que dejó de existir mi maestro de primaria. Don José Fernández Pérez,
que así se llamaba, era un hombre bueno que atendía la escuela que la empresa
en la que trabajaba mi padre tenía dispuesta para los hijos de los empleados.
También se admitía en ella, por proximidad, a los hijos de guardias civiles y a
los hijos de los ferroviarios. Cuando murió don José yo ya no pertenecía a la
escuela. Había “desertado” con 11 años para hacer el Bachillerato como alumno
libre. Recuerdo que aquella tarde, pocas horas antes de su fallecimiento, el
párroco había ido a su casa para darle la extremaunción. Yo acompañé al cura en
calidad de asistente y pude verle postrado en su cama, con los ojos muy
abiertos, recibiendo la comunión. Don José era un maestro vocacional, que
enseñaba deleitando y, también, aplicando alguna colleja al alumno distraído. Fumaba
“ideales” y estaba suscrito al “ABC” de Madrid. Cada mediodía esperaba ansioso
la llegada del repartidor de correspondencia para que le hiciera entrega de su
ejemplar, doblado y abrazado con una fajilla. Se lo daba por la ventana. Don
José decía que el “ABC era el ave que volaba más alto” porque llegaba cada
mañana a media Europa por avión. Era el “ABC” de Prensa Española, el que Anson
llama “verdadero”, y que me perdone Bieito Rubido Ramonde. Era, también ahora,
un periódico con grapa y de formato folio que durante la Guerra Civil informaba una cosa
y la contraria en función de dónde era editado, es decir, en el Madrid donde el
periódico pasó a ser gestionado por
Unión Republicana, o en la Sevilla dominada por los
sublevados. Hace 50 años que nos dejó don José y sigue permaneciendo vivo en mi
recuerdo. Me enseñó a leer, que nunca viene mal.
domingo, 21 de julio de 2013
El bueno, el feo y el malo
En este vodevil ya tenemos a tres
personajes en escena, al bueno, al feo y al malo. El bueno es Rajoy, que parece
vivir en el planeta Marte; el feo es sin duda alguna Rubalcaba, que, como dice
Marcello, parece sacado de una viñeta del “Jaimito”; y el malo es Bárcenas, que
está tirando de la manta para regocijo de Pedro J. Ramírez, el animador de la
fiesta. Comentaba días pasados Jesús Cacho en “Vozpópuli” que existe el rumor
de que ya está en marcha la “Operación Tijera”. Dice Cacho que “cuentan en la Cuesta de las Perdices que
el acuerdo a tres bandas –PP, PSOE y Zarzuela- está en marcha y ya tiene
nombre: ‘Operación Tijera’. Se trata de rebajar hasta una dimensión controlable
el tamaño de tres escándalos cada uno de los cuales, por sí solo, podría
llevarse por delante un Régimen: el caso Bárcenas, el asunto de los ERE
andaluces, y la pesadilla del yernísimo Iñaki Urdangarin. Para cada
uno de ellos se estaría en el diseño de soluciones a la carta, que incluirían
en algún caso cómodas estancias en prisión con salida y dinerito garantizado”.
(…) “La estrategia del presidente y su equipo parece clara: atrincherarse en la
mayoría absoluta -el auténtico rompeolas de este Gobierno- y darle hilo a la
cometa. Poner sordina al escándalo y dejar pasar el tiempo. A las puertas de
las vacaciones de verano, el Ejecutivo celebrará su último consejo de ministros
el viernes 2 de agosto, antesala de plácidos atardeceres en Doñana. Y
septiembre podría venir cargado de promesas de tiempos nuevos: una buena
temporada turística; los primeros síntomas de recuperación económica, y tal vez
incluso la concesión a Madrid de los JJOO de 2020 (manifestación de la
insensatez y la corrupción de una oligarquía que, con el país cayéndose a
pedazos, sigue pensando en fiestas y festejos que inevitablemente se traducirán
en más deuda pública)”. Yo no sé qué se cuenta en la Cuesta de las Perdices, es
decir, ese tramo de la carretera de La Coruña que va desde Puerta de Hierro hasta el
Hipódromo de la Zarzuela,
donde estuvo el frente de batalla durante la guerra civil y donde los
madrileños pijos acudían a probar la potencia del coche recién comprado. Los
ciudadanos sólo intuimos que se está llegando al final del bipartidismo y,
también, al final de la segunda Restauración borbónica. “Estamos -como dice Cacho- en el final del
viaje en el que a la muerte de Franco se embarcaron los dos grandes partidos mayoritarios, y la
propia Corona como guinda del pastel. Es la descomposición de un Régimen”. (…)
“La España
de Alfonso
XIII perdió el rumbo en 1909, se hundió en 1912 y derivó
hacia el caos en 1917, para terminar en el desastre de Annual”. (…) ”En este
clima se fraguó el golpe de Primo de Rivera, que terminaría
llevándose por delante la
Monarquía”. Algunos malpensados –de la Cuesta de las Perdices, de La Alpujarra, de Las
Encartaciones y de los Monegros- todavía no saben a qué fue, en realidad, el
Rey a Marruecos, además de lo que ya nos han contado sobre economía, la
hermandad de dos pueblos vecinos, la “transición marroquí a la española” y
todas esas lindezas. ¿Acaso está preparando el Rey un supuesto exilio de oro?
No sé, no sé… De momento García-Margallo ha dicho que “Rajoy hablará cuando lo
crea oportuno, para calmar los ánimos de los ciudadanos”. Oiga, Margallo, usted
habla por boca de ganso. Los que tienen que tranquilizarse, en todo caso, son
Rajoy y su comparsa. Repetir en público lo que otros dicen en privado, como los
gansos, no consuela ni a los lerdos. Los gansos, ya se sabe, cantando uno,
cantan todos. Pero aclarar las cosas ya es harina de otro costal. Y en eso
estamos.
Yo, señor, no soy malo...
Cada uno tiene sus debilidades,
todas ellas dignas de ser respetadas. Una de ellas, en lo que a mí respecta, es
poder leer con sosiego los artículos de Rufo Gamazo Rico en “La Opinión. Correo de Zamora”.
Siempre aprendo algo de lo que él escribe. Rufo Gamazo es un periodista que,
pese a ser octogenario, conserva una gran memoria. Y “Don Puro”, como así
firmaba sus artículos siendo soldado en el Regimiento de Infantería Toledo
número 35, en Zamora, me sorprende hoy en ese diario zamorano con su artículo
“De orden del señor alcalde”, donde cuenta cuando en los años 50 a un gobernador civil le
dio por visitar apartados pueblos castellanos. Cuenta Gamazo: “En uno de ellos,
al presentarle al alcalde le informaron de que aquel servidor del pueblo
llevaba treinta años empuñando la vara. El poncio bromeó: Así que alcalde con la Monarquía, la República y con el
Régimen: ¡Cuánto ha cambiado usted! El alcalde replicó: Yo, no; ustedes han
cambiado”. A Rufo Gamazo Rico le nombraron en 1953 director de “El Día”, de
Santa Cruz de Tenerife, y fue allí donde conoció a Carlos Arias Navarro, entonces gobernador civil de esa provincia
canaria y que más tarde lo sería de Navarra, donde permaneció hasta 1957, año
en el que fue nombrado director general de Seguridad y mano derecha de Camilo
Alonso Vega. Pues bien, Rufo Gamazo sería asesor personal de Arias Navarro en la Dirección General
de Seguridad, en el Ayuntamiento de Madrid, en el Ministerio de la Gobernación y en la Presidencia del
Gobierno. En suma, Rufo Gamazo fue un hombre de su tiempo, como aquel alcalde
del apartado pueblo castellano. ¿Qué podemos reprocharle? Cuarenta años bajo el
zapato del nacional-catolicismo es mucho tiempo en la existencia de los
españoles y engloba toda una vida en el campo laboral. Rufo Gamazo, de haber
escrito sus memorias, podría haber comenzado como el capítulo I de “La familia de Pascual Duarte”:
“Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos
cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos
creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuéramos de cera y en
destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte”. Rufo Gamazo escribe
bien y eso le salva.
