miércoles, 22 de octubre de 2014

Sobre un libro de cocina





Ya han puesto los turrones a la vista en los “mercadonas” y los “eroskies” (me acabo de inventar el plural) que hay cerca de mi casa. Sólo falta que vayas a comprar pasta de macarrones o una lata de bonito y te pongan la musiquita de “pero mira como beben los peces en el río…”. “Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad”, que decía don Hilarión en “La Verbena de la Paloma”. Tanto adelantan que cualquier día se juntará la Navidad con la Semana Santa y ya no sabremos si el Hijo de Dios acaba de nacer o ya lo están matando. Un amigo mío, cada vez que se enfadaba decía “me cago en el turrón”, que era una forma hipocorística de exonerar el vientre en la señora madre del que le producía el enfado. Bueno, no era una forma hipocorística del todo, puesto que la palabra griega hypokoristikós significa “con caricias”, y no hace al caso. El hipocorístico de Francisco es Paco y de José, Pepe, ya lo sé. Pero cuando alguien se caga en el turrón, no sabemos si con almendras, es que está muy cabreado con las comisiones bancarias que le han aplicado en los derechos de custodia de valores mobiliarios; o con el vecino que pone la radio muy alta a las siete de la mañana. Yo le sugerí que mejor dijera “me cago en tó”, pero no me hizo caso. Por cierto, existe un libro de Francisco Martínez Montiño, titulado “Conduchos de Navidad”, escrito en 1584. Martínez era el jefe de cocinas de Felipe II y en ese libro se refleja la costumbre de comer turrón en las fechas navideñas ya en el siglo XVI. En ese libro hay una certificación:
Suma de la Tasa.
Juan de Peyuelas, Secretario de la Cámara del Rey nuestro Señor, y de Gobierno (sic) del Consejo
Certifico que habiéndose visto por los señores en él, el Libro intitulado Conduchos de Navidad, su autor Francisco Martínez Montiño, Cocinero Mayor del Rey, que con licencia la sido impreso le tasaron a seis maravedis (sic) cada pliego, a cuyo precio, y no a más se vendiese, y que esta certificación se ponga al principio de cada libro, para que se sepa el a que precio se ha de vender, salvo que estuviere encuadernado. Y para que conste lo firmo en Madrid a 3 septiembre de 1585.
Don Juan de Peyuelas
PRO=
El libro es de suma importancia gastronómica. Se hizo una edición facsímile en abril de 1959  a cargo del entonces abogado y amante de los fogones José Guardiola Ortiz y a expensas del Ayuntamiento de Alicante, que entonces presidía Agatángelo Soler. Esa edición estaba agotada y se hizo otra en 2012. La segunda parte del libro lo tituló “Gastronomía alicantina”. En el prólogo se cuenta que “aprovechando el pretexto de la llegada a Alicante de una embajada japonesa, en tiempos de Felipe II, y de los agasajos y homenajes que en nuestra ciudad recibieron tan exóticos visitantes, convierte en autor del libro al cocinero mayor de tan austero rey, llamado Francisco Martínez Montiño. Con tal argucia, Guardiola, en un castellano rancio e insuperable, compone la obra, y la dota de cuantas ‘aprobaciones’ y ‘licencias’ fueron necesarias, dedicando a ‘obtenerlas’ el tiempo que transcurre desde el quince de Julio de 1.585 al tres de Septiembre del mismo año. Que ya, en aquella época, empezaban las dificultades”. Recomiendo su lectura.


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