lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Quién era el Elefante Blanco?





Ayer domingo fallecía el exgeneral Alfonso Armada Comyn, marqués de Santa Cruz  de Rivadulla, una de las tres personas distintas, que junto a Jaime Milans del Bosch y Fernando de Santiago y Díaz de Mendívil, pretendieron fusionarse en un solo dios verdadero, o sea, en la “Autoridad Militar por Supuesto”, mediante una regresión en España al estilo de aquel 13 de septiembre de 1923, cuando Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, capitán general de la 4ª Región Militar, se convirtió en uno de los “salvadores patrios” con sus cuartillas “Al País y al Ejército”, entregadas a los periodistas a la una y media de la madrugada de aquel día: “Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado…”. Mientras, el rey, que se encontraba en San Sebastián,  anunciaba su llegada a Madrid en el expreso de las siete. ¡Ay, cuánto pudimos echar en falta los ciudadanos en aquellos días de febrero de 1981 a Vicente Blasco Ibáñez! Eduardo Aunós (“El general Primo de Rivera”, Ed. Alhambra, Madrid, 1944) dejó escrito lo acontecido aquel frío 12 de febrero de 1930: “A las siete de la tarde iba camino de Barcelona el invicto español en su automóvil, cuyo dueño formaba parte del modesto séquito del general. Apenas llegaban los viajeros a Alcolea del Pinar, comenzó a caer una nevada de extraordinaria fuerza, que si al principio no preocupó a nadie, al acercarse a Calatayud aparecía como obstáculo insuperable, sobre todo ante la necesidad de atravesar el puerto de El Frasno, (…) y planeó continuar el viaje en el tren expreso, cuyo paso por Calatayud estaba señalado para dentro de breves minutos. Aprovechando las pocas plazas vacías del convoy, reanudó el general su viaje a Barcelona, descendiendo en el apeadero de Gracia”. Curiosamente,  ese fue el mismo apeadero que tomó Primo de Rivera una noche, seis años antes, camino de Madrid. (Recomiendo la lectura de “Crónica de la Dictadura de Primo de Rivera”, Manuel Rubio Cabeza, Sarpe, 1986). Pues nada, nos hemos quedado sin  poder saber quién era el “Elefante Blanco”. “El grueso del sumario –como bien recuerda José Oneto en un reciente artículo de opinión- está en poder del Tribunal Supremo, que no permite su consulta hasta que hayan transcurrido veinticinco años después de la muerte de todos los procesados, o cincuenta años a contar desde la fecha del fallido golpe de estado, es decir en el año 2031”. Paciencia.

No hay comentarios: