lunes, 2 de septiembre de 2013

Del Rey abajo, ninguno





Francisco de Rojas Zorrilla hace referencia a García del Castañar. Su honor quedó mancillado cuando don Mendo trató de seducir a su esposa. Creyendo que el mancillador era el rey,  García no se atrevió a vengar su afrenta. Cuando se dio cuenta de quién era el ofensor, lo mató. No había ninguna excepción después del rey. Eso mismo pensábamos los españoles. Nos hemos equivocado. A mi entender, hay excepciones, también, hacia la infanta Cristina, a la que primero se la imputó y más tarde se recogió carrete por ser quien era. Quedó claro que la Ley no era igual para todos. Ahora, el Rey aparece citado en el caso Nóos por dos préstamos que hizo a su hija menor para que ésta pudiese arreglar el palacete de Pedralbes. Me parece correcto que el juez Castro ordene a la Agencia Tributaria que le envíe los movimientos bancarios de los duques de Palma durante los años 2002 al 2012. Pero el Rey, como cualquier padre de familia, puede prestar o donar a sus hijos el dinero que le venga en gana, en este caso 1’2 millones de euros, siempre que exista constancia tributaria y escritura pública. No sé a qué viene tanto bombo y platillo en este pasodoble cañí. Al respecto, señala El País que “el análisis judicial de los movimientos financieros de la Infanta tiene por objeto determinar si la hija del Rey cometió un presunto delito de blanqueo de capitales. (…) La Infanta Cristina declaró una deuda de 1,2 millones de euros, bajo el concepto de préstamo, en sus declaraciones por el Impuesto de Patrimonio de los ejercicios 2004, 2005, 2006 y 2007”. Bueno, pues una vez aclaradas la cuestión, no la toquemos más que así es la rosa. Que con su pan se lo coman. La prensa, en general, debería enfocar el catalejo en otra dirección, donde hay mucha tela por cortar todavía. Se sabe que todo lo que no mejora, empeora y el caso Bárcenas todavía no ha explosionado. Cuenta Jesús Cacho respecto a España que “desesperada debe ser la situación del COI si realmente están dispuestos a entregar la organización de unas Olimpiadas a un país en quiebra”. “Un país, -dice Cacho- de constructores avaros, de castas parasitarias y de partidos que funcionan como clanes ajenos al interés general”. “Alguien dijo –sigue contando Cacho- que cada nación vive tarde o temprano su crisis definitiva”. La de España empezó en 2008, aunque ya venía lanzada desde primeros de los noventa, y no hay visos de puerta con salida al mar de una cierta esperanza”. Aquí hay mucho bombo y platillo cuando se dispara con pólvora ajena. Pero también existe mucho clamor y murga dialéctica para que la fiesta no decaiga. El refugio de los mangantes de guante blanco son las prescripciones de los delitos por el tiempo transcurrido. Pues eso.

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