Me entero de que acaba de
fallecer a los 93 años Rafael Morán Martínez, el curandero de Trabazos de
Aliste (Zamora). Sus “curaciones”, en el supuesto de haberlas, se debían a la
toma por los enfermos de un “preparado
de agua”, en el que un análisis demostró que no contenía ninguna sustancia
tóxica. En 1979 seis médicos lo denunciaron en los Juzgados de Alcañices. Le
acusaba de practicar el ejercicio de la Medicina sin poseer título, como se había puesto
de manifiesto en las publicaciones “El Caso” y “Pueblo”; que de manera
continuada a su domicilio acudían enfermos de diversa índole a los que aplicaba
el “agua” de forma generalizada, independientemente de las dolencias que padeciesen;
que hacia mediados de diciembre de 1978 el médico titular de Rábano de Aliste
fue requerido con urgencia para asistir a una niña que padecía diabetes
mellitus y a la que Morán le había administrado el “agua” y le produjo un
cuadro de deshidratación aguda, cuya causa fue debida al azúcar disuelto en
aquel “agua”, motivo por el que tuvo que ser ingresada en un hospital de Zamora
con un cuadro hipergrucémico severo; que “el día siete próximo pasado” falleció
en Alcañices Ángel González García, en tratamiento por el curandero, cuando
había sido diagnosticado por los medicos de un cuadro leucémico sin
posibilidades de supervivencia, negándose la médico de guardia a firmar el
certificado de defunción y enviando parte al Juzgado por desconocer la causa de
su muerte; que casos parecidos podían presentarse en el futuro; que el
tratamiento lo utilizaba para toda clase de dolencias; y, finalmente, que su
actividad era ilegal. Como consecuencia de tales acusaciones, Rafael Morán fue
citado por el Juzgado de Instrucción número 2 de Zamora a las doce horas del 30
de enero de 1979. En su comparecencia, Morán alegó que hace ocho años su ganado
se moría de brucelosis, llegando al convencimiento de que lo podía curar con
infusiones de agua a las que adicionaba algo dulce para facilitar su sabor. Y
que había puesto sus resultados en conocimiento de la Jefatura Provincial
de Sanidad, etcétera. Fueron a prestar declaración, asimismo, doce personas,
que tuvieron que rellenar un cuestionario. Se ordenó al médico forense que
recogiera una muestra de varios centímetros cúbicos de su preparado para ser
enviadas al Instituto de Toxicología que, finalmente, no se encontró en las
muestras enviadas sustancias deletéreas. El 22 de noviembre de 1979 se dictó
sentencia sin la presencia de los denunciantes, pese a haber sido citados.
Rafael Morán fue condenado a la pena de 10.000 pesetas de multa, que debería
hacer efectivas en papel de pagos del Estado, y al pago de las costas, que se elevaron
a 13.175 pesetas, cantidades que hizo efectivas al juez de Paz de Trabazos el
16 de febrero de 1980. Existen varios libros sobre ese curioso sanador. Yo
conozco dos: uno “Rafael Morán Martínez, un genio al servicio de la humanidad”,
de Vicente Fernández Muñiz, editado en 1990 por su autor en la Imprenta Gráfica
Minera de Mieres; y otro, de 183 páginas, firmado con las iniciales R.M.S.C,
titulado “Rafael de Trabazos”, con el subtítulo de “Rotos, deshechos y
escacharrados”. Este segundo trabajo, colgado en internet, dice cosas
rocambolescas, como que un ataque de apendicitis o un desprendimiento de matriz
se “corrigen” haciendo el pino. ¡Que horror…!
domingo, 30 de noviembre de 2014
sábado, 29 de noviembre de 2014
El sexo de las estatuas
Uno sabe que Tokio o Austin
existen, aunque nunca haya estado de visita, porque no queda otra. A ver quién
es el guapo que dice lo contrario. Se le acusaría de aldeano, además de
inculto. Pero, claro, hay cosas que siempre se han tomado como propias y nadie
nos ha sacado del error. Yo, por ejemplo, ignoraba hasta hace poco que el oso
rampante sobre un madroño en el escudo de Madrid no era un oso, sino una osa; o
que a uno de los leones en bronce del Congreso, a Daoíz, le faltaban los testículos. Yo, ya perdonarán, no acostumbro
a mirar el sexo de las estatuas. Tampoco me llama la atención, salvo los
atributos de los leones zaragozanos del Puente de Piedra, que son memorables y
los del caballo de Espartero, en el Esplón de Logroño, que le cuelgan como
aldabas. La respuesta al misterioso caso del león Daoíz habría que habérsela
preguntado al zaragozano Ponciano
Ponzano, de no haber fallecido en 1877. Un hombre pobre que pudo ser
enterrado gracias a la aportación financiera de la Real Academia de San Fernando.
