lunes, 16 de junio de 2014

Lo que nos pasa





Lo que nos pasa a los españoles puede resumirse en un retal del último artículo de Jesús Cacho, "¿Quién teme al soldado Madina?", publicado en Vozpópuli. Digo en un retal, porque su artículo es mucho más denso, como una manta zamorana, y de nada sirve ahora contar lo que sucede en un descompuesto PSOE y en un inmovilita PP, que nos recuerda aquello que cantaba Emilio José: “Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio…”. Pues bien, a punto ya de que den comienzo los actos de abdicación de un rey con más sombras que luces y de aceptación por las Cortes de otro rey sobre el que se cuenta que está muy bien preparado (eso ya se dijo en 1975 respecto a Juan Carlos), los españoles continúan en la inopia, que es un lugar parecido al limbo de los justos, aquel lugar que no está en las cartas de marear pero al que iban, parece ser, los niños que no habían sido bautizados. Pero a lo que iba, moreno. Dice Cacho en su  escrito del que extraigo un retal, para que, como hacían los horteras con la tela de los trajes, nos lo enseñen a la luz del día y sepamos su verdadera tonalidad: “Ni PSOE ni PP lograrán evitar el naufragio si no acometen cambios en profundidad. La gente está harta de aguantar golferías. La gente normal quiere vivir en un país normal donde el tipo de roba prevaliéndose de su cargo vaya a dar con sus huesos en la cárcel. El español de a pie está cansado de oír que las Cajas rescatadas, a las que habría que haber dejado quebrar, van a seguir dando pérdidas sine die. La gente está harta de sobresueldos, corruptelas, enchufes, harta del mamoneo entre políticos y financieros, de confusión entre lo público y lo privado, de sometimiento de la Justicia a los amos del sistema, de ‘blindajes totales’ como el que ahora se busca para el dimisionario Rey, un saco en el que también se quiere meter a la Reina para disimular. Un hartazgo que es imposible camuflar con mil campañas de lavado de imagen como el que estos días soportan los españoles. Hartos de inmovilismo, el gran pecado del PP de Mariano Rajoy. La gente no quiere discursos; quiere hechos, demanda cambios, pide reformas. ‘Si los reformistas no hacen las reformas, vendrán a hacerlas los populistas’, dice Renzi. La cosa es sencilla: los españoles no se han vuelto locos, no se han convertido al leninismo de la noche a la mañana. Simplemente quieren vivir en un país decente. Que no es poco”. Y mientras todas esas cosas acontecen, el hijo de Ruiz-Gallardón se esconde en el garaje de la casa de su padre, en la calle de Alonso Martínez, para evitar ser detenido por la Policía Local tras un  accidente. Y lo más triste, que los escoltas  negaran a la P.L. que el coche de Ruiz-Gallardón Utrera estuviese dentro del garaje de ese edificio. ¡Qué vergüenza, Dios mío, qué vergüenza!

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