lunes, 31 de marzo de 2014

También la Justicia merece dignidad





Me parece  una medida importante que Luis Oliver, máximo accionista del Real Betis Balompié desde que éste le comprase en 2010 las acciones a Ruiz de Lopera, haya sido condenado por la Audiencia de Sevilla a pagar una multa de 4.500 euros por llamar “nazi” y “loca” a la juez  Mercedes Alaya, encargada de la investigación de un  presunto delito societario en ese club deportivo relacionado con aquella compra accionarial en la que existió una también presunta falsedad documental. Y ello ocurrió el 26 de octubre de 2010 en Utrera y ante las cámaras de televisión. Si bien el pasado viernes escribía que la Policía merece dignidad y que no se debe tolerar de ninguna de las maneras que unos  incontrolados, que no tienen nada que perder, estén dispuestos a tumbar policías a pedradas, como se vio recientemente en Madrid, pido ahora la misma dignidad y respeto para jueces, fiscales y secretarios judiciales. La libertad de expresión, contemplada en el artículo 20 de la Constitución, tiene sus límites en el apartado 4 de ese artículo. Luis Oliver tomó el relevo a Pedro Pacheco en el Jerez C.D. en 1997. Pedro Pacheco, por si alguien no lo recuerda, fue el que dijo en 1985 que “el clamor hoy en Jerez es que la Justicia es un cachondeo”. Y todo por un enfrentamiento entre la Gerencia de Urbanismo y Bertín Osborne por un chalé de su propiedad y la, para Pacheco, supuesta “connivencia y complacencia” entre los abogados del cantante y los jueces sevillanos en la evitación de su derribo; y que en 2013 fue condenado por la Audiencia de Cádiz a 4 años y medio de prisión como autor de un delito continuado de prevaricación “en concurso medial, con un delito continuado de malversación de caudales públicos” y a la inhabilitación de 8 años para empleo o cargo público y suspensión del derecho de sufragio durante el tiempo de condena. Intentar tumbar a las Fuerzas del Orden a pedradas o atentar contra la dignidad de los jueces, todo ello en pleno ejercicio de sus funciones, merecen el reproche ciudadano en un Estado de Derecho.

domingo, 30 de marzo de 2014

¡Vaya tropa!



Todo está preparado para el Funeral de Estado de Adolfo Suárez. Un acto más de hipocresía  en memoria de un expresidente silenciado durante muchos años y sobre el que ahora se escribe y se habla como si hubiese sido el Cid Campeador, aunque en algo sí se le parece: triunfó después de morir. Contaba Antonio Gala en su artículo “Mi 23 de febrero de 1981”, dentro de su sección “En propia mano”, que “ahora se habla mucho de ese día. Quizá si se hubiese hablado antes más, mejor y más alto, se hablaría ahora menos”. Pero en España, en su día, no se quiso tirar de la manta por no sacar a flote toda la mierda de una “trama civil” de la que nada se sabe y todo se sospecha. Había demasiados intereses en juego, demasiados tipos miserables y no menos cobardes “que ponían cara de viudo cuando estaban por dentro frotándose las manos”. Pero la democracia se instauró en España gracias a los españoles del común, esa gente anónima que se ha arruinado a costa de un Estado, pero que intenta sobreponerse entre tanto patrioterismo de opereta y a pesar de sus tejemanejes. Son los mismos cofrades que ahora, ya fallecido Suárez, elevan la peana con la Corona. Y los herederos de los dueños del cotarro de ayer desean ahora, después de tantos años transcurridos, que las chabolas no se vean, que las manifestaciones de protesta no se hagan en el centro de Madrid y que se consuma más pese a los recortes en salarios. Esos mezquinos, que se defecan sobre los organigramas y que no ven más allá de la ansiada puerta giratoria de sus entretelas, hasta se permiten poner en duda los informes de Cáritas. ¡Vaya tropa!

viernes, 28 de marzo de 2014

La Policía merece dignidad





Comenta Carlos Herrera en el diario Abc que “un aglomerado de la peor basura social ha planeado aprovechar cualquier manifestación de descontento ciudadano para sembrar todo caos y toda violencia posibles. Su ejecutoria consiste en la destrucción de lo que alcance a su ira y al uso de violencia extrema contra servidores del orden público. Se vio el sábado en Madrid tras la Marcha por la Dignidad y se ha visto en los campus universitarios en las últimas horas”. Cierto. Todo ciudadano tiene derecho a manifestarse por las calles de su ciudad sin que nadie, tampoco el ministro del Interior o la alcaldesa de Madrid,  pretendan señalar  qué lugares son los “apropiados” para realizar tales manifestaciones. De ninguna de las maneras se debe habilitar un “manifestódromo” para que el ciudadano pueda explayarse, airear pancartas y dar gritos contra aquellos que producen, a criterio de los manifestantes, bochornosas situaciones de injusticia social. En Reino Unido, por ejemplo, hasta se permite que los ciudadanos puedan manifestarse a la puerta de la residencia del primer ministro. Sin embargo, en España la cosa cambia. Si España pretende estar a la altura de países que, como Francia o Reino Unido, tienen perfectamente asumida la democracia desde hace muchos años, no deben sus gobernantes de quita y pon rasgarse las vestiduras ante un escrache frente al domicilio de un político. Debería considerarse como algo normal. Y una vez aclarado eso, estoy de acuerdo con Herrera en que “un aglomerado de la peor basura social ha planeado aprovechar cualquier manifestación de descontento ciudadano para sembrar todo caos y toda violencia posibles”. No puede ni debe tolerarse. El otro día, en Madrid, se pudieron contemplar escenas que ponen los pelos de punta. Hubo una descoordinación policial de libro. Y, también, unos grupos incontrolados dispuestos a todo, incluso a tumbar policías a pedradas. Eso no cabe en un Estado de Derecho.

martes, 25 de marzo de 2014

Suárez ya descansa en Ávila




Antonio Burgos, en el diario Abc de Sevilla, le llama malnacido a Cayo Lara por no llevar corbata en el velatorio de Suárez. Y le espeta: “¿Usted sabe por qué está usted aquí sin corbata, entre las altas representaciones del Reino? Pues porque ese señor que está ahí de cuerpo presente tuvo los cojones de legalizar a ese Partido Comunista del que usted vive, contra la opinión de su propia derecha, contra el sentir del Ejército y contra de la memoria de Paracuellos del Jarama”. Para mí que Antonio Burgos hoy se ha pasado de frenada. Marcello, el perrillo que no da puntada sin hilo en República.com, arremete contra Felipe González, del que dice que “ha estado huido y escurridizo” para no tener que valorar la figura de Suárez. Comenta en ese sentido: “Felipe se siente acomplejado ante Suárez y probablemente le acompaña el remordimiento por lo mal que se portó con él en los últimos años y meses de su presidencia. A sabiendas, como seguramente sabe, que colaboró en su cese y puede incluso que con los promotores del golpe de Estado, directa o indirectamente, al pronunciarse en varias ocasiones -y en privado- a favor de un gobierno de unidad nacional presidido por un militar, como Armada claro está”. Y Vozpópuli comenta el “Oportunismo de Artur Mas” y la “explosión de hipocresía en el Congreso con Suárez de cuerpo presente”. Adolfo Suárez ya descansa junto a su mujer en el claustro de la Catedral de Ávila. Ahora se ignora quién heredará el Ducado de Suárez. La primogénita Mariam falleció en 2004, pero tiene una hija, Alejandra Romero, de 24 años. También su hijo Adolfo aspira a poseer el título. En 2009, mediante una carta, invocaba las Leyes de Toro. ¿Habrá acuerdo de familia? ¿Se decidirá en los tribunales? Todo está por ver.

lunes, 24 de marzo de 2014

Adolfo Suárez




Lo acontecido ayer domingo y hoy lunes y todo lo visto en la Primera cadena de TVE desde entonces ha sido como volver a leer a Julia Navarro y su “Nosotros, la Transición”. La muerte de Adolfo Suárez, un hombre del que no se hablaba ni se sabía nada desde hace muchos años, ha despertado la “leyenda” de un mito. Sí, en efecto, fue el primer presidente de Gobierno en democracia, impuesto por el Rey, y le tocó bailar con la más fea la pieza más larga. Pero desde ayer, tanto su hijo como Fernando Ónega, se han convertido en los “evangelistas” de ese nuevo apóstol que a partir de mañana descansará para siempre en el claustro de la Catedral de Ávila, junto a su mujer Amparo Illana y a muy pocos pasos de Claudios Sánchez Albornoz, exministro de la República y presidente del Gobierno en el exilio. Desde ayer, también, escucho comparar a Suárez con Manuel Azaña. Nada que ver entre uno y otro. Julia Navarro recordaba en su libro que Carmen Díez de Rivera acotaba la Transición “entre diez minutos después de morir Franco y el 28 de octubre de 1982. Hoy resulta que muchos ciudadanos, que hacen fila para ver el féretro expuesto del expresidente en el Salón de los Pasos Perdidos de las Cortes, ni siquiera habían nacido a la muerte del dictador,  o eran muy pequeños durante la Transición política. Otros, sólo saben que Suárez fue uno, entre los presentes en la Cámara, que se quedó sentado en su escaño aquella malhadada tarde de febrero de 1981. El otro fue Santiago Carrillo. Ya sólo quedan tres jarrones chinos, hoy juntos en la foto frente al ataúd del compañero muerto. Y como “no hay mal que por bien no venga”, como dijo Franco a la muerte de Carrero, se está aprovechando la muerte de Adolfo Suárez, que lleva camino de “reinar” después de morir, como Inés de Castro, para ensalzar la figura del Rey en sus momentos más bajos según las encuestas.

sábado, 22 de marzo de 2014

El valor del silencio




Se encontraban Manolete y su asistente, Chimo, en el Hotel Palace de Madrid. Y Manolete, reconcentrado en sus ideas, permanecía taciturno y silencioso.  Chimo, harto de tanto silencio-mudo (perdonen el pleonasmo), le dijo a Manuel Rodríguez: ‘Maestro que bien se está callao’; a lo que Manolete respondió: ‘mejor se está sin decir ná’. Chimo era su ayudante personal, que no hay que confundir con su mozo de espadas, que lo fue Guillermo González Luque hasta aquel 28 de agosto del cuarentaysiete. Contaba Manuel Ramírez en un artículo del diario Abc (02/05/2001),  “La fidelidad del mozo de espadas”, con motivo de una entrevista reciente que le había hecho a Guillermo González, lo siguiente: “Pero ya le conocía por el sepia de una foto de Cano que es historia eterna de la propia fiesta. Está allí, en ese retrato, como tallado en madera: camisa remangada por el sol fuerte del agosto andaluz, pantalones arrugados por muchas horas de volante, de muchos sudores de callejón, de muchas angustias de boca de burladero, mientras Manuel recorta su inmenso gesto de dolor en un fondo de arena, tablas tatuadas con remates de pitones y bullicio de tendidos. En momentos así, es importante el valor del silencio. (…) Él, Guillermo, tiene el puño de su mano derecha metido en el muslo de Manolo queriendo hacer de tapón de un cántaro de sangre que ha quebrado el agónico derrote de Islero. Manolo, como tantas veces, le tiene echado el brazo por encima de los hombros. Cantimplas, dibujando en su cara la mueca de la tragedia que se avecina, está al otro lado, a la izquierda de Manolo; tras él, un jovencísimo Luis Miguel pliega el capote con un rictus de impotencia; Chimo, el ayuda de Manolo, se ha quedado petrificado a unos pasos; Gitanillo de Triana parece querer esconder su rostro tras los cabos negros del vestío de Gabriel González; ‘Pepet’, monosabio valenciano, quiere, como ‘Espaíta’, ser todo brazos para hacer tan sólo un suspiro del trayecto a la enfermería y, para completar el encuadre, un empleado de la plaza, gorrilla y camisola blanca como sus alpargatas, no sabe uno si viene corriendo o el horror de la cornada le ha parado en seco”. Una foto, en fin, siempre roba un paisaje y guarda eterno silencio. Los personajes plasmados en ese color sepia casi siempre han desaparecido, o les hemos perdido la pista definitivamente. Esas fotos suelen tener el color del último resplandor en el ocaso, suelen permanecen guardadas en una caja de hojalata que antes contuvo carne de membrillo y las aireamos cuando, al hacer limpieza de cajones, la abrimos como si fuese una exhumación de restos. Las fotos olvidadas las volvemos a manosear  como si fueran cartas para jugar a la brisca las tardes de tedio. Ahora cuenta la prensa que determinados vagones del AVE van a ser silenciosos, con luz más tenue y sin bullicio de niños ni esas conversaciones con móviles que dan tres cuartos al pregonero y  de las que se entera todo el vagón. Hay que empezar a valorar el silencio y bajar el tono de voz. Los españoles somos una máquina de hacer ruido. Hay otros silencios, muy elocuentes. Tal fue el caso de Sabino Fernández Campo, que valía más por lo que callaba que por labor diaria al lado del Rey, que fue impagable.