Pues bien, me entero de que ni el chotis ni el organillo tienen nada que ver
con Madrid y que el mantón de Manilla, cantado en la castiza zarzuela en un
acto “La verbena de la Paloma”, no procedía de Manila sino de China; el chotis,
de Escocia y el organillo, de Italia. Una zarzuela con música de Tomás Bretón y libreto de Ricardo de la Vega que tuvo un segundo
título:”El boticario y las chulapas y
celos mal reprimidos”. Así cantaba Julián:
“¿Dónde vas con mantón de Manila? / ¿Dónde vas con vestido chiné?”, a lo que
respondía Susana: “A lucirme y a ver
la verbena, / y a meterme en la cama después”. Sin embargo, antes, sí se
acierta en las Seguidillas
precedentes: “Por ser la Virgen/
de la Paloma/
un mantón de la China-na, / China-na, / te
voy a regalar”. Lo que sí parece cierto es que, para que tras su largo viaje
los mantones llegaran a los puertos de destino en óptimas condiciones, se
idearon y fabricaron en Filipinas, donde los barcos hacían escala, unos estuches
de embalaje especiales: cajas cuadrangulares de madera lacada y dorada,
decoradas con incrustaciones de madreperla y motivos chinescos. En su interior
contenían a su vez otra caja de cartón entelado en la que se plegaba una única
pieza. Pero en la primera mitad del siglo XIX, las modas europeas impusieron sus tonos grises
y opacos en el vestido femenino, y el mantón de Manila, caído en desgracia
entre la burguesía, fue descendiendo estratos sociales hasta refugiarse en el
casticismo de las manolas madrileñas. Sucede con todas las modas. Cuando llegan
a los estratos más bajos de la sociedad, la gente pudiente deja de utilizar las
prendas de inmediato. El mantón llegó a ser tan popular que, por ejemplo, en Ramales
de la Victoria
(Cantabria) se celebra durante el mes de julio la Verbena del
Mantón, rememorando la batalla de Guardamino, 1839, cuando el general Maroto y su partida carlista,
batiéndose en retirada, dejaron olvidado un baúl lleno de mantones, que el isabelino Baldomero Espartero repartió entre las mujeres lugareñas. Ese día,
que coincide con el primer sábado de julio, se celebra un concurso de parejas
de baile, donde de se interpretan pasodobles y chotis por la Banda Municipal, que añade un
organillo a sus habituales instrumentos musicales. Pero nada es lo que parece.
El chotis se bailó por primera vez en España en el Palacio Real el 3 de
noviembre de 1850. Isabel II
organizó un baile donde los músicos tocaron una polca alemana (schottisch),
entonces de moda en Bohemia. El organillo de manubrio se inventó a principios
del siglo XIX en Inglaterra y lo introdujo en España el italiano de Caserta Luis
Apruzzese. Su hijo Antonio
(1906-1995) grabó muchos discos y participó con Marco Ferreri en la música de la película “El Pisito”, con guión sobre una novela de Rafael Azcona estrenada en 1959. Antonio Mingote se encargó de hacer el cartel anunciador.
viernes, 28 de noviembre de 2014
La solución Cameron
La solución que Cameron defiende,
abogando por una inmigración controlada y por devolver a sus países de origen a
aquellos inmigrantes que no encuentre trabajo durante seis meses, me parece muy
acertada. Eso sucede ya en otros países de nuestro entorno y España debería
adherirse a esa solución, que ya parece de emergencia. De la misma manera, el
Gobierno que preside Rajoy debería contemplar la expulsión inmediata del
país de todos aquellos individuos extranjeros que se dediquen
por sistema a la mendicidad y el fraude; y la persecución policial de cuantos practiquen los matrimonios de conveniencia. Es necesario
controlar la llegada masiva de personas y no abrir las puertas de par en par, como
sucedió en este país con la “llamada del ladrillo” en época de Aznar. El
Tratado de Schengen, en vigor desde 1995, es un protocolo anexo al Tratado
de Ámsterdam que contempla la libertad
de movimientos dentro de la Comunidad
Europea en todos sus territorios salvo en Reino Unido e Irlanda,
aunque los españoles puedan circular por ambos territorios con la sola
presentación del DNI, es decir, sin pasaporte ni visado. La razón es que Reino
Unido e Irlanda no forman parte del espacio Schengen en su totalidad, pero sí
firmaron el Tratado que permite la libre circulación de ciudadanos europeos. Los
extranjeros que visiten alguno de los países de Schengen, que son veintiséis,
necesitar un pasaporte válido y un visado denominado 'visado Schengen'. Y para
que ese visado sea aprobado, el extranjero necesitará de un ‘seguro Schengen’
que cubra algunos gastos básicos, como repatriación en caso de emergencia,
asistencia legal o asistencia médica. Es importante que la aseguradora tenga
una sucursal en Europa para que el seguro sea válido. Con la aplicación de esas
normas, se evitarían los colapsos hospitalarios con cargo al ciudadano español,
que con sus impuestos paga hospitales, sanitarios y todo el complejo engranaje de la Seguridad Social.
El acuerdo de Schengen, y lo digo para que se sepa, se puede romper
temporalmente en casos de necesidad y de forma unilateral. La Comisión Europea
admite que se restablezcan los controles fronterizos si existe un riesgo
evidente para la seguridad ciudadana. Cierto es que aquella inmigración
masiva llegada a España durante la etapa Aznar (en gran parte procedente de
Sudamérica), más tarde, como consecuencia de la alta tasa de desempleo y las mejores
perspectivas de de crecimiento en sus países de origen, se han marchado. A todo ello hay que añadir la
espectacular salida de jóvenes españoles con destino a Europa por la falta de
perspectivas laborales en nuestro país. Algo que a todas luces parece
vergonzoso. Lo que sucede hoy en España es que, saltándose a la “guingorria”
tratados y normas, existe un número incontrolado de extranjeros que llega a las
costas cruzando el Estrecho. De hecho, en los ocho primeros meses de 2014
nuestro país ha recibido más inmigrantes indocumentados (magrebíes, argelinos y
subsaharianos) en saltos de valla y cayucos que en todo el año pasado. Y el
Gobierno de Rajoy no sabe qué solución tomar con la mayoría de esos
advenedizos, al ir indocumentados y no saber a qué país devolverlos. Ni tampoco sabe (por la incompetencia
manifiesta con ese tancredismo) cómo dar con la solución al tremendo problema que
sufre España, al tiempo que la “Europa rica” se pone de perfil como si no fuese con ellos.
jueves, 27 de noviembre de 2014
Instalados en la decadencia
Comienza la guerra. Si un lector
de dentro de cincuenta años echase mano de las hemerotecas descubriría que en
este país, cincuenta años atrás, pasaba algo muy gordo. Veamos. Libertad digital: “Rosa Díez acorrala a
Rajoy”; “El País [diario] no se conforma con Ana Mato: pide la cabeza de Rajoy
y elecciones ya”; y Casimiro García
Abadillo, en un desayuno organizado por Nueva Economía Fórum: “O se cambia esta
legislatura [la
Constitución], o Podemos traerá la tercera República”; Vozpópuli: Rajoy, “España no está
corrompida”; Letizia: “Los grandes cambios comienzan por algo pequeño”; ABC: “Rajoy a Sánchez: Su voluntad
contra la corrupción acaba en Despeñaperros”; Ángel Expósito, refiriéndose a
Mato: “Quizás nunca tuvo que ser ministra”; El
País: “Los detenidos por pederastia en Granada evitan entrar en la cárcel”;
el Papa releva al arzobispo de Zaragoza por esconder un acoso”;
La Vanguardia:
“La familia Koplowitz pierde el control de FCC”; Monago pone a la venta su
residencia oficial de presidente”; “la
FIFA investiga a Villar”; Tarragona matiza que no multará los
‘souvenirs’ de sevillanas y toros en los expositores”; Cinco Días: “Los españoles
retiran 15.000 millones de los depósitos”; “Deflación: el IPC agudiza su caída
al -0’4% en noviembre”. Todo se resume a algo que cuenta Manuel Muela: “Hemos caído tan bajo que
lo imposible ha dejado de serlo y las ensoñaciones o fantasmagorías se van
aceptando con la mayor naturalidad por amplios segmentos de la
población”. Estamos instalados en la decadencia. España pare una película de
Visconti. El final del bipartidismo parece algo seguro. Rajoy semeja a Dirk
Bogarde en “Muerte en Venecia”. Aquí, el protagonista (Gustav von Aschenbach)
de la novela de Thomas Mann no se fija en Tadzio, el adolescente polaco, sino
en los pasos que da Merkel y sale maquillado a la playa (o sea, por Europa)
para morir en una silla de anea mientras el tinte de su pelo se desploma por su
cuello.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
El cese de Ureña debería explicarse mejor
El asunto del cese desde el Vaticano a Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza, no
está nada claro. El arzobispo hizo unas declaraciones el pasado 12 de noviembre
señalando que hacía tiempo había escrito
a la Santa Sede
pidiendo su renuncia al cargo por motivos de edad (aún no había cumplido los 70
años) y como causa de su flojedad física derivada de varias operaciones
(próstata, menisco y corazón) sufridas tiempo atrás. Entonces me enteré por la
prensa de que el papa Francisco
había aceptado su renuncia; y en su lugar, de forma interina, habían puesto a un vicario hasta el nombramiento
de un nuevo arzobispo que pudiese hacerse cargo de la Archidiócesis. Ahora
aparecen nuevas y asombrosas circunstancias. Así, según leo hoy en el diario Heraldo de Aragón “fue la propia Santa Sede la que solicitó
expresamente a Ureña que se marchara al tener conocimiento de que éste acababa
de autorizar el pago de una indemnización de 60.000 euros a un diácono al que había decidido no ordenar como sacerdote. El
montante final de la operación es incluso mayor, puesto que el joven cobró en
‘limpio’ y el arzobispo se comprometió a abonar la parte de la cuantía que
corresponde a Hacienda: otros 45.000 euros”. Ureña manifestó tras su cese
que seguirá viviendo en Zaragoza y, desde entonces, se barajan los
nombramientos de Juan José Omella, actual obispo de
Calahorra, y los auxiliares de Madrid Fidel Herráez y Martínez
Camino. Curiosamente, el cese de Ureña coincidió con la culminación de un
proceso de fusión de Ibercaja y Caja Inmaculada (integrante de Caja3) que se
había formalizado el 25 de julio de
2013, cuando realizó una ampliación de capital de 325,5 millones de euros, que
fue suscrita por las tres entidades que la integraban, aportando como
contraprestación la totalidad del capital social del grupo (Caja Inmaculada,
Caja de Badajoz y Caja Círculo de Burgos) y que se formalizó el pasado 1 de
octubre con la firma de la escritura de fusión por absorción. Es necesario
recordar que Caja Inmaculada siempre estuvo controlada por el Arzobispado de
Zaragoza desde su fundación en 1905 por Acción Social Católica de Zaragoza, con
el nombre de Caja de Ahorros y Préstamos de la Inmaculada Concepción.
