domingo, 13 de octubre de 2013

Beber las penas




Leo en El Correo de Zamora un artículo de Luis Miguel de Dios, “Acojono en los majuelos”, donde cuenta: “Es perfectamente entendible (y deseable) que nuestras ilustrísimas autoridades vigilen el cumplimiento de la ley y velen para que no se cometan abusos laborales de ningún tipo, pero, hombre, entre eso y levantar acta porque haya familiares y amigos que ayuden al agricultor a recoger las uvas media un abismo”. A mi entender, está bien eso de que los amigos ayuden a trasladar muebles cuando se cambia uno de casa, en la matacía, o en la vendimia. Pero también es verdad que se están produciendo abusos en la contratación para recolectar productos del campo en determinadas zonas. El “acojono” patronal, cuando se produce es porque éste, el patrono, tiene rabo de paja y sabe cómo se las gastan los inspectores de Trabajo, que para eso están. Sigue escribiendo De Dios, refiriéndose a esos socorros, que “si no se vendimian con la ayuda de hijos, cuñados, primos, vecinos y demás, ni son rentables ni merecerá la pena cuidarlos, trabajarlos y conservarlos, dada su antigüedad, casi como auténticas reliquias”. Majuelo es el terreno dedicado al cultivo de la cepa, que suele dividirse en bancales. A nadie se le escapa que a las grandes empresas vitivinícolas se les autorizó hace años adquirir majuelos en diversos lugares de nuestra geografía para poder comercializar vinos con diversas denominaciones de origen. Así, por ejemplo, cuando alguien adquiere una botella de vino “Bajoz” en un supermercado, sabe que está adquiriendo una botella con denominación de origen “Toro”, y no se para a pensar que la cooperativa zamorana Viña Bajoz, de Morales de Toro, estaba en concurso de acreedores desde mayo de 2008 y que fue “salvada” en septiembre de aquel año por Félix Solís al salvarla de una quiebra segura por 7’2 millones de euros. Félix Solís Avantis, que comenzó en 1952 con una modesta bodega en Valdepeñas, comercializa en la actualidad, además de Valdepeñas y La Mancha, vinos con denominación de origen Ribera del Duero, Rueda, Rioja y Toro, bajo las siglas Pagos del Rey, S.L. Además de ello, desde 1998, cuenta con bodega propia en Shanghai y tiene instalaciones logísticas en Japón, Estados Unidos, República Checa, Francia, Reino Unido, Alemania, etc. Alguien imagina que tales majuelos zamoranos de ese “holding” pueda ser vendimiado por cuñados, primos y vecinos de no sabemos quién a cambio de una propina en negro. Pues no. Cuando aparece en el tajo la inspección de Trabajo, si es que aparece, el responsable de la vendimia deberá dar cuanta de la nómina de braceros que efectúa las labores de recolección de uva. El “acojono” patronal sólo existe cuando se producen malas prácticas en las contrataciones. Y tales irregularidades, detectadas con harta frecuencia en este país, le aseguro al señor De Dios que en la vendimia francesa no suceden. Termina diciendo en su escrito que “vigilancia y cumplimiento de la ley, sí, pero sentido común, respeto a las costumbres y flexibilidad, también. De lo contrario, la vendimia, algo clave en la vida de los pueblos, se convertirá en un martirio y mucha gente tirará la toalla. Y no están los tiempos, no, para desperdiciar nada ni para dejar abandonadas viñas que, si no te dan beneficios económicos, al menos te proporcionan satisfacciones personales y te mantienen unido a la tierra, a la naturaleza y a la tradición”. Bueno, tomo nota, y que los seis millones de desempleados se beban sus penas.

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