viernes, 21 de marzo de 2014

José Verón




No está en mi ánimo glosar aquí la cantidad de premios que José Verón Gormaz ha conquistado a lo largo de su vida. Sería labor casi interminable. Fotógrafo, poeta, columnista de prensa, novelista, académico de San Luis, miembro del Centro de Estudios Bilbilitanos, Cronista Oficial e Hijo Predilecto de Calatayud…, uf, demasiados quehaceres para una sola vida. José Verón es, ante todo, una buena persona y un amante de su tierra. Acaban de otorgarle el Premio de las Letras Aragonesas 2013 y, con ese motivo, Antón Castro le ha hecho una entrevista en Heraldo de Aragón. “Muchos de mis poemas –dice Verón- nacen de la reflexión, pero también los hay que surgen como un relámpago”. Todavía recuerdo cuando, en septiembre de 1995, la Peña Taurina “Litri” me concedió un  premio de narrativa por un modesto trabajo. A pesar del tiempo transcurrido desde entonces, todavía recuerdo a Verón en el salón de la UNED alegrándose de que me hubieran concedido ese galardón. También recuerdo sus palabras: “No ha sido fácil. Había otros relatos de gran calidad”, me dijo. Yo estaba seguro de que así era y de que él me había ayudado de alguna manera. Y, desde entonces, conservo en casa un relieve en bronce que representa el interior de la Plaza de Toros,  también conocida como  Coso de Margarita, inaugurada el día de la Virgen de la Peña de 1877, con toros de López Navarro y lidiados por Frascuelo y Ángel Pastor. El de Ocaña, tres años antes de aquel festejo taurino inaugural del Coso de Margarita, había ingresado en la cuadrilla de Frascuelo como banderillero.  Y Frascuelo, que le brindó su amistad, le apadrinó su alternativa el 23 de octubre de 1876, doctorándose con la muerte de “Madroño”, de la ganadería de Miura. Tal vez el subconsciente me esté produciendo una mala pasada. Aquí quería comentar el último Premio que, de momento, han concedido a Verón, sabedor de que recibirá más porque se los merece, y me he marchado, ¡miren ustedes por dónde!, por el cerro de Bámbola. Verón tomó el testigo de Cronista Oficial a la muerte de Pedro Montón, mi amigo carbonero muerto que solía ir a la taberna del Patas Cortas, aquel  “entrañable zamorano que sólo servía vino, tomate crudo y sardinas rancias”. Felicidades, Pepe.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Sin abuelos no habría Día del Padre





Hoy es el Día del Padre, un señalamiento en el calendario que nació el 19 de junio de 1909 en Estados Unidos, cuando Sonora S. Dodd quiso hacer un homenaje a su padre, Henry Jackson Smart. Gustó la idea y en 1966, Lyndon B. Johnson firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de junio como Día del Padre en todos los Estados de la Unión. En España la idea partió de una maestra de escuela en el barrio de Belmonte (distrito madrileño de Moncloa-Aravaca), Manuela Vicente Ferrero, en 1948. Propuso que el Día del Padre coincidiera con el día de San José, o sea, el 19 de marzo. La idea de esa maestra gustó al entonces dueño de Galerías Preciados,  José Fernández Rodríguez (Pepín), que vió la ocasión de incrementar las ventas de su negocio con tal motivo, y fue en 1953 cuando comenzó su campaña de promoción de regalos en radio y prensa. Su primo, Ramón Areces, que controlaba El Corte Inglés, le ofreció trabajo a Manuela Vicente, doblándole el sueldo, pero ella lo rechazó. A cambio, le pidió a Areces que permitiera a sus alumnas mayores, las que estaban a punto de dejar la Enseñanza Primara, que entonces era a los catorce años,  poder optar a las pruebas necesarias para trabajar en sus almacenes, a lo que Areces no puso inconveniente alguno. A partir de entonces, aquella escuela madrileña produjo una “cantera” de chicas que dieron un excelente juego en los diversos departamentos de su negocio en expansión. Ojalá hubiese en España muchas personas como Ramón Areces, que trabajó en El Encanto de La Habana hasta 1935. Mi abuelo Aquilino, también asturiano, fue compañero suyo durante muchos años. Ambos comenzaron de “cañoneros”, es decir, de aprendices con derecho a comida y alojamiento; y no sé,  pero tal vez embarcaran en el mismo vapor aunque en distintas fechas. Ramón Areces y sus otros dos hermanos, Manuel y Luis, embarcaron en el “Alfonso XIII”, desde el puerto de Gijón. Mi abuelo no lo sé. Suscribo en su totalidad lo que describe Joaquín Julio Flores Peña en  la revista “La Ciesma”: “Más de tres millones y medio de españoles emigraron al continente americano en los últimos veinte años del siglo XIX, la mayoría de ellos gallegos, asturianos, cántabros y canarios. Con los últimos ahorros se pagaban los billetes, en la mayoría de los casos sin retorno, huyendo del hambre, de la miseria y del servicio militar obligatorio al no poder pagar a un sustituto o una redención. Muchos de estos hombres y  mujeres, e incluso niños, no llegarían nunca a esa tierra; pereciendo durante la travesía apiñados en las cubiertas o en las bodegas de esas grandes máquinas navales”. Es necesario recordar que el período en que se registra el mayor volumen de entradas de emigrantes en la isla fue entre 1912 a 1921 y desciendió a partir de ese último año, tras la caída de los precios del azúcar en el mercado mundial y la crisis que sobrevino. Por cierto, el vapor Alfonso XIII, de la Compañía Trasatlántica Española, que hacía la línea Cantábrico-La Habana-Veracruz, al regreso de su primer viaje coincidió en el puerto de Santander con el incendio del vapor Cabo Machichaco, de la Compañía Ibarra, que llevaba en sus bodegas gran cantidad de garrafones de ácido sulfúrico y 51 toneladas de dinamita de la que no se había dado cuenta a las autoridades portuarias. Ello sucedía el 3 de noviembre de 1893. La tripulación del Alfonso XIII contribuyó a apagar el incendio inicial del otro barco atracado, pero en la explosión que se produjo posteriormente murieron  590 personas, entre ellas el capitán Francisco  Jaureguizar, más de 30 tripulantes del Alfonso XIII que estaban auxiliando y casi todas las autoridades civiles y militares de Santander, incluido el gobernador civil Somoza, cuyo bastón fue encontrado en la Playa de San Martín, a varios kilómetros de distancia. Pero esa es una historia que dejo para otro día.

