Me parece una medida importante que Luis Oliver, máximo
accionista del Real Betis Balompié desde que éste le comprase en 2010 las
acciones a Ruiz de Lopera, haya sido condenado por la Audiencia de Sevilla a
pagar una multa de 4.500 euros por llamar “nazi” y “loca” a la juez Mercedes Alaya, encargada de la investigación
de un presunto delito societario en ese
club deportivo relacionado con aquella compra accionarial en la que existió una
también presunta falsedad documental. Y ello ocurrió el 26 de octubre de 2010
en Utrera y ante las cámaras de televisión. Si bien el pasado viernes escribía
que la Policía
merece dignidad y que no se debe tolerar de ninguna de las maneras que
unos incontrolados, que no tienen nada que
perder, estén dispuestos a tumbar policías a pedradas, como se vio
recientemente en Madrid, pido ahora la misma dignidad y respeto para jueces,
fiscales y secretarios judiciales. La libertad de expresión, contemplada en el
artículo 20 de la
Constitución, tiene sus límites en el apartado 4 de ese
artículo. Luis Oliver tomó el relevo a Pedro Pacheco en el Jerez C.D. en 1997.
Pedro Pacheco, por si alguien no lo recuerda, fue el que dijo en 1985 que “el
clamor hoy en Jerez es que la
Justicia es un cachondeo”. Y todo por un enfrentamiento entre
la Gerencia
de Urbanismo y Bertín Osborne por un chalé de su propiedad y la, para Pacheco,
supuesta “connivencia y complacencia” entre los abogados del cantante y los
jueces sevillanos en la evitación de su derribo; y que en 2013 fue condenado
por la Audiencia
de Cádiz a 4 años y medio de prisión como autor de un delito continuado de
prevaricación “en concurso medial, con un delito continuado de malversación de
caudales públicos” y a la inhabilitación de 8 años para empleo o cargo público
y suspensión del derecho de sufragio durante el tiempo de condena. Intentar
tumbar a las Fuerzas del Orden a pedradas o atentar contra la dignidad de los
jueces, todo ello en pleno ejercicio de sus funciones, merecen el reproche
ciudadano en un Estado de Derecho.
lunes, 31 de marzo de 2014
domingo, 30 de marzo de 2014
¡Vaya tropa!
Todo está preparado para el
Funeral de Estado de Adolfo Suárez. Un acto más de hipocresía en memoria de un expresidente silenciado
durante muchos años y sobre el que ahora se escribe y se habla como si hubiese sido
el Cid Campeador, aunque en algo sí se le parece: triunfó después de morir.
Contaba Antonio Gala en su artículo “Mi 23 de febrero de 1981”, dentro de su sección
“En propia mano”, que “ahora se habla mucho de ese día. Quizá si se hubiese
hablado antes más, mejor y más alto, se hablaría ahora menos”. Pero en España,
en su día, no se quiso tirar de la manta por no sacar a flote toda la mierda de
una “trama civil” de la que nada se sabe y todo se sospecha. Había demasiados
intereses en juego, demasiados tipos miserables y no menos cobardes “que ponían
cara de viudo cuando estaban por dentro frotándose las manos”. Pero la
democracia se instauró en España gracias a los españoles del común, esa gente
anónima que se ha arruinado a costa de un Estado, pero que intenta sobreponerse
entre tanto patrioterismo de opereta y a pesar de sus tejemanejes. Son los
mismos cofrades que ahora, ya fallecido Suárez, elevan la peana con la Corona. Y los herederos
de los dueños del cotarro de ayer desean ahora, después de tantos años
transcurridos, que las chabolas no se vean, que las manifestaciones de protesta
no se hagan en el centro de Madrid y que se consuma más pese a los recortes en
salarios. Esos mezquinos, que se defecan sobre los organigramas y que no ven
más allá de la ansiada puerta giratoria de sus entretelas, hasta se permiten
poner en duda los informes de Cáritas. ¡Vaya tropa!
viernes, 28 de marzo de 2014
La Policía merece dignidad
Comenta Carlos Herrera en el diario Abc que
“un aglomerado de la peor basura social ha planeado aprovechar cualquier
manifestación de descontento ciudadano para sembrar todo caos y toda violencia
posibles. Su ejecutoria consiste en la destrucción de lo que alcance a su ira y
al uso de violencia extrema contra servidores del orden público. Se vio el
sábado en Madrid tras la Marcha
por la Dignidad
y se ha visto en los campus universitarios en las últimas horas”. Cierto. Todo
ciudadano tiene derecho a manifestarse por las calles de su ciudad sin que
nadie, tampoco el ministro del Interior o la alcaldesa de Madrid, pretendan señalar qué lugares son los “apropiados” para
realizar tales manifestaciones. De ninguna de las maneras se debe habilitar un
“manifestódromo” para que el ciudadano pueda explayarse, airear pancartas y dar
gritos contra aquellos que producen, a criterio de los manifestantes,
bochornosas situaciones de injusticia social. En Reino Unido, por ejemplo, hasta
se permite que los ciudadanos puedan manifestarse a la puerta de la residencia
del primer ministro. Sin embargo, en España la cosa cambia. Si España pretende
estar a la altura de países que, como Francia o Reino Unido, tienen
perfectamente asumida la democracia desde hace muchos años, no deben sus
gobernantes de quita y pon rasgarse las vestiduras ante un escrache frente al
domicilio de un político. Debería considerarse como algo normal. Y una vez
aclarado eso, estoy de acuerdo con Herrera en que “un aglomerado de la peor
basura social ha planeado aprovechar cualquier manifestación de descontento
ciudadano para sembrar todo caos y toda violencia posibles”. No puede ni debe
tolerarse. El otro día, en Madrid, se pudieron contemplar escenas que ponen los
pelos de punta. Hubo una descoordinación policial de libro. Y, también, unos
grupos incontrolados dispuestos a todo, incluso a tumbar policías a pedradas.
