sábado, 7 de septiembre de 2013

Un raro atropello





Noticia en primera página de un periódico local: “Herida una ciclista de 65 años tras colisionar con un turismo conducido por un hombre de 83 en Zaragoza”. La ciclista, que responde a las iniciales M.A.A.M., por lo poco que conocemos, ha resultado herida leve. Menos mal. A mi entender, la noticia, para que hubiese sido una reseña de interés local, debería haber sido algo parecido a esto: “Un hombre de 83 años arremete y atropella montado en un cortacésped a una señora de 65 cuando ésta cantaba una jota a la Virgen del Pilar en la Plaza de las Catedrales”. Lo cierto es que la señora M.A.A.M, cuyas iniciales constituyen un palíndromo,  sufrió la arremetida del turismo a las 13’31, que es un capicúa, en la confluencia del paseo Reyes de Aragón con Infantes de España. Pero la noticia en sí no informa sobre quién de ellos tuvo la culpa ni en que estado quedó la bicicleta. Hace poco, en junio pasado, el  carrito de un supermercado terminó con la vida de una mujer de 60 años en Shanghai cuando ésta bajaba por una rampa mecánica con su carrito de la compra y fue embestida por detrás  por otro carro cargado de botellas y fuera de control. Lo sucedido a la dama ciclista en Zaragoza al ser embestida por un turismo no es noticia de interés, pero lo acontecido a la señora de Shanghai sí lo es. Nadie espera terminar sus días atropellada por un carrito de la compra ni en Shanghai ni en Solanillo del Extremo, en la provincia de Guadalajara, como tampoco nadie esperaba  que Vinton Pritchett  pudiese morir de la forma en que murió más allá de Tinajas Altas Spring, según contaba  C.J.Cela  en “Cristo versus Arizona”. Vinton era -según voy leyendo- un antiguo minero medio pariente de Corazón Leonarda. Pero mejor dejo que lo cuente Cela: “Vinton tenía un fordcito de pedales repintado de verde, antes era acharolado, pero se le rompió (aquí viene una coma). Virton se echó al suelo para ver de arreglarlo y entonces fue cuando le picó la víbora cabrona…etc.”. Sin duda, el periódico local zaragozano debería haber dado más extensión a la noticia difundida; es decir, si el turismo había puesto el intermitente, si la señora iba por el carril-bici sin miedo a la fatiga y todas esas cosas que tanto distraen al lector a la hora del desayuno. ¡Qué menos!

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