lunes, 17 de marzo de 2014

Un cese oportuno





El cese del teniente coronel Antonio Tejero Díez como jefe del Grupo Rural de Seguridad número 1, situado en Valdemoro, es  uno de los pocos aciertos que, a mi entender, ha tenido el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. De ninguna de las maneras puede ser aceptado por la sociedad que el hijo de un golpista, Antonio Tejero Molina, que estuvo a punto hace ahora 33 años de mandar al traste la entonces incipiente democracia, aproveche un cuartel de la Guardia Civil para reunir a un grupúsculo de patrioteros de la peor calaña. Tampoco se debe utilizar a guardias civiles de servicio en ese acuartelamiento para preparar un arroz en paella para ofrecérselo a tales invitados. Antonio Tejero Díez es libre para invita a comer a quiénes que le venga en gana, más aún si entre los invitados está su padre. Pero, eso sí, fuera del entorno de un acuartelamiento que mantenemos todos los ciudadanos con nuestros impuestos. A otro de los hijos del golpista, Ramón Tejero Díez, párroco en Mijas, le faltó tiempo para “explicar” a la Agencia Efe que “el cese de mi hermano lo atribuyo a una falta de vergüenza del director general de la Guardia Civil y del ministro del Interior”. Falta de vergüenza, ¿por qué? En este país todavía quedan bastantes nostálgicos del franquismo, unos tan viejos que apenas aparecen en público y otros tan jóvenes e inexpertos que no saben por dónde les sopla el aire. ¿Cuántos jovenzuelos con brazos llenos de tatuajes, pelo rapado al cero, chupas de cuero y cruces gamadas sabrían explicar, de modo que todos pudiésemos entenderles, qué sucedió en septiembre de 1923? ¿O lo acontecido en Jaca en 1930? ¿O la sanjurjada de 1932? ¿O la rebelión de UGT y CNT en Asturias en 1934?... Creo que muy pocos de ellos. Y no digamos nada del siglo XIX, donde hubo casi 200 pronunciamientos militares; el destronamiento de una reina y de dos reyes extranjeros; una República con dos modelos diferentes de gobierno, 3 guerras civiles; varias en Cuba y Filipinas; la restauración de un rey previo golpe de Estado; y, 5 constituciones.

sábado, 15 de marzo de 2014

Garúa





Los expertos, esos tipos que dicen que ha llovido cuando ven el suelo mojado sin pararse a pensar si por allí ha pasado la mangarriega, proponen ahora un rosario de medidas tendentes a estimular el consumo y evitar la deflación, que es el fantasma que ahora asoma por las esquinas de La Moncloa. Los expertos, digo, conforman una comisión de sabios que parece que entienden de todo menos en dar con el chiste para arreglar el país. El “Informe Lagares”, es extenso y de difícil digestión. A ver si lo he entendido bien: pretenden subir el IVA reducido del 10 al 21 % excepto el que grava a la vivienda, el turismo y el transporte público. De la misma manera, propone subir las cotizaciones que paga el empleado y bajar las del empleador, entendiendo que así estimularán la creación de empleo. Este tipo, un tal Lagares, confunde la estimulación de creación de empleo a base de hacer regalos a los empresarios con la estimulación del clítoris de su pareja, si es que la tiene. A mi entender, en España los empresarios no crearán empleo neto mientras no tengan nada que fabricar y posteriormente vender. Y los ciudadanos, por aquello de la ley de la oferta y la demanda, adquirirán menos productos terminados en proporción directa al aumento del IVA en los productos de consumo. Es la pescadilla que se muerde la cola. Pretender, como aquí se pretende, hacer una nueva distribución de la carga de la Seguridad Social de esa guisa y ensayar compensarlo con la subida de la tributación directa en IVA e impuestos especiales, se me antoja lo más parecido a los grandes inventos del doctor Franz de Copenhague; pretender imputar como renta la primera vivienda; aumentar los impuesto en gasóleo y electricidad; pretender igualar el impuesto del tabaco de liar que el de los cigarrillos (sin valorar el aumento creciente del contrabando en España); pretender cobrar peaje en las infames autovías (hechas en su día con la ayuda de fondos europeos); pretender reducir el incentivo en I+D en sociedades; pretender que las ayudas para personas con VIH tributen, etcétera; es algo parecido a, como decía Cela, “meneársela con goma higiénica”. Con tales medidas, de llevarse a cabo, siempre saldrán perdiendo los ciudadanos más vulnerables. Llueven palos a los pobres. “¡Garúa! / Solo y triste por la acera/ va este corazón transido/ con tristeza de tapera…”. Corolario: ¡Que se vayan a tomar por saco!