Eso no cabe en un Estado de Derecho.
martes, 25 de marzo de 2014
Suárez ya descansa en Ávila
Antonio Burgos, en el diario Abc de
Sevilla, le llama malnacido a Cayo Lara por no llevar corbata en el velatorio
de Suárez. Y le espeta: “¿Usted sabe por qué está usted aquí sin corbata, entre
las altas representaciones del Reino? Pues porque ese señor que está ahí de
cuerpo presente tuvo los cojones de legalizar a ese Partido Comunista del que
usted vive, contra la opinión de su propia derecha, contra el sentir del
Ejército y contra de la memoria de Paracuellos del Jarama”. Para mí que Antonio
Burgos hoy se ha pasado de frenada. Marcello, el perrillo que no da puntada sin
hilo en República.com, arremete contra Felipe González, del que dice que “ha
estado huido y escurridizo” para no tener que valorar la figura de Suárez.
Comenta en ese sentido: “Felipe se siente acomplejado ante Suárez y
probablemente le acompaña el remordimiento por lo mal que se portó con él en
los últimos años y meses de su presidencia. A sabiendas, como seguramente sabe,
que colaboró en su cese y puede incluso que con los promotores del golpe de
Estado, directa o indirectamente, al pronunciarse en varias ocasiones -y en
privado- a favor de un gobierno de unidad nacional presidido por un militar,
como Armada claro está”. Y Vozpópuli comenta el “Oportunismo de Artur Mas” y la
“explosión de hipocresía en el Congreso con Suárez de cuerpo presente”. Adolfo
Suárez ya descansa junto a su mujer en el claustro de la Catedral de Ávila. Ahora
se ignora quién heredará el Ducado de Suárez. La primogénita Mariam falleció en
2004, pero tiene una hija, Alejandra Romero, de 24 años. También su hijo Adolfo
aspira a poseer el título. En 2009, mediante una carta, invocaba las Leyes de
Toro. ¿Habrá acuerdo de familia? ¿Se decidirá en los tribunales? Todo está por
ver.
lunes, 24 de marzo de 2014
Adolfo Suárez
Lo acontecido ayer domingo y hoy
lunes y todo lo visto en la
Primera cadena de TVE desde entonces ha sido como
volver a leer a Julia Navarro y su “Nosotros, la Transición”. La muerte
de Adolfo Suárez, un hombre del que no se hablaba ni se sabía nada desde hace
muchos años, ha despertado la “leyenda” de un mito. Sí, en efecto, fue el
primer presidente de Gobierno en democracia, impuesto por el Rey, y le tocó
bailar con la más fea la pieza más larga. Pero desde ayer, tanto su hijo como
Fernando Ónega, se han convertido en los “evangelistas” de ese nuevo apóstol
que a partir de mañana descansará para siempre en el claustro de la Catedral de Ávila, junto
a su mujer Amparo Illana y a muy pocos pasos de Claudios Sánchez Albornoz,
exministro de la República
y presidente del Gobierno en el exilio. Desde ayer, también, escucho comparar a
Suárez con Manuel Azaña. Nada que ver entre uno y otro. Julia Navarro recordaba
en su libro que Carmen Díez de Rivera acotaba la Transición “entre diez
minutos después de morir Franco y el 28 de octubre de 1982. Hoy resulta que
muchos ciudadanos, que hacen fila para ver el féretro expuesto del expresidente
en el Salón de los Pasos Perdidos de las Cortes, ni siquiera habían nacido a la
muerte del dictador, o eran muy pequeños
durante la Transición
política. Otros, sólo saben que Suárez fue uno, entre los presentes en la Cámara, que se quedó
sentado en su escaño aquella malhadada tarde de febrero de 1981. El otro fue
Santiago Carrillo. Ya sólo quedan tres jarrones chinos, hoy juntos en la foto
frente al ataúd del compañero muerto. Y como “no hay mal que por bien no venga”,
como dijo Franco a la muerte de Carrero, se está aprovechando la muerte de Adolfo
Suárez, que lleva camino de “reinar” después de morir, como Inés de Castro,
para ensalzar la figura del Rey en sus momentos más bajos según las encuestas.
sábado, 22 de marzo de 2014
El valor del silencio
Se encontraban Manolete y su
asistente, Chimo, en el Hotel Palace de Madrid. Y Manolete, reconcentrado en
sus ideas, permanecía taciturno y silencioso. Chimo, harto de tanto silencio-mudo (perdonen
el pleonasmo), le dijo a Manuel Rodríguez: ‘Maestro que bien se está callao’; a
lo que Manolete respondió: ‘mejor se está sin decir ná’. Chimo era su ayudante
personal, que no hay que confundir con su mozo de espadas, que lo fue Guillermo
González Luque hasta aquel 28 de agosto del cuarentaysiete. Contaba Manuel
Ramírez en un artículo del diario Abc (02/05/2001), “La fidelidad del mozo de espadas”, con motivo
de una entrevista reciente que le había hecho a Guillermo González, lo
siguiente: “Pero ya le conocía por el sepia de una foto de Cano que es historia
eterna de la propia fiesta. Está allí, en ese retrato, como tallado en madera:
camisa remangada por el sol fuerte del agosto andaluz, pantalones arrugados por
muchas horas de volante, de muchos sudores de callejón, de muchas angustias de
boca de burladero, mientras Manuel recorta su inmenso gesto de dolor en un
fondo de arena, tablas tatuadas con remates de pitones y bullicio de tendidos.
En momentos así, es importante el valor del silencio. (…) Él, Guillermo, tiene
el puño de su mano derecha metido en el muslo de Manolo queriendo hacer de
tapón de un cántaro de sangre que ha quebrado el agónico derrote de Islero.
Manolo, como tantas veces, le tiene echado el brazo por encima de los hombros.
