miércoles, 1 de octubre de 2014

Los agasajos, sí, pero a escote




La noticia del diario Abc señala que ayer martes, “la cúpula militar almuerza con Don Juan Carlos”. A mi entender, Juan Carlos de Borbón, general en la reserva, puede comer con quien le venga en gana. Pero acudir vestido de uniforme militar a la sede del Estado Mayor de la Defensa para comer con el ministro Morenés, el jefe de E.M. de la Defensa, almirante  Fernando García Sánchez, el jefe de E.M. del Ejército de Tierra, Jaime Domínguez Buj; el jefe de E.M de la Armada, Jaime Muñoz-Delgado; y el jefe de E.M. del Ejército del Aire, Francisco J. García Arnáiz, en estos momentos tan delicados en Cataluña y cuando una amenaza secesionista hace correr ríos de tinta en la prensa escrita, no parece que sea lo más oportuno. Ni es el momento más acertado ni los españoles han pedido al rey cesante que intente domeñar y poner sordina a imaginarios ruidos de sables. Es decir, tal reunión en torno a un mantel se hubiese visto con total normalidad por los ciudadanos en tiempos de su reinado, cuando las aguas políticas estaban serenas. Pero a día de hoy  esas aguas son de mar arbolado y ese homenaje, dadas las circunstancias, puede entenderse de forma torticera por buena parte de la ciudadanía que no ve las cosas claras en España. Los avisos a navegantes deben hacerse, en cualquier caso, desde el Congreso de los Diputados y desde el Senado, que son las cámaras en las que reside la voluntad popular. Los banquetes en la sede del Estado Mayor del Ejército, con la asistencia de la cúpula militar, y con la asistencia del exjefe del Estado vertido de uniforme, sólo son comprensibles en un Estado bananero. Si la cúpula militar tenía el deseo de homenajear al que fuera Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas durante 39 años, podía haberlo hecho en un restaurante de Madrid vistiendo trajes de calle, como lo haríamos todos los ciudadanos. Ah, y pagando el agasajo a escote. Los españoles no estamos para comilonas castrenses con cargo a nuestro bolsillo.

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