sábado, 15 de marzo de 2014

Garúa





Los expertos, esos tipos que dicen que ha llovido cuando ven el suelo mojado sin pararse a pensar si por allí ha pasado la mangarriega, proponen ahora un rosario de medidas tendentes a estimular el consumo y evitar la deflación, que es el fantasma que ahora asoma por las esquinas de La Moncloa. Los expertos, digo, conforman una comisión de sabios que parece que entienden de todo menos en dar con el chiste para arreglar el país. El “Informe Lagares”, es extenso y de difícil digestión. A ver si lo he entendido bien: pretenden subir el IVA reducido del 10 al 21 % excepto el que grava a la vivienda, el turismo y el transporte público. De la misma manera, propone subir las cotizaciones que paga el empleado y bajar las del empleador, entendiendo que así estimularán la creación de empleo. Este tipo, un tal Lagares, confunde la estimulación de creación de empleo a base de hacer regalos a los empresarios con la estimulación del clítoris de su pareja, si es que la tiene. A mi entender, en España los empresarios no crearán empleo neto mientras no tengan nada que fabricar y posteriormente vender. Y los ciudadanos, por aquello de la ley de la oferta y la demanda, adquirirán menos productos terminados en proporción directa al aumento del IVA en los productos de consumo. Es la pescadilla que se muerde la cola. Pretender, como aquí se pretende, hacer una nueva distribución de la carga de la Seguridad Social de esa guisa y ensayar compensarlo con la subida de la tributación directa en IVA e impuestos especiales, se me antoja lo más parecido a los grandes inventos del doctor Franz de Copenhague; pretender imputar como renta la primera vivienda; aumentar los impuesto en gasóleo y electricidad; pretender igualar el impuesto del tabaco de liar que el de los cigarrillos (sin valorar el aumento creciente del contrabando en España); pretender cobrar peaje en las infames autovías (hechas en su día con la ayuda de fondos europeos); pretender reducir el incentivo en I+D en sociedades; pretender que las ayudas para personas con VIH tributen, etcétera; es algo parecido a, como decía Cela, “meneársela con goma higiénica”. Con tales medidas, de llevarse a cabo, siempre saldrán perdiendo los ciudadanos más vulnerables. Llueven palos a los pobres. “¡Garúa! / Solo y triste por la acera/ va este corazón transido/ con tristeza de tapera…”. Corolario: ¡Que se vayan a tomar por saco!

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