Cantimplas, dibujando en su cara la mueca de la tragedia que se avecina, está
al otro lado, a la izquierda de Manolo; tras él, un jovencísimo Luis Miguel
pliega el capote con un rictus de impotencia; Chimo, el ayuda de Manolo, se ha
quedado petrificado a unos pasos; Gitanillo de Triana parece querer esconder su
rostro tras los cabos negros del vestío de Gabriel González; ‘Pepet’, monosabio
valenciano, quiere, como ‘Espaíta’, ser todo brazos para hacer tan sólo un
suspiro del trayecto a la enfermería y, para completar el encuadre, un empleado
de la plaza, gorrilla y camisola blanca como sus alpargatas, no sabe uno si
viene corriendo o el horror de la cornada le ha parado en seco”. Una foto, en
fin, siempre roba un paisaje y guarda eterno silencio. Los personajes plasmados
en ese color sepia casi siempre han desaparecido, o les hemos perdido la pista
definitivamente. Esas fotos suelen tener el color del último resplandor en el
ocaso, suelen permanecen guardadas en una caja de hojalata que antes contuvo
carne de membrillo y las aireamos cuando, al hacer limpieza de cajones, la
abrimos como si fuese una exhumación de restos. Las fotos olvidadas las
volvemos a manosear como si fueran
cartas para jugar a la brisca las tardes de tedio. Ahora cuenta la prensa que
determinados vagones del AVE van a ser silenciosos, con luz más tenue y sin
bullicio de niños ni esas conversaciones con móviles que dan tres cuartos al
pregonero y de las que se entera todo el
vagón. Hay que empezar a valorar el silencio y bajar el tono de voz. Los
españoles somos una máquina de hacer ruido. Hay otros silencios, muy
elocuentes. Tal fue el caso de Sabino Fernández Campo, que valía más por lo que
callaba que por labor diaria al lado del Rey, que fue impagable.
viernes, 21 de marzo de 2014
José Verón
No está en mi ánimo glosar aquí
la cantidad de premios que José Verón Gormaz ha conquistado a lo largo de su
vida. Sería labor casi interminable. Fotógrafo, poeta, columnista de prensa,
novelista, académico de San Luis, miembro del Centro de Estudios Bilbilitanos,
Cronista Oficial e Hijo Predilecto de Calatayud…, uf, demasiados quehaceres
para una sola vida. José Verón es, ante todo, una buena persona y un amante de
su tierra. Acaban de otorgarle el Premio de las Letras Aragonesas 2013 y, con
ese motivo, Antón Castro le ha hecho una entrevista en Heraldo de Aragón.
“Muchos de mis poemas –dice Verón- nacen de la reflexión, pero también los hay
que surgen como un relámpago”. Todavía recuerdo cuando, en septiembre de 1995, la Peña Taurina “Litri” me
concedió un premio de narrativa por un
modesto trabajo. A pesar del tiempo transcurrido desde entonces, todavía
recuerdo a Verón en el salón de la
UNED alegrándose de que me hubieran concedido ese galardón.
También recuerdo sus palabras: “No ha sido fácil. Había otros relatos de gran
calidad”, me dijo. Yo estaba seguro de que así era y de que él me había ayudado
de alguna manera. Y, desde entonces, conservo en casa un relieve en bronce que
representa el interior de la
Plaza de Toros,
también conocida como Coso de
Margarita, inaugurada el día de la
Virgen de la
Peña de 1877, con toros de López Navarro y lidiados por
Frascuelo y Ángel Pastor. El de Ocaña, tres años antes de aquel festejo taurino
inaugural del Coso de Margarita, había ingresado en la cuadrilla de Frascuelo
como banderillero. Y Frascuelo, que le
brindó su amistad, le apadrinó su alternativa el 23 de octubre de 1876,
doctorándose con la muerte de “Madroño”, de la ganadería de Miura. Tal vez el
subconsciente me esté produciendo una mala pasada. Aquí quería comentar el
último Premio que, de momento, han concedido a Verón, sabedor de que recibirá
más porque se los merece, y me he marchado, ¡miren ustedes por dónde!, por el
cerro de Bámbola. Verón tomó el testigo de Cronista Oficial a la muerte de
Pedro Montón, mi amigo carbonero muerto que solía ir a la taberna del Patas
Cortas, aquel “entrañable zamorano que
sólo servía vino, tomate crudo y sardinas rancias”. Felicidades, Pepe.
miércoles, 19 de marzo de 2014
Sin abuelos no habría Día del Padre
Hoy es el Día del Padre, un
señalamiento en el calendario que nació el 19 de junio de 1909 en Estados
Unidos, cuando Sonora S. Dodd quiso hacer un homenaje a su padre, Henry Jackson
Smart. Gustó la idea y en 1966, Lyndon B. Johnson firmó una proclamación que
declaraba el tercer domingo de junio como Día del Padre en todos los Estados de
la Unión. En
España la idea partió de una maestra de escuela en el barrio de Belmonte (distrito
madrileño de Moncloa-Aravaca), Manuela Vicente Ferrero, en 1948. Propuso que el
Día del Padre coincidiera con el día de San José, o sea, el 19 de marzo. La
idea de esa maestra gustó al entonces dueño de Galerías Preciados, José Fernández Rodríguez (Pepín), que vió la
ocasión de incrementar las ventas de su negocio con tal motivo, y fue en 1953
cuando comenzó su campaña de promoción de regalos en radio y prensa. Su primo,
Ramón Areces, que controlaba El Corte Inglés, le ofreció trabajo a Manuela
Vicente, doblándole el sueldo, pero ella lo rechazó. A cambio, le pidió a
Areces que permitiera a sus alumnas mayores, las que estaban a punto de dejar la Enseñanza Primara,
que entonces era a los catorce años,
poder optar a las pruebas necesarias para trabajar en sus almacenes, a
lo que Areces no puso inconveniente alguno. A partir de entonces, aquella
escuela madrileña produjo una “cantera” de chicas que dieron un excelente juego
en los diversos departamentos de su negocio en expansión. Ojalá hubiese en
España muchas personas como Ramón Areces, que trabajó en El Encanto de La Habana hasta 1935. Mi abuelo Aquilino,
también asturiano, fue compañero suyo durante muchos años. Ambos comenzaron de
“cañoneros”, es decir, de aprendices con derecho a comida y alojamiento; y no
sé, pero tal vez embarcaran en el mismo
vapor aunque en distintas fechas. Ramón Areces y sus otros dos hermanos, Manuel
y Luis, embarcaron en el “Alfonso XIII”, desde el puerto de Gijón. Mi abuelo no
lo sé. Suscribo en su totalidad lo que describe Joaquín Julio Flores Peña
en la revista “La Ciesma”: “Más de tres
millones y medio de españoles emigraron al continente americano en los últimos
veinte años del siglo XIX, la mayoría de ellos gallegos, asturianos, cántabros
y canarios. Con los últimos ahorros se pagaban los billetes, en la mayoría de
los casos sin retorno, huyendo del hambre, de la miseria y del servicio militar
obligatorio al no poder pagar a un sustituto o una redención. Muchos de estos
hombres y mujeres, e incluso niños, no llegarían nunca a esa tierra;
pereciendo durante la travesía apiñados en las cubiertas o en las bodegas de
esas grandes máquinas navales”. Es necesario recordar que el período en que se
registra el mayor volumen de entradas de emigrantes en la isla fue entre 1912 a 1921 y desciendió a
partir de ese último año, tras la caída de los precios del azúcar en el mercado
mundial y la crisis que sobrevino. Por cierto, el vapor Alfonso XIII, de la Compañía Trasatlántica
Española, que hacía la línea Cantábrico-La Habana-Veracruz, al regreso de su
primer viaje coincidió en el puerto de Santander con el incendio del vapor Cabo
Machichaco, de la Compañía Ibarra,
que llevaba en sus bodegas gran cantidad de garrafones de ácido sulfúrico y 51
toneladas de dinamita de la que no se había dado cuenta a las autoridades
portuarias. Ello sucedía el 3 de noviembre de 1893. La tripulación del Alfonso
XIII contribuyó a apagar el incendio inicial del otro barco atracado, pero en
la explosión que se produjo posteriormente murieron 590 personas, entre ellas el capitán
Francisco Jaureguizar, más de 30
tripulantes del Alfonso XIII que estaban auxiliando y casi todas las
autoridades civiles y militares de Santander, incluido el gobernador civil
Somoza, cuyo bastón fue encontrado en la Playa de San Martín, a varios kilómetros de
distancia. Pero esa es una historia que dejo para otro día.
