lunes, 28 de julio de 2014

Se impone la "reforma Pajares"




Hace ya muchos años que desapareció en este país la llamada “prensa del Movimiento”, aquella red fundada por  una ley de 13 de julio de 1949, de derivada de una orden de 10 de agosto de  1938 donde en su artículo primero se disponía por el Ministerio de Gobernación y por el Servicio Nacional de Prensa “de todo el material de imprenta que apareciera en las ciudades que se fueran ocupando por las tropas nacionales”, que  pararían a depender de la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda de Falange. Ahí se incluía todo: edificios, redacciones, máquinas y material de talleres gráficos. Algo parecido sucedió con determinadas emisoras de radio, que conformaron la Red de Emisoras del Movimiento (REM) y la Cadena Azul de Radiodifusión (CAR). La “reforma Romero” de 1966, siendo ministro Utrera Molina, cerró muchas cabeceras (“Arriba España” de Pamplona, “Amanecer” de Zaragoza,  “La Tarde” de Málaga, “La Voz de Castilla” de Burgos, “Alerta” de Santander, etcétera) una vez cuantificadas sus pérdidas, que sobrepasaban los setecientos millones de pesetas de la época. Otras cabeceras cambiaron de nombre (“Lucha” en Teruel, que ahora se llama “Diario de Teruel”, “El Correo de Zamora” que se llama “La Opinión”, etc.). Y algunos tuvieron peor suerte, como fue el caso del rotativo  “Madrid”, que había comenzado su andadura el 8 de abril de 1939 en los locales expropiados a “Heraldo de Madrid” y “El Liberal” y cedidos en alquiler a Juan Pujol, ex diputado de CEDA. En 1947 cambia de ubicación a General Pardiñas esquina a Maldonado. En 1962 la cabecera cambia de propietarios (FACES) y en 1966 Rafael Calvo Serer (del Opus Dei y partidario de Juan de Borbón) se hace con el control y nombra a director del diario a Antonio Fontán, que firmaría su sentencia de muerte un artículo de 1968 donde, entre líneas y rebozando una sutil comparativa del dictador con De Gaulle, pedía la dimisión de Franco, lo que supuso una suspensión del diario de dos meses. En noviembre de 1971, una excusa de índole económica sirvió para llevar a cabo la “venganza” de Franco. Se canceló el periódico y se prohibió su publicación, hasta que en abril de 1973, tras haber sido adquirido por una inmobiliaria se voló con dinamita todo edificio neobarroco que sólo tenía 25 años de antigüedad. Pero, por qué cuento ahora todo eso? ¿A santo de qué?, se preguntará el lector. Cosas mías. Acabo de leer un artículo de opinión (“Ahora Podemos”) en un diario de provincias que me ha llenado de indignación. Su autor, Luciano Pajares Beato, señala sin despeinarse: “Hace muy poco hemos comprobado que los medios promocionan desde la payasada, al personaje histriónico de ademanes y palabras estudiadas. Y vimos en la representación de la entrevista con D. ª (sic) Esperanza Aguirre, que ella contestó a sus preguntas, pero él, [se refiere a Pablo Iglesias Turrión], se hizo el sueco y sí insultó y demostró su poca educación y su falta de un mínimo de respeto a otras ideas. A mí, con sus gestos estudiados y su repertorio aprendido y ensayado, me recordó a «El Gran Dictador» de Chaplin, en toda su cómica y penosa expresión”. Y sentencia rotundo Pajares: “Con tanto mando de poco seso y poca cabeza vamos al Podemos (sic) y que siga la juerga progre del desastre”. Amén. Pues nada, se impone la “reforma Pajares” ante semejante sindiós y el vaticinio del desastre que se avecina. Y pido que tal reforma pendiente la auspicie Ruiz-Gallardón; que, además de hombre de bien y ministro de Justicia, es yerno de Utrera Molina. Si es necesario, ayudaremos en la medida de nuestras fuerzas procesionando al santo patrón de España por todos los pueblos y aldeas, como se hace para invocar lluvia. Ah, se me olvidaba: España no es Tomania. “Hannah, ¿puedes oírme?...”.

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