viernes, 14 de marzo de 2014

Tejemanejes




Primero fueron la venta de las azucareras a British Sugar. Ebro prefirió dedicarse al arroz, en vista de que los españoles llevábamos camino de parecernos a los chinos, al menos en sueldos y jornadas laborales. Después llegaron los tejemanejes de las  eléctricas (Endesa pasó a manos de los italianos, en contra del interés de Pizarro por dárselo a los alemanes en bandeja, como si una empresa que entonces estaba valorada en 65.000 millones de euros fuese la cabeza de San Juan Bautista). Más tarde llegaron las fusiones de bancos y cajas y la desaparición, como no podía ser de otra manera, de determinadas entidades de ahorro que lo habían hecho pésimamente mal al estar manejadas por políticos autonómicos del “me lo llevo” y sindicalistas trasnochados, cuyo dios lo constituían “tres personas distintas”, o sea, las mariscadas, el amiguismo y los raros manejos de financiación solapada cuyos agujeros negros engullían todo lo que tocaban. Ahora parece que le tocará el turno a la prensa de papel, donde ya parece que se está cociendo esa nueva  “prensa del Movimiento” al servicio de Rajoy. La posible fusión de cabeceras va tomando cuerpo tras la visita del Presidente, primero a la sede de La Razón y más tarde a la de Abc. Sólo falta sentar a Enríquez y Casals a la mesa y cerrar acuerdos. Marcello, el perrito que todo lo sabe, en La República, cuenta que esa fusión  “podría beneficiar a Abc por ser el decano y el diario monárquico por excelencia. Y si la fusión es a tres Abc se podría quedar como cabecera, el consejero delegado podría ser Antonio Fernández Galiano, y Mauricio Casals el presidente de la nueva compañía fusionada (…) ¿Y el director? Pues si se le pide opinión a Mariano Rajoy está claro que Paco Maruhenda, que fue su jefe de Comunicación”.

jueves, 13 de marzo de 2014

El sopor de la digestión




Antes, te sentabas en el sillón de orejas, leías una “tercera” de Abc y a su término te quedabas pensativo, como si te hubieses metido entre pecho y espalda una fabada asturiana, o sea, con el sopor de la digestión de lo que exponía en sus columnas un miembro de la Real Academia, a veces de complicado entendimiento. Pero ya va quedando poco tiempo para tales saboreos. El “periodismo-río” se impone y una noticia de hace veinte horas se queda vieja por “oxidación” con sólo abrir internet. Pero hoy leo en Abc algo que me preocupa: “Una rebaja continuada del IPC derivaría en lo que se conoce como deflación o caída generalizada y continua de precios. Ante la expectativa de menores precios, se corre el riesgo de entrar en una espiral muy dañina: los consumidores no gastan, las empresas reducen aún más los puestos de trabajo, se consume todavía menos por el desempleo y en consecuencia, se multiplican los cierres de negocios”. No hace mucho, se luchaba desde el Gobierno por contener la inflación porque, según afirmaban, era desfavorable para los ciudadanos menos pudientes. Ahora resulta que también es mala la deflación derivada de la caída del consumo. Aumentaría el consumo, por ejemplo, si el Gobierno rebajase el abultado IVA. Dicen que en el punto medio está la virtud. Pero, ¿cuál es el punto medio? Los precios en España permanecen planos. También los convenios colectivos. Funcas mantiene que por cada punto que baja la inflación los ciudadanos se ahorran 6.000 millones.¿En qué quedamos? No va a quedar otro remedio que volver a apoltronarnos en el sillón de orejas para leer a Paul  Krugman y que sea lo que Dios quiera.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Blázquez





El Gobierno no invitó a Aznar ni a Rodríguez Zapatero, tampoco a Felipe González, al servicio religioso oficiado por  Rouco Varela en la Catedral de la Almudena por una sencilla razón: La Almudena no cuenta con palenque. En España, que yo sepa, las peleas de gallos están prohibidas salvo en Canarias y en algunos pueblos de Andalucía. Rouco Varela, en su último oficio religioso oficial, el de ayer, señaló ante los Reyes que “España es hoy una nación de misión”. Pues nada, que vengan los misioneros, se rompan las huchas del Domund y nos cristianicen adecuadamente Ripalda en mano. Como señala Juan G. Bedoya hoy en El País, “Rouco se despide como llegó: con dardos contra el poder civil, que querría sometido al eclesiástico, católico por supuesto”. Y ya tenemos a Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal por segunda vez. Ese es “un tal Blázquez”, que dijera Arzallus cuando fue nombrado obispo de Bilbao. Blázquez, ahora arzobispo de Valladolid y pronto, ya lo verán, cardenal, es el mismo personaje que en enero de 2012 cuestionó que Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno de España, pudiese leer el pregón de la Semana Santa en la ciudad del Pisuerga. Y la razón que exponía Blázquez no era otra que su situación matrimonial. Resulta que Sáenz de Santamaría está felizmente casada por lo civil. Y Ricardo Blázquez, intentando justificar lo injustificable, precisó: “mi apreciación no va más allá de lo que va el Código de Derecho Canónico”. Pero el arzobispo Blázquez, tratando de echar una de cal y otra de arena, ya dejó claro entonces que asistiría al pregón de Soraya Sáenz de Santamaría porque su lectura sólo se trataba “de un género literario, más que una homilía o un sermón”.