lunes, 17 de marzo de 2014
Un cese oportuno
El cese del teniente coronel
Antonio Tejero Díez como jefe del Grupo Rural de Seguridad número 1, situado en
Valdemoro, es uno de los pocos aciertos
que, a mi entender, ha tenido el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.
De ninguna de las maneras puede ser aceptado por la sociedad que el hijo de un
golpista, Antonio Tejero Molina, que estuvo a punto hace ahora 33 años de
mandar al traste la entonces incipiente democracia, aproveche un cuartel de la Guardia Civil para reunir a un
grupúsculo de patrioteros de la peor calaña. Tampoco se debe utilizar a
guardias civiles de servicio en ese acuartelamiento para preparar un arroz en
paella para ofrecérselo a tales invitados. Antonio Tejero Díez es libre para
invita a comer a quiénes que le venga en gana, más aún si entre los invitados
está su padre. Pero, eso sí, fuera del entorno de un acuartelamiento que
mantenemos todos los ciudadanos con nuestros impuestos. A otro de los hijos del
golpista, Ramón Tejero Díez, párroco en Mijas, le faltó tiempo para “explicar”
a la Agencia Efe
que “el cese de mi hermano lo atribuyo a una falta de vergüenza del director
general de la Guardia
Civil y del ministro del Interior”. Falta de vergüenza, ¿por
qué? En este país todavía quedan bastantes nostálgicos del franquismo, unos tan
viejos que apenas aparecen en público y otros tan jóvenes e inexpertos que no
saben por dónde les sopla el aire. ¿Cuántos jovenzuelos con brazos llenos de
tatuajes, pelo rapado al cero, chupas de cuero y cruces gamadas sabrían explicar,
de modo que todos pudiésemos entenderles, qué sucedió en septiembre de 1923? ¿O
lo acontecido en Jaca en 1930? ¿O la sanjurjada de 1932? ¿O la rebelión de UGT
y CNT en Asturias en 1934?... Creo que muy pocos de ellos. Y no digamos nada
del siglo XIX, donde hubo casi 200 pronunciamientos militares; el
destronamiento de una reina y de dos reyes extranjeros; una República con dos
modelos diferentes de gobierno, 3 guerras civiles; varias en Cuba y Filipinas;
la restauración de un rey previo golpe de Estado; y, 5 constituciones.
sábado, 15 de marzo de 2014
Garúa
Los expertos, esos tipos que
dicen que ha llovido cuando ven el suelo mojado sin pararse a pensar si por
allí ha pasado la mangarriega, proponen ahora un rosario de medidas tendentes a
estimular el consumo y evitar la deflación, que es el fantasma que ahora asoma
por las esquinas de La
Moncloa. Los expertos, digo, conforman una comisión de sabios
que parece que entienden de todo menos en dar con el chiste para arreglar el
país. El “Informe Lagares”, es extenso y de difícil digestión. A ver si lo he entendido
bien: pretenden subir el IVA reducido del 10 al 21 % excepto el que grava a la
vivienda, el turismo y el transporte público. De la misma manera, propone subir
las cotizaciones que paga el empleado y bajar las del empleador, entendiendo
que así estimularán la creación de empleo. Este tipo, un tal Lagares, confunde la estimulación de creación
de empleo a base de hacer regalos a los empresarios con la estimulación del
clítoris de su pareja, si es que la tiene. A mi entender, en España los
empresarios no crearán empleo neto mientras no tengan nada que fabricar y
posteriormente vender. Y los ciudadanos, por aquello de la ley de la oferta y
la demanda, adquirirán menos productos terminados en proporción directa al
aumento del IVA en los productos de consumo. Es la pescadilla que se muerde la
cola. Pretender, como aquí se pretende, hacer una nueva distribución de la
carga de la Seguridad Social
de esa guisa y ensayar compensarlo con la subida de la tributación directa en
IVA e impuestos especiales, se me antoja lo más parecido a los grandes inventos
del doctor Franz de Copenhague; pretender imputar como renta la primera
vivienda; aumentar los impuesto en gasóleo y electricidad; pretender igualar el
impuesto del tabaco de liar que el de los cigarrillos (sin valorar el aumento
creciente del contrabando en España); pretender cobrar peaje en las infames
autovías (hechas en su día con la ayuda de fondos europeos); pretender reducir
el incentivo en I+D en sociedades; pretender que las ayudas para personas con
VIH tributen, etcétera; es algo parecido a, como decía Cela, “meneársela con
goma higiénica”. Con tales medidas, de llevarse a cabo, siempre saldrán
perdiendo los ciudadanos más vulnerables. Llueven palos a los pobres. “¡Garúa! /
Solo y triste por la acera/ va este corazón transido/ con tristeza de tapera…”.
