lunes, 12 de mayo de 2014

Business are business




Leo en la prensa aragonesa que ya no quedan explotaciones de cría de avestruz en esta Comunidad. Dejó de ser rentable, si es que alguna vez lo fue, al ser un ave muy difícil de mantener por el precio de los piensos. La carne bajó de precio y las plumas dejaron de tener utilidad. En España ya no se estila el can-can, donde a las coristas las plumas de avestruz en forma de tocados les daban un aire majestuoso, de la misma manera que ya no se estilan las pamelas  con plumas de faisán ni de pavo real ni de gallo león, que les proporcionaban a las damas de baja cama una distinción y elegancia difíciles de superar; y, por otro lado, nuestros políticos ya disponen de un gran acopio de plumeros. Pero no hay que desesperar. En Aragón todavía quedan más de 22.500 explotaciones, entre ovino, caprino, bóvidos, cerdos, gallinas y équidos, sin contar los panales de abejas, las 43 explotaciones de caracoles, 24 de ocas, 4 de ciervos, 2 de visones, 1 de corzos, 1 de esturiones, 1 de zorro rojo y 1 de ranas aunque esté en estos momentos permanezca inactiva. Como decía un baturro, de lo que tenemos no nos falta de nada. Bueno, lo de la apicultura no está muy claro. Con las abejas sucede que hay trashumancia sin necesidad de utilizar cañadas reales ni vías pecuarias, como acontece con el dinero público. Una abeja obrera puede estar hoy en La Almunia de doña Godina y dentro de unos días de polizón en el interior de un utilitario picándole a un vendedor de calzoncillos al detall, o libando la flor gualda de una aliaga en Solanillos del Extremo, provincia de Guadalajara, de la misma manera que unos milloncejos pueden estar hoy presupuestados para un parcheado de carretera secundaria o para un tramo de AVE y mañana aparecer, por aquello de la trashumancia, en el bolsillo de un tipo de bigote muy bien relacionado con la First Class. El mangazo es el mangazo, o sea, business are business.

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