lunes, 10 de marzo de 2014

El "contubernio" airea sus mandiles




Leo en El País que “por primera vez en la historia de España, la masonería española, a través de una orden mixta de mujeres y hombres, compareció  como tal en un acto masivo celebrado en Madrid y un amplio grupo de sus integrantes se ha identificado de manera abierta provistos de las bandas masónicas rituales. El escenario de tal comparecencia fue la manifestación conmemorativa anual del Día de la Mujer del sábado pasado en Madrid”. A los masones españoles tampoco les gusta, según se desprende, el pretendido proyecto de reforma de la actual ley del aborto auspiciada por el Gobierno que preside Mariano Rajoy. Ya es hora de que los masones salgan a la calle  y aireen el mandil en su intento incansable de desbastar la piedra bruta. Dicen las estadísticas que en España hay, como mucho, alrededor de 4.000 masones, a los que supongo muy ocupados en sus “quitas”, en sus obediencias, sus  símbolos y unos muy complicados ritos dentro de sus logias que no entiende la gente del común. El catecismo “Nuevo Ripalda de la Nueva España”, de 1955, en su apartado sobre “el modernismo y la masonería” la define como “una sociedad perversa que, con aparentes fines humanitarios, maquina en sus antros misteriosos las ruinas de la sociedad y de la Iglesia. Para alcanzar fines tan perversos, sus asociados se valen del crimen, la hipocresía y el misterio”. Ruiz-Gallardón ha querido contentar a la derechona más recalcitrante con una reforma de la actual ley sin tener el consenso necesario y sin que la sociedad de demandase tal modificación. No creo que la Masonería esté por la labor de pretender “arruinar” a nadie. Pero cuarenta años de régimen totalitario no se borra en una generación y “el contubernio judeo-masónico” estuvo presente en todos los discursos de aquel dictador que entraba bajo palio en las iglesias. Pero el tiempo pondrá cada cosa en su sitio.

domingo, 9 de marzo de 2014

A propósito de una cena en Lhardy





En su “Recuadro” de hoy en  Abc de Sevilla, Antonio Burgos, bajo el título “El toreo, de esmoquin”, hace una remembranza de la cena con la que un grupo de intelectuales de la época rindió un merecido homenaje al torero Manuel Rodríguez “Manolete”. Sucedía la noche del 11 de diciembre de 1944 en el “salón japonés” del madrileño restaurante Lhardy, en la Carrera de San Jerónimo. Todos iban de esmoquin. Manolete se presentó  vistiendo  traje campero negro, camisa blanca con chorreras y botones de diamantes, capa española, sombrero cordobés y botines negros. Y el menú de la cena: “Petite marmita. Langosta a la americana. Arroz blanco. Tournedós financiére. Legumbres variadas. Bizcocho helado. Tejas y Angelinas, acompañado todo ello con gran reserva Cepa Rhin, Marqués de Riscal, reserva 1933, Campán Codorníu y licores”. El homenaje en cuestión había sido organizado por José María Alfaro, que entonces presidía la Asociación de Prensa de Madrid. Después de la cena se leyeron poemas de Alfaro, Marqueríe, Adriano del Valle y Foxá. Curiosamente,  aquel año había puesto Manolete el único par de banderillas de toda su carrera torera. Fue el 25 de octubre en un festival taurino en Arganda del Rey, donde había sido invitado por Juanito Bienvenida. Tres meses antes, el 6 de julio, en Las Ventas, en  la  tradicional corrida de la Prensa de Madrid,  Manolete alcanzó su mayor gloria como torero en una terna en la que compartía cartel con El Estudiante y Belmonte. Le salió redondo el manejo de la muleta frente al toro “Ratón” (antes llamado “Centello”), un sobrero de la ganadería portuguesa de Pinto Barreiros, actualmente propiedad de Joaquín Alves Lopes de Andrade. Y sólo dos días antes, el 4 de julio, Manolete toreo por primera vez junto a Carlos Arruza en Lisboa. En el conjunto de aquel año Manolete toreó en 92 tardes.  En la foto perteneciente al archivo de Lucio de Sancho, y a la que hace referencia Antonio Burgos, aparecen, entre otros, Víctor de la Serna, Agustín de Foxá, Camilo José Cela, etc, hasta casi un centenar, que representaban a la intelectualidad; eso sí, vergonzosamente arrodillada al servicio de Franco. Existía otra intelectualidad, no menos importante que la “de cuerpo presente” en aquella célebre cena de Lhardy, pero en el exilio.  Al margen de esos recuerdos, quisiera hacer una observación con respecto al artículo de Antonio Burgos. Me encanta todo lo que escribe en Abc,  leo todos sus “Recuadros” por internet y cada día aprendo cosas que no sabía. Pero hoy, al leer “El toreo, de esmoquin” he notado que un calambrillo me recorría la espalda en dos momentos de su  lectura. La primera vez, cuando escribe “Como una figura de El Greco vestida de luces, que recibía a los toros por alto con el laconismo militar de aquel estilo: como un saludo a la romana con la muleta”. La segunda, un poco más abajo, cuando señala: “En el restaurante histórico, media Historia del Toreo en el siglo XX y los autores de la mejor prosa que se escribía en una España de postguerra no tan triste como ahora la pintan, pues para ellos era el paso alegre de la paz en una primavera que volvía a reír”. Ambos párrafos los relaciono así: el primero de ellos con un discurso de José Antonio Primo de Rivera, 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de Madrid: “Nada de un párrafo de gracias. Escuetamente, gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo”. El segundo con el himno “Cara al sol”: “Volverán banderas victoriosas al paso alegre de la paz…Volverá a reír la primavera…”. En fin, ahí lo dejo. Sobran más comentarios.