Corolario: ¡Que se vayan a tomar por saco!
viernes, 14 de marzo de 2014
Tejemanejes
Primero fueron la venta de las
azucareras a British Sugar. Ebro prefirió dedicarse al arroz, en vista de que
los españoles llevábamos camino de parecernos a los chinos, al menos en sueldos
y jornadas laborales. Después llegaron los tejemanejes de las eléctricas (Endesa pasó a manos de los
italianos, en contra del interés de Pizarro por dárselo a los alemanes en
bandeja, como si una empresa que entonces estaba valorada en 65.000 millones de
euros fuese la cabeza de San Juan Bautista). Más tarde llegaron las fusiones de
bancos y cajas y la desaparición, como no podía ser de otra manera, de
determinadas entidades de ahorro que lo habían hecho pésimamente mal al estar
manejadas por políticos autonómicos del “me lo llevo” y sindicalistas
trasnochados, cuyo dios lo constituían “tres personas distintas”, o sea, las
mariscadas, el amiguismo y los raros manejos de financiación solapada cuyos
agujeros negros engullían todo lo que tocaban. Ahora parece que le tocará el
turno a la prensa de papel, donde ya parece que se está cociendo esa nueva “prensa del Movimiento” al servicio de Rajoy.
La posible fusión de cabeceras va tomando cuerpo tras la visita del Presidente,
primero a la sede de La Razón
y más tarde a la de Abc. Sólo falta sentar a Enríquez y Casals a la mesa y
cerrar acuerdos. Marcello, el perrito que todo lo sabe, en La República, cuenta que
esa fusión “podría beneficiar a Abc por ser el
decano y el diario monárquico por excelencia. Y si la fusión es a tres Abc se podría
quedar como cabecera, el consejero delegado podría ser Antonio Fernández
Galiano, y Mauricio Casals el presidente de la nueva compañía fusionada (…) ¿Y
el director? Pues si se le pide opinión a Mariano Rajoy está claro que Paco
Maruhenda, que fue su jefe de Comunicación”.
jueves, 13 de marzo de 2014
El sopor de la digestión
Antes, te sentabas en el sillón
de orejas, leías una “tercera” de Abc y a su término te quedabas pensativo,
como si te hubieses metido entre pecho y espalda una fabada asturiana, o sea,
con el sopor de la digestión de lo que exponía en sus columnas un miembro de la Real Academia, a veces de
complicado entendimiento. Pero ya va quedando poco tiempo para tales saboreos.
El “periodismo-río” se impone y una noticia de hace veinte horas se queda vieja
por “oxidación” con sólo abrir internet. Pero hoy leo en Abc algo que me
preocupa: “Una rebaja continuada del IPC derivaría en lo que se conoce como deflación o caída generalizada y continua de
precios. Ante la expectativa de menores precios, se corre el riesgo de
entrar en una espiral muy dañina: los consumidores no gastan, las empresas
reducen aún más los puestos de trabajo, se consume todavía menos por el
desempleo y en consecuencia, se multiplican los cierres de negocios”. No
hace mucho, se luchaba desde el Gobierno por contener la inflación porque,
según afirmaban, era desfavorable para los ciudadanos menos pudientes. Ahora
resulta que también es mala la deflación derivada de la caída del consumo.
Aumentaría el consumo, por ejemplo, si el Gobierno rebajase el abultado IVA.
Dicen que en el punto medio está la virtud. Pero, ¿cuál es el punto medio? Los
precios en España permanecen planos. También los convenios colectivos. Funcas
mantiene que por cada punto que baja la inflación los ciudadanos se ahorran
6.000 millones.¿En qué quedamos? No va a quedar otro remedio que volver a
apoltronarnos en el sillón de orejas para leer a Paul Krugman y que sea lo que Dios quiera.
miércoles, 12 de marzo de 2014
Blázquez
El Gobierno no invitó a Aznar ni
a Rodríguez Zapatero, tampoco a Felipe González, al servicio religioso oficiado
por Rouco Varela en la Catedral de la Almudena por una sencilla
razón: La Almudena
no cuenta con palenque. En España, que yo sepa, las peleas de gallos están
prohibidas salvo en Canarias y en algunos pueblos de Andalucía. Rouco Varela,
en su último oficio religioso oficial, el de ayer, señaló ante los Reyes que
“España es hoy una nación de misión”. Pues nada, que vengan los misioneros, se
rompan las huchas del Domund y nos cristianicen adecuadamente Ripalda en mano. Como
señala Juan G. Bedoya hoy en El País, “Rouco se despide como llegó: con dardos
contra el poder civil, que querría sometido al eclesiástico, católico por
supuesto”. Y ya tenemos a Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal
por segunda vez. Ese es “un tal Blázquez”, que dijera Arzallus cuando fue
nombrado obispo de Bilbao. Blázquez, ahora arzobispo de Valladolid y pronto, ya
lo verán, cardenal, es el mismo personaje que en enero de 2012 cuestionó que
Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno de España, pudiese leer
el pregón de la Semana
Santa en la ciudad del Pisuerga. Y la razón que exponía
Blázquez no era otra que su situación matrimonial. Resulta que Sáenz de
Santamaría está felizmente casada por lo civil. Y Ricardo Blázquez, intentando
justificar lo injustificable, precisó: “mi apreciación no va más allá de lo que
va el Código de Derecho Canónico”. Pero el arzobispo Blázquez, tratando de
echar una de cal y otra de arena, ya dejó claro entonces que asistiría al
pregón de Soraya Sáenz de Santamaría porque su lectura sólo se trataba “de un
género literario, más que una homilía o un sermón”.