sábado, 20 de julio de 2013
Circulaciones
Pues miren, yo no sé que es peor,
si el virus aviar que circula por Shangai y que los
científicos le llaman H7N9 como si se tratara de la catalogación de una
estrella, los billetes falsos en circulación y que han subido un 26‘3
por ciento en el pasado semestre, o la proliferación de bicicletas que circulan
por las aceras de nuestras ciudades sin ningún miramiento hacia los peatones.
Lo del virus chino está mal, ya lo sé, como está mal el paramixovirus que
produce el sarampión o la orquitis consecuente de la inflamación del epidídimo.
Lo primero, lo del virus aviar se evita, al menos de momento, veraneando en el
pueblo, cortando finas láminas a un pernil serrano y bebiendo vino tinto a
chorro de una bota de las “Tres Zetas”; los billetes falsos, llevando en el
bolsillo un bolígrafo que detecta el dinero del “monopoly”. Pero el asunto
de las bicicletas está alcanzando visos de epidemia, como hoy comenta Antonio
Burgos en su artículo en el ABC de
Sevilla “Ya somos Copenhague”. Dice: “En tiempos del imperio de modernidades,
peatonalizaciones, movilidades, sostenibilidades y mamarrachadas de
Monteseirín, la bicicleta entró en Sevilla, mutatis mutandis, como los bárbaros
en Roma. Se entabló una lucha entre el coche y la bicicleta en la que ganó la
bicicleta...que es como si en las fiestas de moros y cristianos ganaran los
moros. Toda la ciudad se plegó a la dictadura de la bicicleta. No
peatonalizaron: abicicletaron, que no es lo mismo. El ciclista va por Sevilla
como un dictador triunfante que en su caballo blanco entra en una ciudad
conquistada”. Pues bien, algo parecido ha sucedido en la Zaragoza regida por
Belloch, donde más de un peatón al día debe ser asistido en el Hospital “Miguel
Servet”, que también descubrió la circulación, pero de la sangre. El ciudadano no demanda más circulación de
bicicletas por las aceras sino más activo circulante, es decir, más dinero para
usar en cualquier momento. Los vehículos de propulsión humana, como es la
bicicleta, o la biciclostia, son buenos por lo que tienen de económico,
sostenible y ecológico, pero siempre que circulen por los sitios habilitados, o
sea, por las ciclovías. Las aceras son para los peatones, que circulamos a base
de desgastar tacón. Y por si algún ecologista se me echa encima, me adelantaré
a decir que algunas bicicletas se pueden pedalear por las aceras sin peligro:
las estáticas. No llegan muy lejos pero permiten poner cara de velocidad y
quedar bonito ante el respetable peatón que ha salido de casa dispuesto a
comprar el pan o a pasear a los nietos. A este paso, habrá que poner burladeros
junto a los portales y a cada veinte metros, para que podamos refugiarnos
cuando aparezca un ciclista a piñón fijo y con el manillar de carreras vuelto
del revés. Recuerden lo que le pasó al pobre Granero.
jueves, 18 de julio de 2013
Franco en la nevera de la Historia
A Eugenio Merino se le echó
encima la
Fundación Francisco Franco por haber representado con su “Always Franco” al anterior jefe del Estado
crionizado dentro de una máquina de refrescos y presentarlo el año pasado en la Feria de Arte Contemporáneo
de Madrid. Pero un indignado Jaime Alonso, jefe de la asesoría jurídica de
Manos Limpias y vicepresidente de esa Fundación, acudió el año pasado con un
notario a ARCO para tomar fotografías y levantar acta. La Fundación presentó una
demanda contra el artista y ahora, un año más tarde, un Juzgado de Madrid,
concretamente la juez Rocío Nieto, la ha desestimado por considerar la obra
como “una creación artística que no pretende mostrar unos hechos reales, sino
recrear desde la ficción una imagen lejana en el tiempo y situarla en una época
muy distinta”. Sin embargo, Jaime Alonso ya ha informado a los medios que se
recurrirá esa sentencia y se llevará hasta el
Tribunal Supremo, “para saber si las más altas instituciones del Estado
también están en esa tesitura laxa y tolerante, hasta extremos inconcebibles”.
