lunes, 20 de octubre de 2014

Falta vergüenza torera





Lo más gracioso de la prensa de hoy, si me lo permiten los lectores, es el fotomontaje del encuentro Hitler-Franco en Hendaya en “Libertad digital”, donde aparece en medio de ellos alguien que ya ha sido trending topic por su osadía. Me refiero a Francisco Nicolás  Gómez Iglesias, estudiante del Centro Universitario de Estudios Financieros  ahora acusado de haberse hecho pasar por asesor del Gobierno de España, por agente de CNI y por haber estafado 25.000 euros falsificando informes. La magistrada del Juzgado de Instrucción número 24 de Madrid, que le puso en libertad provisional a primera hora de la mañana del pasado 17 de octubre, refleja en  su auto, entre otras cosas, que “no acierta a entender cómo un joven de 20 años, con su mera palabrería, aparentemente con su propia identidad, pueda acceder a las conferencias, lugares y actos a los que accedió sin alertar desde el inicio de su conducta a nadie”. De la misma manera, el psiquiatra-forense que le atendió al ser detenido informó a la juez tras un reconocimiento (no sabemos si de diván, como en las películas americanas) que ese joven posee “una florida ideación delirante de tipo megalomaníaco”. ¡Toma ya! Eso, dicho así, parece más un verso de “Claridad triunfante” de Leopoldo Lugones que otra cosa: “…que así, a la gloria próxima del lírico derroche…”, o sea. Francisco Nicolás estuvo en los actos de coronación de Felipe VI, en reuniones con empresarios del Ibex-35, en desayunos informativos, en el palco del Santiago Bernabéu. Se presentaba como miembro de la Oficina Económica o de la Vicepresidencia, sin exhibir, y sin que tampoco nadie se la exigiera ningún tipo de documentación acreditativa, y se desplazaba en un coche carísimo al que ponía sobre el techo, cuando las circunstancias lo requerían, una luz azul giratoria como las que llevan los vehículos camuflados de la policía y que sólo utilizan en circunstancias especiales para abrirse paso. Tuvo que ser la Embajada de los EE.UU en España la que no permitiera “colarse” a ese joven a una recepción dentro de sus instalaciones. A los sobrinos del Tío Sam es difícil dárselas con queso. En fin, el joven Francisco Nicolás le ha metido un gol por toda la escuadra a todo un servicio secreto de la Cuesta de las Perdices que está en la inopia. Félix Sanz Roldán (secretario de Estado-Director de CNI) y Elena Sánchez Blanco (secretaria general), ambos dependientes del Ministerio de la Presidencia, es decir de Soraya Sáenz de Santamaría, deberían pedir la cuenta por vergüenza torera. El sueldo hay que ganárselo.




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