lunes, 10 de marzo de 2014
El "contubernio" airea sus mandiles
Leo en El País que “por primera
vez en la historia de España, la masonería española, a través de una orden
mixta de mujeres y hombres, compareció como tal en un acto masivo
celebrado en Madrid y un amplio grupo de sus integrantes se ha identificado de
manera abierta provistos de las bandas masónicas rituales. El escenario de tal
comparecencia fue la manifestación conmemorativa anual del Día de la Mujer del sábado pasado en
Madrid”. A los masones españoles tampoco les gusta, según se desprende, el
pretendido proyecto de reforma de la actual ley del aborto auspiciada por el
Gobierno que preside Mariano Rajoy. Ya es hora de que los masones salgan a la
calle y aireen el mandil en su intento
incansable de desbastar la piedra bruta. Dicen las estadísticas que en España
hay, como mucho, alrededor de 4.000 masones, a los que supongo muy ocupados en
sus “quitas”, en sus obediencias, sus
símbolos y unos muy complicados ritos dentro de sus logias que no
entiende la gente del común. El catecismo “Nuevo Ripalda de la Nueva España”, de 1955, en su
apartado sobre “el modernismo y la masonería” la define como “una sociedad
perversa que, con aparentes fines humanitarios, maquina en sus antros
misteriosos las ruinas de la sociedad y de la Iglesia. Para alcanzar fines
tan perversos, sus asociados se valen del crimen, la hipocresía y el misterio”.
Ruiz-Gallardón ha querido contentar a la derechona más recalcitrante con una
reforma de la actual ley sin tener el consenso necesario y sin que la sociedad
de demandase tal modificación. No creo que la Masonería esté por la
labor de pretender “arruinar” a nadie. Pero cuarenta años de régimen
totalitario no se borra en una generación y “el contubernio judeo-masónico”
estuvo presente en todos los discursos de aquel dictador que entraba bajo palio
en las iglesias. Pero el tiempo pondrá cada cosa en su sitio.
domingo, 9 de marzo de 2014
A propósito de una cena en Lhardy
En su “Recuadro” de hoy en Abc de Sevilla, Antonio Burgos, bajo el
título “El toreo, de esmoquin”, hace una remembranza de la cena con la que un
grupo de intelectuales de la época rindió un merecido homenaje al torero Manuel
Rodríguez “Manolete”. Sucedía la noche del 11 de diciembre de 1944 en el “salón
japonés” del madrileño restaurante Lhardy, en la Carrera de San Jerónimo.
Todos iban de esmoquin. Manolete se presentó
vistiendo traje campero negro,
camisa blanca con chorreras y botones de diamantes, capa española, sombrero
cordobés y botines negros. Y el menú de la cena: “Petite marmita. Langosta a la
americana. Arroz blanco. Tournedós financiére. Legumbres variadas. Bizcocho
helado. Tejas y Angelinas, acompañado todo ello con gran reserva Cepa Rhin,
Marqués de Riscal, reserva 1933, Campán Codorníu y licores”. El homenaje en
cuestión había sido organizado por José María Alfaro, que entonces presidía la Asociación de Prensa de
Madrid. Después de la cena se leyeron poemas de Alfaro, Marqueríe, Adriano del
Valle y Foxá. Curiosamente, aquel año
había puesto Manolete el único par de banderillas de toda su carrera torera. Fue
el 25 de octubre en un festival taurino en Arganda del Rey, donde había sido
invitado por Juanito Bienvenida. Tres meses antes, el 6 de julio, en Las
Ventas, en la tradicional corrida de la Prensa de Madrid, Manolete alcanzó su mayor gloria como torero
en una terna en la que compartía cartel con El Estudiante y Belmonte. Le salió
redondo el manejo de la muleta frente al toro “Ratón” (antes llamado
“Centello”), un sobrero de la ganadería portuguesa de Pinto Barreiros,
actualmente propiedad de Joaquín Alves Lopes de Andrade. Y sólo dos días antes,
el 4 de julio, Manolete toreo por primera vez junto a Carlos Arruza en Lisboa. En
el conjunto de aquel año Manolete toreó en 92 tardes. En la foto perteneciente al archivo de Lucio
de Sancho, y a la que hace referencia Antonio Burgos, aparecen, entre otros,
Víctor de la Serna,
Agustín de Foxá, Camilo José Cela, etc, hasta casi un centenar, que
representaban a la intelectualidad; eso sí, vergonzosamente arrodillada al servicio
de Franco. Existía otra intelectualidad, no menos importante que la “de cuerpo
presente” en aquella célebre cena de Lhardy, pero en el exilio. Al margen
de esos recuerdos, quisiera hacer una observación con respecto al artículo de Antonio
Burgos. Me encanta todo lo que escribe en Abc,
leo todos sus “Recuadros” por internet y cada día aprendo cosas que no
sabía. Pero hoy, al leer “El toreo, de esmoquin” he notado que un calambrillo
me recorría la espalda en dos momentos de su
lectura. La primera vez, cuando escribe “Como una figura de El Greco
vestida de luces, que recibía a los toros por alto con el laconismo militar de
aquel estilo: como un saludo a la romana con la muleta”. La segunda, un poco
más abajo, cuando señala: “En el restaurante histórico, media Historia del
Toreo en el siglo XX y los autores de la mejor prosa que se escribía en una
España de postguerra no tan triste como ahora la pintan, pues para ellos era el
paso alegre de la paz en una primavera que volvía a reír”. Ambos párrafos los
relaciono así: el primero de ellos con un discurso de José Antonio Primo de
Rivera, 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de Madrid: “Nada
de un párrafo de gracias. Escuetamente, gracias, como corresponde al laconismo
militar de nuestro estilo”. El segundo con el himno “Cara al sol”: “Volverán
banderas victoriosas al paso alegre de la paz…Volverá a reír la primavera…”. En
fin, ahí lo dejo. Sobran más comentarios.
