lunes, 15 de julio de 2013

Excursión a Marruecos




Que el Rey viaje hoy a Rabat con cinco ministros y 27 empresarios parece algo normal. Todos tienen la obligación de intentar poner de largo la “marca España”, como si los marroquíes que pululan por Madrid o por Zaragoza no supieran lo que vale un peine. Pero bueno, hay que hacer “labor de producción”, como hace el director de la agencia de la caja de ahorros, cuando te informa de que tiene un fondo de inversión muy bueno sólo para clientes distinguidos; y tú, te limitas a escuchar y a encomendarte por los adentros a san Valentín de Berrio-Otxoa, de la Orden de Predicadores, que era pariente lejano por parte de madre de Urdangarín, no del  Urdangarín casado con la infanta, que también, sino de su señor padre, el ingeniero que presidió Caja Vital, y del que tanto se acuerdan muchos españoles cuando no les llega el salario a fin de mes. Pues bien, como digo, ese viaje de Estado que hoy comienza parece ser que tiene mucha importancia para los intereses políticos, económicos y culturales de este país. Un viaje, por cierto, que coincide con el Ramadán. Hasta podría ocurrir que el séquito acompañante al Jefe del Estado en ese viaje comercial, para el que se necesitan grandes alforjas repletas de bendiciones, permanezca en ayunas hasta la caída del sol por no incomodar a Mohamed VI ni interferir en la cultura religiosa de sus súbditos. Por lo tanto, más le valdría a  Ana Pastor, Jorge Fernández, José Manuel Soria, Alberto Ruiz-Gallardón y a García- Margallo haber metido en el hatillo personal unas galletas “chiquilín” y unos botes de mermelada, para poder echar al coleto algo mientras permanezcan en su habitación del hotel meditando sobre el cuento de “La Lechera”. Lo que no termino de comprender es la razón por la que han sido invitados a ese viaje de Estado los exministros de Exteriores, como si se tratase de un viaje del Imserso. No sé qué demonios pintan en Marruecos nueve de los doce ministros de Asuntos Exteriores que han tenido los diversos gobiernos de España desde 1977. Allí están presentes Marcelino Oreja,  José Pedro Pérez Llorca, Javier Solana, Carlos Westendorp, Abel Matutes, Joseph Piqué, Ana Palacio, Miguel Ángel Moratinos y Trinidad Jiménez. De los diez vivos,  sólo faltará  Fernando Morán por motivos de salud. Y mientras se expone en Marruecos la apretada agenda española, se aprovechará, supongo, para meter a los nueve exministros de Exteriores en un microbús con su correspondiente bolsa de pic-nic para que un avispado guía les conduzca por los rincones más típicos de ese país africano, donde se incluya tal vez un simulacro de guerra en la isla de Perejil. Más o menos lo que se hace por estos pagos cuando los últimos brigadistas internacionales que van quedando se acercan presuntamente hasta el destruido Belchite; y la alcaldesa, María Ángeles Ortiz Álvarez,  que es del PSOE, en un intento de quedar bien con los recién llegados, les invita, también presuntamente, a presenciar una noche de brillo y colores con una atractiva mascletá de ruido, humo y quema de pólvora en un fervoroso milagro de la pirotecnia.

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