En 2009 se anunció a bombo y platillo su integración con La Caja de Canarias y Caja
Rioja, pero tal decisión, que había sido ratificada por su asamblea el 15 de
diciembre de aquel año, con el cambiar de dirección de la entidad se abortaron
esos planes. Hasta que en junio de 2010 se acordó crear un Sistema Institucional
de Protección (SIP) con Caja Círculo de Burgos y Caja Badajoz y empezaron a operar con el nombre de Caja3 el 2 de enero de 2011,
hasta que el 25 de julio de 2013, fecha en que la filial bancaria de Ibercaja
(Ibercaja Banco) se hizo con el 100% de Caja3, quedando participado en un 87,8%
por Ibercaja y en un 12,2% por Caja3, hasta el pasado 1 de octubre se llevó a
cabo la total fusión por absorción. Ya en febrero pasado, el Periódico de Aragón (Grupo Z) explicaba
a sus lectores que “las aventuras inmobiliarias de Caja Inmaculada en Andalucía fueron, en la mayoría de los
casos, un sonoro fracaso. Los principales proyectos acabaron paralizados,
algunos de ellos por decisiones judiciales. El gestor y cabecilla de esos
negocios era el empresario y abogado andaluz Ramón Marrero, que sorprendentemente fue recompensado por la CAI cuando rompió la relación
comercial con él, según el informe pericial
elaborado por la consultora KPMG y por encargo de la propia CAI, dentro
de la querella presentada por la entidad aragonesa contra éste y otros dos
exdirectivos”. (…) “Los negocios fallidos en el sur suponen -contaba entonces
El Periódico- una parte importante de la losa inmobiliaria que la ha sepultado,
pese a haber recibido cuantiosas ayudas
públicas, acabando siendo absorbida”. (…) “La primera operación conjunta fue
con la sociedad El Soto de Vistahermosa SL, que llevó a cabo esta urbanización
en la costa de Cádiz. Seguidamente, CAI aterrizó en el accionariado del
polémico campo de golf El Puerto, situado en Sanlúcar de Barrameda, y abrió una
sucursal en El Puerto de Santa María. La caja y el empresario estaban juntos en
Arcai Inmuebles SA --y a través de ésta en Golf de El Puerto SA e Inversiones
Turísticas y Deportivas SL--, en la que el promotor gaditano tenía el 25% (con
Auriga El Puerto SL). También compartían capital en Promociones Inmobiliarias
Berben el Puerto SL, Inverpuerto 2004 SL, El Soto de Vistahermosa SL,
Inversiones Inmobiliarias Andalsur SA y Uriva SA. Además de la relación
societaria, la mayor parte de estas empresas eran gestionadas por el ahora
imputado. El exdirector de la caja aragonesa, Tomás García Montes --también imputado-- formaba parte de los
consejos de administración de las empresas donde eran socios CAI y Marrero.
Algunos de los mayores proyectos promovidos en Cádiz estuvieron rodeados de
polémica y acabaron judicializados”. A
mi entender, aquí tanto Elías Yanes
como Manuel Ureña y buena parte de sus anteriores directivos de CAI algo
tendrían que explicar al respecto. Curiosamente ambos arzobispos están ya fuera
de juego. El primero, por anciano. El segundo, por su cese fulminante. Las
preguntas del millón serían ahora: ¿quién
se fue del pico? y ¿por qué? Para mí, este culebrón huele que atufa.
martes, 25 de noviembre de 2014
¿Quién mueve los hilos de Nicolás?
A mí lo que me gustaría saber es
quién está detrás del Pequeño Nicolás,
o sea, quién es el Doctor Julius No
que mueve los hilos de una marioneta con cara de niño pijo que aparece en la
franja de prime time televisiva y que
preocupa en La Zarzuela,
en La Moncloa
y en el CNI, donde al joven Agente 007
se le ha colado por ósmosis en el Superpoder y que ahora cuenta que “sabe
cosas”. Es evidente que aquí hay un Doctor No que está utilizando las ondas de
radio para que no despegue don Tancredo, que más parece el
personaje de un cómic que un
presidente del Gobierno, convencido de que salpimentando la ensaladilla de la
macroeconomía como manda la troika (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisión
Europea) y haciendo aquello que le requiere Merkel (vestida de cuero y con tralla en mano) ya tiene asegurado ese señor Buenrollo otra legislatura. Pero hoy de nada sirve tener
mayoría absoluta cuando no se tiene programa (y cuando se tiene, no se cumple)
ni se controla a los barones del partido ni se es capaz de adoptar cambios indispensables
en las carteras ministeriales. Para manejar el timón de este país no sirve,
digo, contar con una isla, una radio y una mina de bauxita, como el chino
millonario. Hasta ahora, todos los presidentes que ha tenido el Gobierno de
España se han quemado como cohetes. ¡Lástima que no viva Valle-Inclán! De pronto ha aparecido en escena Pablo Iglesias y tanto al PP como al PSOE les ha entrado miedo
escénico. Sánchez dice ahora que su
partido (si llega a gobernar) piensa cambiar aquella reforma de la Constitución
(artículo 135) durante una cálida noche de verano de 2011 y volverlo a dejar
como estaba antes de que Rajoy y Rodríguez Zapatero, mediante procedimiento de urgencia y con aprobación en
lectura única, utilizasen el concepto de estabilidad
presupuestaria para empobrecernos a todos los ciudadanos hasta límites
inimaginables. En aquel debate en el Pleno, un viernes 2 de septiembre, se
rechazaron todas las enmiendas salvo una corrección gramatical: se sustituyó “en relación al” por “en relación con” en el párrafo tercero. Juan Carlos I lo sancionó y promulgó la Reforma Constitucional
el 27 de septiembre y el BOE lo publicó ese mismo día en su número 233. Un
cambio insensato que obligaba al
Estado a tener un déficit casi cero, pero que condenaba a España a continuar a
la cola de la Europa
Social. El catastrófico resultado de aquella
modificación de la
Constitución sin contar para nada con el pueblo soberano
(solo con los votos de PP, PSOE y UPN) y que, posteriormente Felipe González aplaudiría con las
orejas, puede comprobarse con un simple vistazo en los espeluznantes informes
de Cáritas. Una torpeza que se reflejará, y espero que así sea, en los comicios
de 2015, donde el PP perderá las elecciones y el PSOE se transformará en una
triste bisagra chirriante pese a sus 130 años de historia (y 40 de vacaciones).