sábado, 8 de marzo de 2014

Casa Pascualillo



Hablar de El Tubo zaragozano es hablar de la historia viva de la capital de Aragón. Casa Pascualillo (Libertad, 5) celebra su 75 aniversario y ya tengo pensado celebrar tal ocasión echándome al cuerpo unas “cigalas de la huerta” y algún vasito de vino. Mi economía particular no da para más. Han pasado, como digo,  muchos años desde que los navarros Pascual Álvarez y Bruna Enrique vinieran desde Barcelona y se hicieran cargo de una casa de comidas que entonces se llamaba Casa Martínez. Acababa de terminar la Guerra Civil y eran tiempos de tribulación y hambre de la mala. La gente, a pesar de todo, se quitaba el frío en los enormes cafés existentes en el Paseo de la Independencia y  la afición comentaba la última alineación del Zaragoza FC, que ese año ascendía a Primera División. A mediados de junio de aquel año, tras su visita triunfal a la  Italia fascista, el cuñadísimo Serrano Suñer presidía en Zaragoza una reunión de la Junta Organizadora del XIX Centenario de la Venida de la Virgen del Pilar, y en el diario Abc podían leerse amplias columnas de los intelectuales “consagrados” por el nuevo Régimen: D’Ors, Marquina, Pla, Camba, Pemán, Sánchez Mazas, González Ruano, Foxá, Rosales, Panero, Marañón, Vegas Latapie, etcétera. Para nuestra desgracia, se había exiliado el 80% del profesorado universitario de Madrid, Valencia y Barcelona. Y en aquel ambiente enrarecido brotaba como un lirio en medio de un erial Casa Pascualillo. Y por allí pasaron ilustres visitantes y casi todos los actores que actuaban en el Teatro Principal. El actual propietario, Guillermo Vela, nieto de Pascual Álvarez, dio un giro al negocio con el nuevo siglo, adquirió todo el edificio, tiró tabiques y convirtió la antigua casa de comidas en un excelente lugar de encuentro al más alto nivel pero sin perder sus raíces. Añadió un rincón dedicado al whisky en  homenaje a su padre, donde ya existen más de 800 botellas procedentes de todo el mundo. En rigor, existen dos establecimientos en Zaragoza, Casa Pascualillo y Casa Emilio, ambos fundados en 1939, que deberían estar protegidos como el urogallo, el lince o la cardelina. Guillermo Vela o Emilio Lacambra, responsables de ambos lugares de encuentro gastronómico, merecerían un homenaje a la continuidad en los negocios familiares, tarea complicada en estos tiempos difíciles. 

"Privilegios reales" de pacotilla





El Ayuntamiento de Zaragoza, como no sabe qué hacer con el dinero que recauda al contribuyente en concepto de IBI, Agua y Vertidos, multas de tráfico, Impuesto de Circulación, etcétera, en vez de dedicarlo a adecentar los barrios, pagar la “línea uno” del tranvía, satisfacer las deudas pendientes de la Expo 2008, sanear colectores, echar asfalto en las vías urbanas y dedicar una especial atención a familias enteras que no tienen nada que llevarse a la boca, no ha tenido mejor ocurrencia que adquirir de un particular un  documento llamado Privilegio Real, por el que un aspirante a rey que nunca llegó a reinar en España, concedía a Zaragoza el privilegio de acuñar moneda, a cambio de 1.000 hombres dispuestos a luchar por su causa en la Guerra de Sucesión. Me estoy refiriendo al archiduque Carlos de Habsburgo, apoyado por la Corona de Aragón y enfrentado a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y bisnieto de de Felipe IV, apoyado por la Corona de Castilla, y que más tarde reinaría con el nombre de Felipe V.  Lo de menos, a mi entender, es el dinero pujado por ese documento en subasta y adjudicado finalmente al Ayuntamiento de Zaragoza en 3.100 euros. Esa cifra se la gasta el alcalde Belloch en un vermú con unas aceitunas rellenas de rica anchoa cada vez que llega de visita un histórico de la política y es agasajado en la planta noble del edificio de la Plaza del Pilar como si de un jefe de Estado se tratara. Ya me gustaría a mí saber cuánto costó el alquiler del Teatro Principal a Felipe González, que le salió gratis total, cuando vino a presentar su libro “En busca de respuestas. El liderazgo en el siglo XXI” el pasado 22 de enero. Pero a lo que iba: mal pudo firmar un privilegio real alguien que no fue rey de España aunque heredase en 1711 el imperio alemán. Y mal pudo, también, conceder a la Ciudad de Zaragoza el privilegio de poder acuñar moneda alguien que no tenía poder bastante. ¿Imaginan al tesorero municipal acuñando moneda amparado en un privilegio real concedido por un Habsburgo? No sé qué dirían los proveedores cuando presentaran sus facturas y recibieran en pago sacos llenos de monedas con el busto de Belloch en el anverso y un mejillón-cebra en el reverso. Tampoco sé lo que pensaría Mario Draghi de nosotros. Hay documentos de “privilegios reales” que no sirven ni para estar expuestos en una vitrina. Ese es uno de ellos.    

viernes, 7 de marzo de 2014

Polvo




Leo en Abc que “El área de Igualdad de la organización agraria COAG ha denunciado ante el Observatorio Andaluz de la Publicidad No Sexista una valla en la que figura el anuncio de un producto para el campo, al considerar que atenta contra la dignidad de las mujeres”. ¿Y si en vez de una mujer, en el anuncio hubiese aparecido la foto de un hombre, qué hubiese cambiado? Estamos hartos de ver anuncios con doble sentido y no  pasa nada. Los tiempos no están como para cogérsela con papel de fumar. Acabamos de comenzar la Cuaresma el pasado Miércoles de Ceniza y muchos ciudadanos acudieron esa mañana a los templos para que el sacerdote les echara (con perdón) un polvo blanquecino sobre la cabeza debidamente bendecido, asperjado con agua bendita y hasta entonces guardado a partir de la quema de hojas sobrantes de olivo del  Domingo de Ramos del año anterior, como signo de caducidad de la condición humana. “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás” (Génesis, 3.19). Camilo José Cela, en su “Enciclopedia del Erotismo” (Sedmay Ediciones, t.IV, p.965), al relacionar el polvo como la cópula carnal, indica que “es eufemismo por sexualización de sentido, quizá en presencia de metáfora formal; el polvo sería inicialmente el semen, el resultado de la acción de copular en las múltiples metáforas de ese sentido que la eufemizan -amolar, cascar, machacar, etc.- y, por sinécdoque, el presente u homenaje seminal del acto y el acto mismo, como puede verse en su frecuentísimo uso como complemento directo de los verbos ‘echar’, ‘pegar’ y ‘soltar’”. Y en su Enciclopedia, el Premio Nobel de Literatura remata con unos versos atribuidos a Espronceda (“La mujer”, Canto I, versos 77-80): “Si te quieres casar te comprometes/ a pasar una vida de dolores; / nada, sigue mi plan, échala un polvo/ y después, si pecaste, ‘ego te absolvo’”. El anuncio en cuestión denunciado por COAG dice: “¡Agricultor!, si quieres algo mejor que un Polvo… pide un Disperss”. Las vallas publicitarias fueron contratadas por la empresa catalana Cequisa (Grupo UPL) para anunciar uno de sus fungicidas. Es posible que a muchos agricultores ese anuncio les haya parecido ordinario, de mal gusto. Lo respeto.  A mí, en cambio, me parece gracioso, de la misma manera que me parece sandunguero el chiste de aquellas monjitas a las que les habían robado en el convento la noche anterior. Y cuando la superiora, acompañada de otra monjita, fue a poner la denuncia en el cuartelillo de la Guardia Civil, la monja acompañante le dijo al sargento muy seria: “¡…y nos querían envenenar!”. Lo dejo ahí. El final prefiero no contarlo. Es un viejo chiste donde la gracia gravita en la ingenuidad de la religiosa. 

