sábado, 18 de octubre de 2014

El rollo enmascarado




Señala Jesús Alfaro en Vozpópuli que “no podemos protegenos frente a la incompetencia. No hay medidas preventivas que podamos adoptar para evitar los desastres que provocan los incompetentes”. Y pone algunos ejemplos: José Antonio Sánchez, que tras aparecer en los papeles de Bárcenas y hundir  Telemadrid, le acaba de conceder el Gobierno la presidencia de RTVE; Ana Mato, mujer de dudosa reputación ética (caso Gürtel),  “cuya capacidad de gestión se le suponía -como el valor a los militares que nunca han combatido- cuando su amigo Rajoy la hizo ministra”; Magdalena Álvarez, a la que Felipe González colocó de ministra pese a que “fue una incompetente de estatura sideral, capaz de que le montaran el mayor fraude a las arcas públicas de la historia de la democracia delante de sus narices sin – según ella – enterarse de nada”; etcétera. Antaño todo era distinto y determinados incompetentes aupados a cargos de responsabilidad eran como anodinas guidas escarchadas sobre pasteles de merengue. “El Estado –según palabras de Alfaro- hacía pocas cosas y la mayor parte de ellas muy simples: mantener un ejército y el orden público, pagar los sueldos de los maestros y poco más”. (…) “Pero todo cambió cuando el Estado decide sobre cosas complejísimas y se ocupa de cosas que requieren un enorme talento gestor”. Ahí es cuando ya no sirven los incompetentes ni los amigotes ni los “versos sueltos” capaces de meternos en tremendos líos internacionales. No se debe conceder un puesto público de responsabilidad a un sansirolé de mierda cuyo aparente mérito a ojos de quien le nombra es el de no parecer demasiado ladrón. Como cantaba Manel Joseph con la Orquesta Platería  en la balada de “Pedro Navaja” : La vida te da sorpresas, ¡ay, Dios…!

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