sábado, 8 de marzo de 2014
Casa Pascualillo
Hablar de El Tubo zaragozano es
hablar de la historia viva de la capital de Aragón. Casa Pascualillo (Libertad,
5) celebra su 75 aniversario y ya tengo pensado celebrar tal ocasión echándome al
cuerpo unas “cigalas de la huerta” y algún vasito de vino. Mi economía
particular no da para más. Han pasado, como digo, muchos años desde que los navarros Pascual
Álvarez y Bruna Enrique vinieran desde Barcelona y se hicieran cargo de una
casa de comidas que entonces se llamaba Casa Martínez. Acababa de terminar la Guerra Civil y eran tiempos de tribulación y hambre de la mala. La gente, a
pesar de todo, se quitaba el frío en los enormes cafés existentes en el Paseo
de la Independencia
y la afición comentaba la última
alineación del Zaragoza FC, que ese año ascendía a Primera División. A mediados
de junio de aquel año, tras su visita triunfal a la Italia
fascista, el cuñadísimo Serrano Suñer presidía en Zaragoza una reunión de la Junta Organizadora del XIX
Centenario de la Venida
de la Virgen
del Pilar, y en el diario Abc podían leerse amplias columnas de los
intelectuales “consagrados” por el nuevo Régimen: D’Ors, Marquina, Pla, Camba,
Pemán, Sánchez Mazas, González Ruano, Foxá, Rosales, Panero, Marañón, Vegas
Latapie, etcétera. Para nuestra desgracia, se había exiliado el 80% del
profesorado universitario de Madrid, Valencia y Barcelona. Y en aquel ambiente enrarecido
brotaba como un lirio en medio de un erial Casa Pascualillo. Y por allí pasaron ilustres visitantes y casi todos
los actores que actuaban en el Teatro Principal. El actual propietario,
Guillermo Vela, nieto de Pascual Álvarez, dio un giro al negocio con el nuevo
siglo, adquirió todo el edificio, tiró tabiques y convirtió la antigua casa de
comidas en un excelente lugar de encuentro al más alto nivel pero sin perder
sus raíces. Añadió un rincón dedicado al whisky en homenaje a su padre, donde ya existen más de
800 botellas procedentes de todo el mundo. En rigor, existen dos
establecimientos en Zaragoza, Casa Pascualillo y Casa Emilio, ambos fundados en
1939, que deberían estar protegidos como el urogallo, el lince o la cardelina.
Guillermo Vela o Emilio Lacambra, responsables de ambos lugares de encuentro
gastronómico, merecerían un homenaje a la continuidad en los negocios
familiares, tarea complicada en estos tiempos difíciles.
"Privilegios reales" de pacotilla
El Ayuntamiento de Zaragoza, como
no sabe qué hacer con el dinero que recauda al contribuyente en concepto de
IBI, Agua y Vertidos, multas de tráfico, Impuesto de Circulación, etcétera, en
vez de dedicarlo a adecentar los barrios, pagar la “línea uno” del tranvía,
satisfacer las deudas pendientes de la
Expo 2008, sanear colectores, echar asfalto en las vías
urbanas y dedicar una especial atención a familias enteras que no tienen nada
que llevarse a la boca, no ha tenido mejor ocurrencia que adquirir de un
particular un documento llamado
Privilegio Real, por el que un aspirante a rey que nunca llegó a reinar en
España, concedía a Zaragoza el privilegio de acuñar moneda, a cambio de 1.000
hombres dispuestos a luchar por su causa en la Guerra de Sucesión. Me
estoy refiriendo al archiduque Carlos de Habsburgo, apoyado por la Corona de Aragón y
enfrentado a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y bisnieto de de
Felipe IV, apoyado por la
Corona de Castilla, y que más tarde reinaría con el nombre de
Felipe V. Lo de menos, a mi entender, es
el dinero pujado por ese documento en subasta y adjudicado finalmente al
Ayuntamiento de Zaragoza en 3.100 euros. Esa cifra se la gasta el alcalde
Belloch en un vermú con unas aceitunas rellenas de rica anchoa cada vez que
llega de visita un histórico de la política y es agasajado en la planta noble
del edificio de la Plaza
del Pilar como si de un jefe de Estado se tratara. Ya me gustaría a mí saber
cuánto costó el alquiler del Teatro Principal a Felipe González, que le salió
gratis total, cuando vino a presentar su libro “En busca de respuestas. El
liderazgo en el siglo XXI” el pasado 22 de enero. Pero a lo que iba: mal pudo
firmar un privilegio real alguien que no fue rey de España aunque heredase en
1711 el imperio alemán. Y mal pudo, también, conceder a la Ciudad de Zaragoza el
privilegio de poder acuñar moneda alguien que no tenía poder bastante. ¿Imaginan
al tesorero municipal acuñando moneda amparado en un privilegio real concedido
por un Habsburgo? No sé qué dirían los proveedores cuando presentaran sus
facturas y recibieran en pago sacos llenos de monedas con el busto de Belloch
en el anverso y un mejillón-cebra en el reverso. Tampoco sé lo que pensaría Mario Draghi de nosotros. Hay documentos de
“privilegios reales” que no sirven ni para estar expuestos en una vitrina. Ese
es uno de ellos.
viernes, 7 de marzo de 2014
Polvo
Leo en Abc que “El área de
Igualdad de la organización agraria COAG ha denunciado ante el Observatorio
Andaluz de la Publicidad
No Sexista una valla en la que figura el anuncio de un
producto para el campo, al considerar que atenta contra la dignidad de las
mujeres”. ¿Y si en vez de una mujer, en el anuncio hubiese aparecido la foto de
un hombre, qué hubiese cambiado? Estamos hartos de ver anuncios con doble
sentido y no pasa nada. Los tiempos no
están como para cogérsela con papel de fumar. Acabamos de comenzar la Cuaresma el pasado
Miércoles de Ceniza y muchos ciudadanos acudieron esa mañana a los templos para
que el sacerdote les echara (con perdón) un polvo blanquecino sobre la cabeza
debidamente bendecido, asperjado con agua bendita y hasta entonces guardado a
partir de la quema de hojas sobrantes de olivo del Domingo de Ramos del año anterior, como signo
de caducidad de la condición humana. “Recuerda que polvo eres y en polvo te
convertirás” (Génesis, 3.19). Camilo José Cela, en su “Enciclopedia del
Erotismo” (Sedmay Ediciones, t.IV, p.965), al relacionar el polvo como la
cópula carnal, indica que “es eufemismo por sexualización de sentido, quizá en
presencia de metáfora formal; el polvo sería inicialmente el semen, el
resultado de la acción de copular en las múltiples metáforas de ese sentido que
la eufemizan -amolar, cascar, machacar, etc.- y, por sinécdoque, el presente u
homenaje seminal del acto y el acto mismo, como puede verse en su frecuentísimo
uso como complemento directo de los verbos ‘echar’, ‘pegar’ y ‘soltar’”. Y en
su Enciclopedia, el Premio Nobel de Literatura remata con unos versos
atribuidos a Espronceda (“La mujer”, Canto I, versos 77-80): “Si te quieres
casar te comprometes/ a pasar una vida de dolores; / nada, sigue mi plan, échala
un polvo/ y después, si pecaste, ‘ego te absolvo’”. El anuncio en cuestión
denunciado por COAG dice: “¡Agricultor!, si quieres algo mejor que un Polvo…
pide un Disperss”. Las vallas publicitarias fueron contratadas por la empresa
catalana Cequisa (Grupo UPL) para anunciar uno de sus fungicidas. Es posible
que a muchos agricultores ese anuncio les haya parecido ordinario, de mal
gusto. Lo respeto. A mí, en cambio, me
parece gracioso, de la misma manera que me parece sandunguero el chiste de
aquellas monjitas a las que les habían robado en el convento la noche anterior.