lunes, 24 de noviembre de 2014
Un sesquicentenario
Google nos recuerda en su griboullage (los cursis dicen doodle)
al abrir la pantalla del ordenador que hoy se cumple el sesquicentenario del
nacimiento de Henri Marie Raymond de
Toulouse-Lautrec-Montfa; que, como escribe hoy Natividad Pulido en las páginas de ABC, fue “un pintor de bebedores de absenta y de busconas de
Montmartre”. Al margen de sus estampas del París nocturno, de sus litografías y
de sus carteles publicitarios del Moulin Rouge, Mirliton, Moulin de la Galette y Le
Chat Noir, a Toulouse-Lautrec se obsesionó todo aquello relacionado
con el espíritu japones (como muestra, nada mejor que el retrato de la payaso Cha-U-Kao), algo sólo comparable con la
obsesión que el catalán Francisco
Masriera sintió hacia el mundo árabe y las odaliscas. Tanto uno como otro
supieron captarlo y reflejarlo en sus respectivos trabajos. Toulouse-Lautrec se
obsesionó con la bailarina de can-can Yvette Guilbert hasta el punto de
retratarla una y otra vez –como recuerda
Pulido- “envejecida y deformada, hasta el punto que Yvette llegó a escribir al
pintor: ‘¡Por amor de Dios, no me haga tan atrozmente fea!”. No tuvo éxito en
el amor y posiblemente atormentado por su físico se refugió en los prostíbulos
y en el consumo de absenta. Completamente alcoholizado, ingresó en varios
sanatorios y murió en Malromé (Región de Aquitania) prematuramente, con sólo 36
años, en 1901. Su madre, Adèle Tapié de
Celeyran, le dedicó un museo en la ciudad francesa de Albi, en el
departamento de Tarn, región de Mediodía-Pirineos.
domingo, 23 de noviembre de 2014
El ¡riau, riau! de Antonio Burgos
Yo, que siempre tuve a Antonio Burgos por un periodista fetén, de los que hacen
escuela, como Julio Camba, Jaime Campmany o Pedro Rodríguez (¡cuarenta años ya que nos dejaste!), con sus virtudes y
sus defectos, que los tenían, me siento defraudado por la rabia emergida en su
artículo de hoy, “Los podémicos”, en ABC de Sevilla. Así, escribe: “La Jefa de mi Casa Civil
convierte su nombre [Podemos] en adjetivo. Cada vez que vemos por la calle a un coletudo
muy en el tipo de la casa, con su mochila de reglamento y su mijita de mugre
(que es la versión progre y antisistema de la caspa), me dice: -- ¡Mira, ahí va
un podemos auténtico!”. (…) “Hay
podémicos académicos, como su particular Pequeño Nicolás, el imberbe Errejón,
que tiene nombre de estilista del flamenco que le hubiera dado personalidad a
un palo del cante”. (…) “Pequeño Errejón que ha dado el cante. El cante del
mangazo de beca. Como el otro, el jefe, el de la coleta, también ha dado su
cante: el cante de la ONG
para trincar”. (…) “De momento dicen que van a ganar en Navarra. Las vacas del
pueblo, evidentemente, ya se han escapado. ¡Menudo riau, riau!”. A Antonio
Burgos le deberían molestar, si acaso, los desafueros que cometen quienes están en el Gobierno y firman en el BOE. A Antonio Burgos le debería preocupar,
por ejemplo, el editorial de hoy en El País, donde se cuenta que “hay que dar
respuestas a los sufrimientos sociales, al malestar de la gente con la
corrupción y al grave problema que representa la crisis territorial”. Pero de
eso, Burgos no dice nada. Bastante tiene con alabar, como ha hecho en los dos
últimos artículos, las virtudes que adornaron a la duquesa Cayetana, por “su
cercanía, por su sencillez, por su independencia, por su generosidad, por su
genialidad…”; y, ¿cómo no?, por el
número de portadas que tuvo en la revista Hola. Todo es loable y todo puede ser
criticable. Pero la “mijita de mugre” la tienen, que yo sepa, hasta las mejores
familias.