Ya ven cómo están las cosas en el búnker. Hoy, 18 de julio, se me ocurre que meter
el “espectro” de Franco en una nevera, como hizo Eugenio Merino el año pasado,
tampoco es tan grave, si tenemos en cuenta que ese militar africanista que
tanta admiración causa a Jaime Alonso (no confundir con el homónimo marido de
Fátima Báñez) fue un sátrapa que favoreció un golpe de Estado, que nos sumió en
una fratricida guerra civil que duró casi tres años y que permaneció en el
poder otros 40 con un régimen
autoritario que más vale intentar olvidar. Como se cuenta hoy en “El acento”,
en las páginas de El País, “Atildado como solía [Franco], con impecable
uniforme militar y pertrechado tras oscuras gafas de sol, la imagen del
dictador contrastaba con una posición más bien ridícula: en semicuclillas y
encajado en el interior de una nevera que le venía pequeña (…) pero, a
diferencia de lo que ocurre en los regímenes autoritarios como el de Franco, en
los que no cabe ninguna libertad, tampoco la artística, en democracia la
libertad de expresión es un derecho fundamental. Resulta difícil imaginar
siquiera la existencia en Alemania de una Fundación Adolf Hitler que se
atreviera a llevar a los tribunales a artistas por cuestionar, con su arte, el
nazismo. Pero en España el franquismo no ha sido sometido a una revisión
histórica como la que el nazismo ha sufrido en Alemania y sus herederos se
atreven a perseguir a los artistas ante los tribunales”. A Francisco Franco
parece poca cosa meterle dentro de un refrigerador, como hizo Merino. La figura
de Francisco Franco habría que meterla en el Museo de los Horrores. Los
frigoríficos sirven para contener bebidas refrescantes; y la Historia, para refrescar
la memoria colectiva.
miércoles, 17 de julio de 2013
A vueltas con la "Marca España"
Si el objetivo de que la "Marca España" consiste en que
sea conocida del mundo al otro confín, mal empezamos si, como pretende el alto comisionado Carlos Espinosa
de los Monteros se comience por Valencia para seguir por todas las Comunidades
españolas. Los españoles, que lo que ya vamos demandando es la sopa de
conventos, no estamos en condiciones de perder el tiempo observando cómo unas
azafatas uniformadas ofrecen sobre
moquetas y oropel el turismo en Paradores, los automóviles de última
generación, las actuaciones de bailarines de postín en la Plaza Porticada de Santander, la
habilidad en mover el botafumeiro en la Catedral de Santiago sin marear a los turistas, o
el arte en la doma del caballo jerezano. El español, hoy, por desgracia, sólo
elevará su autoestima el día en el que encuentre trabajo, no le exprima el
Gobierno con los impuestos semana tras semana y se pueda permitir habitar en
una vivienda digna. Eso del flamenco, el arte mudéjar turolense, los “exitos” de
españoles en la diáspora que se sirve después de cenar en el programa
televisivo “Españoles por el mundo”, el bienhacer de las pulperías lucenses el
día de san Froilán, las corridas de toros, las diez mejores bodegas de diseño
según la guía “Repsol”, etcétera, quedan bien para un magazín de fin de semana,
pero el español hoy está en otra cosa. Está atrapado entre dos cristales, vé lo
que sucede arriba y abajo pero tiene que moverse en la horizontal, que es donde mira desde el punto de vista (los
lerdos, que los hay en todos los estratos sociales, dicen “bajo el punto de
vista”, donde no se divisa nada). Pues bien, Espinosa de los Monteros, que
tiene apellido de valle pasiego aunque pertenezca a Burgos, es un tipo que
–según acabo de leer en “Vozpópuli”- “con mucha flema anglosajona
se coloca cada mañana una corbata azul con la bandera de España
y se dedica a ir tocando a sus antiguos compañeros de Consejo [Inditex]
para ver de dónde se puede sacar un duro. Mucho se está haciendo para lo