Y cuando la superiora, acompañada de otra monjita, fue a poner la denuncia en
el cuartelillo de la Guardia Civil,
la monja acompañante le dijo al sargento muy seria: “¡…y nos querían envenenar!”.
Lo dejo ahí. El final prefiero no contarlo. Es un viejo chiste donde la gracia
gravita en la ingenuidad de la religiosa.
jueves, 6 de marzo de 2014
Concertinas
Como bien se sabe, el ministro
del Interior ha visitado, ayer y hoy, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla
por ver qué se puede hacer para evitar en la medida de lo posible los asaltos a
la valla que separa España de Marruecos. Y parece ser que se va a llevar a cabo
una inversión de millón y medio de euros para, entre otras cosas, colocar una
valla “antitrepa” y hacer más difícil que los subsaharianos puedan encaramarse
a ella. En fin, algo había que hacer. Lo que no me sirve como excusa es que el
ministro manifieste que los alambres con cuchillas, las famosas concertinas,
son “un elemento no agresivo, que tiene una finalidad disuasoria y que cumplen
con todos los requisitos de legalidad”. Pero, por si a algún ciudadano no le ha
quedado cristalina esa respuesta, éste ha dejado claro que tales concertinas no
las colocó en su día el Gobierno que preside Rajoy, es decir, que ya estaban
antes del 20 de diciembre e 2011,
a excepción de 2’5 kilómetros, que se han repuesto.
Jorge Fernández Díaz, por decir, puede decir que las porras de la Guardia Civil no son agresivas,
si no se utilizan como medida represiva; que las pelotas de goma tampoco lo
son, si te las regalan en la tienda cuando compras unos zapatos “El Gorila”;
etcétera. Las concertinas son muy agresivas, por más que diga lo contrario el
ministro, Agamenón o su porquero. Digo más: mantener esas cuchillas me parece
una auténtica salvajada. Hasta Clemente Cubero, gerente de Kwazulu, empresa que
fabrica los rollos de alambre con cuchillas entiende que hay productos más
efectivos y que no hacen daño a las personas. Y pone como ejemplos el muro de
hormigón de 12 metros
de altura existente en Israel o una determinada valla antiescalada que ellos
fabrican. “Tenemos una valla antiescalada -dice Cubero- en la que no entra una mano ni
un pie ni una cizalla; lo único que puede penetrar es una sierra radial, pero
en el interior de la valla hay además unos barrotes rellenos de material
cerámico que, para cortarlos con una radial, habría que cambiar la muela cada
dos minutos”. Como pueden observar, ideas no faltan. Sólo, si acaso, la
voluntad de aplicarlas.
martes, 4 de marzo de 2014
Banderas
Ahora considera el juez del
Juzgado número 2 de Pamplona que la ikurriña colocada frente a la fachada del
Ayuntamiento poco antes del chupinazo de los sanfermines del año pasado “puso
en grave riesgo la integridad física de miles de personas”. Con los debidos
respetos hacia tal consideración judicial, ésta se me antoja como una exageración
del tamaño de aquella bandera extendida. No se trataba de un piano de cola ni
del mueble-bar de Barcina, que no sé si dispondrá de mueble-bar en su despacho
oficial, ni de la peana con la imagen en escayola de San Saturnino (patrono de
Pamplona) en un vano intento de ser trasladado de tejado a tejado por “correo
aéreo”. Tan sólo se trataba, como digo, de una bandera ikurriña del tamaño de
una colcha de cama de matrimonio de la nueva colección Textil-Hogar de Ikea. Más
peligro, a mi entender, tuvo en su día la rotura del mástil de la bandera
nacional gigante colocada en la zaragozana Plaza de España, en febrero de 2013,
por culpa del cierzo y de los pésimos materiales utilizados. Pero ahí nadie
dijo nada. Belloch, más galán que Mingo, se limitó a colocar otro mástil al
poco tiempo, dicen que más duro, y aquel nuevo mástil, ahora de aluminio,
costó a las arcas municipales 9.000 euros, que me parece otra exageración no
menor que la consideración del juez de Pamplona con respecto a la ikurriña
volandera. Pues bien, en el auto, según leo en Diario de Navarra, se da cuenta
de que “este hecho ‘puso en grave riesgo’ la integridad física de las miles de personas
congregadas en el lugar, bien por el riesgo de que la bandera
cayera sobre los asistentes o por el retraso en el lanzamiento del chupinazo”.
Hombre, el riesgo, en todo caso, se hubiese producido de haberse lanzado el
chupinazo, es decir, que el petardo desviado, una vez rebotado en la ikurriña,
hubiese cambiado su trayectoria y se hubiese colado por una ventana, o hubiese
herido a un concejal. Retrasar, como así
se hizo, el disparo del cohete fue todo un signo de sensatez. La rotura del
mástil zaragozano sí que tuvo un peligro cierto, ya que se produjo pasado el
mediodía. Sería bueno y deseable conceder a cada cosa su justo valor a la hora
de exigir responsabilidades. En rigor, los juzgados españoles llevan un gran
atasco en sus procedimientos por diversas causas que no voy a analizar. Y aquí,
en este Ruedo Ibérico, con la que está cayendo, no estamos ni para ver grandes
riesgos donde no existen ni para sentir añoranzas al estilo de la revista “Las
Corsarias”, estrenada en madrileño Teatro Martín en 1919.
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