sábado, 22 de noviembre de 2014
El mutis de Comas
Pese a la invitación que ayer le
hice desde mi blog al teniente general Rafael Comas, todavía no se ha dignado
ese señor explicar en qué consiste el nuevo "formato" con el que se debería
–según él- recuperar el servicio militar obligatorio. El papamoscas alcalde de
Algamesí, Vicente García Mont dijo, y así lo conté ayer en este mismo soporte,
que con “dos mesecitos de mili” era bastante. Aquí a alguien le se va la olla.
Aquello de la mili obligatoria, que a mí me tocó sufrir, tenía su aquel
cuando te podía suceder de todo en el sorteo de la caja de reclutas, o sea, que
te mandasen a África, que te dejaran a una distancia de tu casa tan lejana que
fuese inútil solicitar el “pase de pernocta”, o que te tocase el “gordo” y
tuvieras la suerte de no ir a filas por “exceso de cupo”. Ahora la cosa ha
cambiado. Quitando Ceuta y Melilla, de África sólo queda el recuerdo de la Marcha Verde marroquí y de cómo
salieron tarifando los militares que se encontraban en el Sahara Occidental.
Como decía aquellos días de finales de octubre de 1975 la revista Cambio 16
(núm. 203, pp.10-15), “al principio se temió la guerra; luego, el desmadre;
después la mesura por medio de la mediación del Consejo de Seguridad de la
ONU, y al final de la semana se avistaba un posible acuerdo
para no llegar a las manos. La última ida y vuelta fue la del ministro del
Movimiento, José Solís, que el mismo día viajó a Rabat, vio al rey Hassan y
regresó a Madrid con ‘algo’ en tono conciliador…”. Y por aquellos días,
también, con el Ejército español saliendo del Sahara con el rabo entre las
piernas, todavía se atrevió un jefe militar español a decir sin empacho: “Son
los propios saharauis quienes deberán rechazar esta invasión”. ¡Vamos, hombre!
Franco se moría a chorros y en el Hotel Royal, en la ribera del lago Leman, disponía
de residencia provisional Juan de Borbón, que había abandonado la Embajada española en Lisboa cuando comenzó a arder, y
no parecía dispuesto a regresar a su residencia de Estoril. Había un ambiente
enrarecido en Portugal contra el hijo de Alfonso XIII, todavía pretendiente a la Corona de España. También,
de África sólo queda el triste recuerdo del espectáculo que España dio en el
islote abandonado de Perejil, donde la ministra de Exteriores, Ana Palacio y el
ministro de Defensa, Federico Trillo, se
“cubrieron de gloria”. Más tarde, el diario ABC, haciendo referencia a los
movimientos de tierra, mar y aire que España había previsto movilizar (el
Tercio, el GOE camino de Cádiz; el buque de asalto Castilla; la fragata
Navarra, cazabombarderos F-18, Mirage F-1 helicópteros, etc.) explicaría todos
esos movimientos con la frase de “…y todo esto por una isla que no vale ni el
combustible de los helicópteros”. Rafael Comas, como decía al principio,
todavía no se ha dignado explicar en qué
consistiría el servicio militar obligatorio “en otro formato”. Si no es capaz de
explicar ese “formato” de forma entendible, lo mejor que puede hacer ese
funcionario de uniforme es pedir disculpas a la ciudadanía que le mantiene.