jueves, 6 de marzo de 2014

Concertinas




Como bien se sabe, el ministro del Interior ha visitado, ayer y hoy, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla por ver qué se puede hacer para evitar en la medida de lo posible los asaltos a la valla que separa España de Marruecos. Y parece ser que se va a llevar a cabo una inversión de millón y medio de euros para, entre otras cosas, colocar una valla “antitrepa” y hacer más difícil que los subsaharianos puedan encaramarse a ella. En fin, algo había que hacer. Lo que no me sirve como excusa es que el ministro manifieste que los alambres con cuchillas, las famosas concertinas, son “un elemento no agresivo, que tiene una finalidad disuasoria y que cumplen con todos los requisitos de legalidad”. Pero, por si a algún ciudadano no le ha quedado cristalina esa respuesta, éste ha dejado claro que tales concertinas no las colocó en su día el Gobierno que preside Rajoy, es decir, que ya estaban antes del 20 de diciembre e 2011, a excepción de 2’5 kilómetros, que se han repuesto. Jorge Fernández Díaz, por decir, puede decir que las porras de la Guardia Civil no son agresivas, si no se utilizan como medida represiva; que las pelotas de goma tampoco lo son, si te las regalan en la tienda cuando compras unos zapatos “El Gorila”; etcétera. Las concertinas son muy agresivas, por más que diga lo contrario el ministro, Agamenón o su porquero. Digo más: mantener esas cuchillas me parece una auténtica salvajada. Hasta Clemente Cubero, gerente de Kwazulu, empresa que fabrica los rollos de alambre con cuchillas entiende que hay productos más efectivos y que no hacen daño a las personas. Y pone como ejemplos el muro de hormigón de 12 metros de altura existente en Israel o una determinada valla antiescalada que ellos fabrican. “Tenemos una valla antiescalada -dice Cubero- en la que no entra una mano ni un pie ni una cizalla; lo único que puede penetrar es una sierra radial, pero en el interior de la valla hay además unos barrotes rellenos de material cerámico que, para cortarlos con una radial, habría que cambiar la muela cada dos minutos”. Como pueden observar, ideas no faltan. Sólo, si acaso, la voluntad de aplicarlas.

martes, 4 de marzo de 2014

Banderas




Ahora considera el juez del Juzgado número 2 de Pamplona que la ikurriña colocada frente a la fachada del Ayuntamiento poco antes del chupinazo de los sanfermines del año pasado “puso en grave riesgo la integridad física de miles de personas”. Con los debidos respetos hacia tal consideración judicial, ésta se me antoja como una exageración del tamaño de aquella bandera extendida. No se trataba de un piano de cola ni del mueble-bar de Barcina, que no sé si dispondrá de mueble-bar en su despacho oficial, ni de la peana con la imagen en escayola de San Saturnino (patrono de Pamplona) en un vano intento de ser trasladado de tejado a tejado por “correo aéreo”. Tan sólo se trataba, como digo, de una bandera ikurriña del tamaño de una colcha de cama de matrimonio de la nueva colección Textil-Hogar de Ikea. Más peligro, a mi entender, tuvo en su día la rotura del mástil de la bandera nacional gigante colocada en la zaragozana Plaza de España, en febrero de 2013, por culpa del cierzo y de los pésimos materiales utilizados. Pero ahí nadie dijo nada. Belloch, más galán que Mingo, se limitó a colocar otro mástil al poco tiempo, dicen que más duro, y aquel nuevo mástil, ahora de aluminio, costó a las arcas municipales 9.000 euros, que me parece otra exageración no menor que la consideración del juez de Pamplona con respecto a la ikurriña volandera. Pues bien, en el auto, según leo en Diario de Navarra, se da cuenta de que “este hecho ‘puso en grave riesgo’ la integridad física de las miles de personas congregadas en el lugar, bien por el riesgo de que la bandera cayera sobre los asistentes o por el retraso en el lanzamiento del chupinazo”. Hombre, el riesgo, en todo caso, se hubiese producido de haberse lanzado el chupinazo, es decir, que el petardo desviado, una vez rebotado en la ikurriña, hubiese cambiado su trayectoria y se hubiese colado por una ventana, o hubiese herido a un  concejal. Retrasar, como así se hizo, el disparo del cohete fue todo un signo de sensatez. La rotura del mástil zaragozano sí que tuvo un peligro cierto, ya que se produjo pasado el mediodía. Sería bueno y deseable conceder a cada cosa su justo valor a la hora de exigir responsabilidades. En rigor, los juzgados españoles llevan un gran atasco en sus procedimientos por diversas causas que no voy a analizar. Y aquí, en este Ruedo Ibérico, con la que está cayendo, no estamos ni para ver grandes riesgos donde no existen ni para sentir añoranzas al estilo de la revista “Las Corsarias”, estrenada en madrileño Teatro Martín en 1919.