domingo, 25 de agosto de 2013

Dantes y tomantes





Algunos ciudadanos nos preguntamos cómo puede taparse un escándalo de mayúsculas proporciones políticas como es el “Caso Bárcenas”. Sólo cabe una respuesta: con un escándalo mayor. Y eso, ¿cuándo se destapará? Supongo que el día que lo deseen los que realmente gobiernan en la sombra y nunca dan la cara, o sea, los dueños del dinero. Esos tipos que nunca aparecen en los periódicos, salvo cuando se celebran juntas de accionistas de las compañías que controlan, y que sitúan en las cabezas de lista a los políticos que les interesa para que, con un poco de suerte, si suena la flauta y consiguen el poder “democráticamente”, es decir,  merced a unas las listas cerradas que confeccionan las oligarquías de los partidos, pastoreen a los ciudadanos como si éstos fueran ovejas,  mientras ellos, los dueños del dinero, se esconden para reírse. Pero los pastores disponen de perros que auxilian los movimientos del ganado y, a veces, el perro se rebota, se le cruzan los cables y termina mordiendo la mano que le da de comer. Los escándalos, como el veneno, hay que saberlos dosificar. Pero todos esos escándalos escabrosos hay que sacarlos de debajo de la alfombra y “ventilarlos” antes de 2015, cuando el Rey celebre el cuadragésimo aniversario de su reinado mediante una gran amnistía, como propone el nuevo “redentor” Luis María Anson. Y a partir de ahí, borrón y cuenta nueva, todos los contadores políticos se ponen a cero y vuelta a empezar con el viejo juego del bipartidismo instalado. Ahora gobiernas tú, luego gobierno yo, y vuelta a empezar. Y el Rey, que firme en el BOE y ayude cuando se lo soliciten los sosias de Cánovas y Sagasta en este “juego de la oca” en el que PSOE y PP son los que agitan cubilete y dado y mandamás en la merienda de negros, o en la alifara, como se dice en Aragón.  Es, no sé, como en “El delincuente honrado”, de Gaspar Melchor de Jovellanos, donde Torcuato es condenado a muerte por haber participado años atrás  en un duelo donde éste acabó con la vida del anterior marido de su esposa. El juez, que es su propio padre, no detiene la ejecución. Pero la obra teatral tiene un final feliz gracias a la intervención del Rey. Pues bien, los ciudadanos son conocedores de que “el Gobierno se financió ilegalmente con dinero de grandes empresas a cambio de favores administrativos y concesiones varias”, en palabras textuales de Jesús Cacho en “Vozpópuli”. También, que Urdangarín será el chivo expiatorio de los males que afectan a la Corona, el cordero a degollar para ofrecérselo en el ara a la legión de ciudadanos hartos que ya no saben cómo salir del túnel y; cómo no, a mayor gloria de una Segunda Restauración borbónica “atada y mal atada” por un militar africanista, golpista, responsable de nuestro atraso manifiesto con respecto al resto de países de nuestro entorno,  caudillo de España por la gracia de Dios y aupado a la Jefatura del Estado sobre la peana  de casi un millón de muertos. Los “dantes (del Ibex 35) y tomantes” de este país arruinado hicieron el paseíllo por la Moncloa no hace mucho tiempo, mientras el Rey marchaba a Marruecos con un rol de presos a indultar en una mano, en la otra una muleta al estilo de los “caballeros mutilados”, para visitar a su “primo” Mohamed VI en lo que parecía un signo de amistad, como sucede cuando el primo del pueblo aparece por casa de forma inesperada para las Fiestas del Pilar, nos trae un par de pollos vivos por deseo de agradar y nos cuenta que ha venido a Zaragoza por casualidad, porque le ha traído en su coche un vecino que venía a visitar la Feria de Muestras. Mas tarde, ni sabemos qué hacer con los pollos vivos, ni tenemos tiempo para acompañar al pariente a escuchar cantar jotas en un templete, ni tenemos sitio en casa para hospedarle. La lista de presos a indultar, con motivo de la Fiesta del Trono, entregada por España al rey de Marruecos casi le cuesta a nuestro país un conflicto diplomático por la inclusión (¿por CNI?) de Daniel Fino Galván, un sinvergüenza condenado a 30 años de cárcel en 2011 por abusos cometidos a once menores, a los que también grabó en video. La actitud de García-Margallo en lo que respecta a la Gibraltar no es cosa distinta a fuegos de artificio. Otra cortina de humo entre bambalinas.

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