poco que tiene, se dice en los mentideros madrileños, pero hay quien recuerda
que era una práctica muy de Zapatero eso de poner en marcha cosas importantes
pero carentes de fondos lo que les hacía bastante inútiles”. El ministro de
Exteriores, García-Margallo, que representa al príncipe de Asturias en el
Instituto Elcano, ha comentado ( según publica hoy el diario “ABC”) que “se ha
querido empezar este plan por la Comunidad Valenciana,
no sólo porque se encuentra especialmente vinculado a ella [Margallo obtuvo en
2004 el Doctorado en Derecho por la Universidad “Miguel Hernández” de Elche con la
tesis “Una apuesta por el Modelo Europeo de Bienestar”], sino también porque
allí se encuentran empresas muy dinámicas que líderes (sic) en exportación de
calzado, juguetes, alfombras, tejidos, mármoles o muebles, entre otros
sectores, además de constituir uno de los principales destinos turísticos”. Se
le olvidó decir que, también, por haber sido el germen de la trama Gürtel que, junto a otras piezas separadas de esa componenda
y para vergüenza de todos los españoles, ya ha imprimido carácter como “Marca
España” para los restos.
martes, 16 de julio de 2013
Belchite y las visitas guiadas
Aquí el que no corre, vuela. Se
cobra por visitar todo, catedrales, museos diocesanos…, y desde el pasado marzo,
para estar en línea con la
Iglesia Católica, el Ayuntamiento de Belchite cobra entrada por
visitar las ruinas del otro Belchite, del Belchite donde nació Santiago Lorén,
del Belchite que ya sólo es una casa con
goteras. Ahora sólo se permiten visitas guiadas a 6 euros por persona. Juan
Antonio Antón, concejal de Turismo, contaba el pasado mes de abril a un
periódico local que “existe peligro de derrumbes”. Hombre, concejal, los
peligros acechan tanto si uno se acerca por libre como si acude en visita
guiada. Estas cosas son como los aludes de montañas, que surgen cuando menos te
lo esperas. También señaló el concejal Antón que antes de proceder al vallado
del recinto “había expolios y destrozos en el patrimonio”. Tampoco hay que
exagerar, Antón, que las ruinas de Belchite no son ni el Partenón ni el Coliseo
ni el Valle de los Reyes. Fue un pueblo aragonés donde murieron alrededor de
5.000 ciudadanos en catorce días de combate durante el verano de 1937. Terminada
la contienda, Franco decidió no reconstruir el pueblo sino crear uno nuevo al
lado, utilizando prisioneros republicanos como mano de obra. Las ruinas del
anterior pueblo se dejaron tal cual, o sea, en un estado lamentable. Más tarde
aparecerían leyendas urbanas sobre psicofonías y apariciones al estilo de las
que se cuentan sobre los viejos e inutilizados sanatorios antituberculosos,
como el de Agramonte, en las faldas del Moncayo Pamplinas. El hecho cierto es
que el Ayuntamiento de Belchite ya lleva recaudados desde marzo pasado por el
concepto de visitas guiadas más de
16.000 euros. Ahora sólo hace falta que la alcaldesa socialista María Ángeles
Ortiz Álvarez, organice “perfomances”, con el factor añadido de la
improvisación que tanto gusta a los turistas. Se puede comenzar teatralizando
durante las noches de verano lo que significó la Taifa de Zaragoza a la que
Belchite pertenecía, su conquista por
Alfonso I de Aragón y la creación de la primera imitación a la Orden del Temple, para más
tarde dar un salto en el tiempo hasta 1809 con la batalla contra los franceses
y, a continuación, pasar a la otra gran batalla, la de 1937, en plena Guerra
Civil, que destruyó completamente el pueblo. Todo ello, para asegurar su éxito,
debe estar aderezado con luz y sonido, poniendo la guinda final una voz en
“off” que diga a los ensimismados
turistas: “Pueblo viejo de Belchite / ya no te rondan zagales / ya no se oirán
las jotas / que cantaban nuestros padres”. Con esa “perfomance” y un selecto
servicio de ambigú el triunfo estará asegurado.
