domingo, 7 de julio de 2013

El problema vendrá con las tallas




Hasta la factoría de condones “Control” se marcha de España. Antes lo había hecho  “Dúrex” y no pasó nada. El sur de Europa, querámoslo o no reconocer, ya no es lo que era. Primero terminamos con el botijo autóctono, que sudaba en un rincón oscuro sobre un plato y daba un agua fresquísima; después, con la siesta por aquel principio lanzado desde la Patronal de producir más y ganar menos; y ahora, ¡manda carallo!, los condones españoles se fabricarán en Tailandia a menor coste. Y es que por estos pagos está resultando harto complicado pretender tener intimidad en la alcoba y a la vez pensar en cómo pagar la hipoteca. Por eso, quizás, la fábrica Tecnilátex (filial de Artsana Group) ha decidido  marcharse de Alcorcón.  Justifican su decisión basándose en balances y datos estadísticos; es decir, que ‘la producción de preservativos en la fábrica de Tecnilatex de Alcorcón se ha reducido un 37,4%, con un descenso de su facturación del 12,8%’. Con las multinacionales siempre pasan estas cosas. Recuerden cuando un día de marzo de 1994  la multinacional norteamericana Guillette, fabricante de las cuchillas de afeitar “Filomátic”, decidió casi por sorpresa desprenderse de la única factoría existente en España, en Alcalá de Guadaíra. No tuvo empacho en poner en la calle a  246 trabajadores pese a que sólo un año antes, en 1993, Guillette Española había alcanzado unos beneficios brutos de 700 millones de pesetas. Algunos todavía tienen en la cabeza el anuncio de televisión de aquellas maquinillas de afeitar “Filomátic”, en las que Miguel Gila decía aquello de “¡da un gustirrinín…!”.  Lo que ahora hace falta saber es si las tallas asiáticas son homologables a las españolas, aunque yo creo que los del Sur  siempre exageramos cuando hacemos referencia a los chismes de mear. Recuerden “Un burdo rumor”, de Javier Krahe, cuando canta aquello de “No sé tus escalas  por lo tanto eres muy dueña / de ir por ahí diciendo que la tengo muy pequeña. / No está su tamaño, en honor a la verdad, / fuera de la ley de la relatividad”. En fin, ya inventaremos algo para corregir las posibles deficiencias perimetrales, si es que existieran. A una mala, siempre nos quedará el método “Qigong” que consiste en hacer ejercicios de respiración para agrandar el pene, dirigir la energía hacia esa zona y hacerlo casi de acero. Se cuenta que su inventor, el maestro Tu Jin Sheng, ató con un pedazo de tela su miembro a un camión y lo arrastró varios metros. Después, como para coronar la hazaña, un asistente le pegó una patada entre las piernas, hecho que lo dejó sin respiración, o sea.



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