domingo, 21 de julio de 2013

El bueno, el feo y el malo




En este vodevil ya tenemos a tres personajes en escena, al bueno, al feo y al malo. El bueno es Rajoy, que parece vivir en el planeta Marte; el feo es sin duda alguna Rubalcaba, que, como dice Marcello, parece sacado de una viñeta del “Jaimito”; y el malo es Bárcenas, que está tirando de la manta para regocijo de Pedro J. Ramírez, el animador de la fiesta. Comentaba días pasados Jesús Cacho en “Vozpópuli” que existe el rumor de que ya está en marcha la “Operación Tijera”. Dice Cacho que “cuentan en la Cuesta de las Perdices que el acuerdo a tres bandas –PP, PSOE y Zarzuela- está en marcha y ya tiene nombre: ‘Operación Tijera’. Se trata de rebajar hasta una dimensión controlable el tamaño de tres escándalos cada uno de los cuales, por sí solo, podría llevarse por delante un Régimen: el caso Bárcenas, el asunto de los ERE andaluces, y la pesadilla del yernísimo Iñaki Urdangarin. Para cada uno de ellos se estaría en el diseño de soluciones a la carta, que incluirían en algún caso cómodas estancias en prisión con salida y dinerito garantizado”. (…) “La estrategia del presidente y su equipo parece clara: atrincherarse en la mayoría absoluta -el auténtico rompeolas de este Gobierno- y darle hilo a la cometa. Poner sordina al escándalo y dejar pasar el tiempo. A las puertas de las vacaciones de verano, el Ejecutivo celebrará su último consejo de ministros el viernes 2 de agosto, antesala de plácidos atardeceres en Doñana. Y septiembre podría venir cargado de promesas de tiempos nuevos: una buena temporada turística; los primeros síntomas de recuperación económica, y tal vez incluso la concesión a Madrid de los JJOO de 2020 (manifestación de la insensatez y la corrupción de una oligarquía que, con el país cayéndose a pedazos, sigue pensando en fiestas y festejos que inevitablemente se traducirán en más deuda pública)”. Yo no sé qué se cuenta en la Cuesta de las Perdices, es decir, ese tramo de la carretera de La Coruña que va desde Puerta de Hierro hasta el Hipódromo de la Zarzuela, donde estuvo el frente de batalla durante la guerra civil y donde los madrileños pijos acudían a probar la potencia del coche recién comprado. Los ciudadanos sólo intuimos que se está llegando al final del bipartidismo y, también, al final de la segunda Restauración borbónica.  “Estamos -como dice Cacho- en el final del viaje en el que a la muerte de Franco se embarcaron los dos grandes partidos mayoritarios, y la propia Corona como guinda del pastel. Es la descomposición de un Régimen”. (…) “La España de Alfonso XIII perdió el rumbo en 1909, se hundió en 1912 y derivó hacia el caos en 1917, para terminar en el desastre de Annual”. (…) ”En este clima se fraguó el golpe de Primo de Rivera, que terminaría llevándose por delante la Monarquía”.  Algunos malpensados –de la Cuesta de las Perdices, de La Alpujarra, de Las Encartaciones y de los Monegros- todavía no saben a qué fue, en realidad, el Rey a Marruecos, además de lo que ya nos han contado sobre economía, la hermandad de dos pueblos vecinos, la “transición marroquí a la española” y todas esas lindezas. ¿Acaso está preparando el Rey un supuesto exilio de oro? No sé, no sé… De momento García-Margallo ha dicho que “Rajoy hablará cuando lo crea oportuno, para calmar los ánimos de los ciudadanos”. Oiga, Margallo, usted habla por boca de ganso. Los que tienen que tranquilizarse, en todo caso, son Rajoy y su comparsa. Repetir en público lo que otros dicen en privado, como los gansos, no consuela ni a los lerdos. Los gansos, ya se sabe, cantando uno, cantan todos. Pero aclarar las cosas ya es harina de otro costal. Y en eso estamos.

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