lunes, 15 de julio de 2013
Excursión a Marruecos
Que el Rey viaje hoy a Rabat con
cinco ministros y 27 empresarios parece algo normal. Todos tienen la obligación
de intentar poner de largo la “marca España”, como si los marroquíes que
pululan por Madrid o por Zaragoza no supieran lo que vale un peine. Pero bueno,
hay que hacer “labor de producción”, como hace el director de la agencia de la
caja de ahorros, cuando te informa de que tiene un fondo de inversión muy bueno
sólo para clientes distinguidos; y tú, te limitas a escuchar y a encomendarte
por los adentros a san Valentín de Berrio-Otxoa, de la Orden de Predicadores, que
era pariente lejano por parte de madre de Urdangarín, no del Urdangarín casado con la infanta, que
también, sino de su señor padre, el ingeniero que presidió Caja Vital, y del
que tanto se acuerdan muchos españoles cuando no les llega el salario a fin de
mes. Pues bien, como digo, ese viaje de Estado que hoy comienza parece ser que
tiene mucha importancia para los intereses políticos, económicos y culturales
de este país. Un viaje, por cierto, que coincide con el Ramadán. Hasta podría
ocurrir que el séquito acompañante al Jefe del Estado en ese viaje comercial,
para el que se necesitan grandes alforjas repletas de bendiciones, permanezca
en ayunas hasta la caída del sol por no incomodar a Mohamed VI ni interferir en
la cultura religiosa de sus súbditos. Por lo tanto, más le valdría a Ana Pastor, Jorge Fernández, José Manuel
Soria, Alberto Ruiz-Gallardón y a García- Margallo haber metido en el hatillo
personal unas galletas “chiquilín” y unos botes de mermelada, para poder echar
al coleto algo mientras permanezcan en su habitación del hotel meditando sobre
el cuento de “La Lechera”.
Lo que no termino de comprender es la razón por la que han sido invitados a ese
viaje de Estado los exministros de Exteriores, como si se tratase de un viaje
del Imserso. No sé qué demonios pintan en Marruecos nueve de los doce ministros
de Asuntos Exteriores que han tenido los diversos gobiernos de España desde
1977. Allí están presentes Marcelino Oreja,
José Pedro Pérez Llorca, Javier Solana, Carlos Westendorp, Abel Matutes,
Joseph Piqué, Ana Palacio, Miguel Ángel Moratinos y Trinidad Jiménez. De los
diez vivos, sólo faltará Fernando Morán por motivos de salud. Y
mientras se expone en Marruecos la apretada agenda española, se aprovechará,
supongo, para meter a los nueve exministros de Exteriores en un microbús con su
correspondiente bolsa de pic-nic para que un avispado guía les conduzca por los
rincones más típicos de ese país africano, donde se incluya tal vez un
simulacro de guerra en la isla de Perejil. Más o menos lo que se hace por estos
pagos cuando los últimos brigadistas internacionales que van quedando se
acercan presuntamente hasta el destruido Belchite; y la alcaldesa, María
Ángeles Ortiz Álvarez, que es del PSOE,
en un intento de quedar bien con los recién llegados, les invita, también
presuntamente, a presenciar una noche de brillo y colores con una atractiva
mascletá de ruido, humo y quema de pólvora en un fervoroso milagro de la
pirotecnia.
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