Bromas, las justas.
viernes, 21 de noviembre de 2014
Comas: explique el nuevo formato
Rafael Comas, teniente general del Ejército ha dicho que “sería
positivo recuperar el servicio militar obligatorio, aunque en otro formato”.
¿En otro formato? El alcalde de Algamesí, Vicent
García Mont, del Partido Popular de la Comunitat Valenciana,
es quien le ha dicho al general que sería conveniente recuperar al menos “dos
mesecitos de mili”, y éste, el general, cuando ha escuchado tal disparatada sugerencia,
se ha venido arriba como los toreros de postín. Al algemesinense le llaman toput, porque cuentan los habitantes de
los pueblos vecinos, los de Alginet,
Sollana, Albalat de la Ribera,
Poliñá del Júcar, Alcira y Guadasuar,
que esos lugareños gastan menos que un ciego en novelas. Al alcalde de Algamesí
habría que preguntarle si él iba a correr con los costes de tal disparatada
idea. Porque hablar por hablar “es -como decía Camilo José Cela- como meneársela con goma higiénica”, o hacer un brindis
al sol. Rafael Comas, por otro lado, debería saber que un ejército de recluta
obligatoria equivaldría a un continuo relevo de personal de tropa. Y al tener que estar constantemente instruyendo
cada reemplazo, nunca se dispondría de una unidad instruida ni operativa. A
Rafael Comas le recomendaría la lectura de “España
indefensa”, de Amadeo Martínez
Inglés, donde ese coronel contaba (en
la página 23 de su libro) que “el
militar profesional español del año 89, [el libro se publicó en 1990] yo diría
de general a sargento, no cree en la guerra. Tantos años de tranquilidad, de aislamiento,
de volcarse al interior, de pluriempleos, de destinos más o menos cómodos, le
han deformado de tal manera que hoy día para cualquier profesional de la
milicia, honrosas excepciones aparte, la guerra es una entelequia, un suceso
ciertamente desgraciado que ocurre en otras latitudes, que afecta a otras
naciones con menos suerte que la nuestra”. Y al alcalde Vicente García Mont
también le diría que “dos mesecitos de mili”, como él dice, daría como
resultado un ejército estrafalario que no servirían ni para luchar contra un
pobre contrincante tercermundista africano. En suma, que el alcalde de Algamesí
entienda que la guerra es algo parecido a aquello que contaba Miguel
Gila en los escenarios, es perdonable. Demuestra que es un papamoscas. Pero
que un militar de carrera afirme, como ha afirmado el teniente general Comas,
que “sería positivo recuperar el servicio militar obligatorio, aunque en otro
formato”, es preocupante; si no es capaz ese militar de explicar ese “formato” de manera entendible por la
ciudadanía que lo mantiene con sus impuestos.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Noviembre se desvanece
José Luis Campos, en su artículo de opinión en un periódico digital
se pregunta: “¿Por qué si hay tanta crisis las terrazas están llenas?”. Y
aprovecha para simplificar la situación actual en España: “El 40% de la
población está endeudada, el 20% lucha por su supervivencia y el 40% restante
no tiene deudas personales”. Bueno, pues parece obvio que las terrazas las
llenará, supongo, ese 40% restante que pueden dormir un poco mejor por las
noches y donde se incluye a los
diputados que hasta tienen barra libre para desplazarse en clase business sin justificar facturas (Posada ve discutible que sea bueno
publicar los viajes de los diputados); a los tipos desahogados con las “tarjetas
black” de Cajamadrid; a los que hicieron negocios desde La Zarzuela (Horrach dice que si por él fuese no
veríamos a la infanta en el banquillo); y a los innumerables Bárcenas, que haberlos haylos, que siguen ocultos en la bruma y que no saben
o no contestan. Ese otro 40% de ciudadanos endeudados, paga lo que debe y se
sacrifica de forma espartana. No queda otra. Pero existe otro 20%, que
lucha por la supervivencia, que se limita a rebuscar en los cubos de basura,
a acudir a Cáritas, a solicitar ayudas públicas, y donde no queda tiempo para nada más. Ese conjunto de ciudadanos
también se acerca a las terrazas para aparar la mano a cambio de un “Dios se
lo pague” o tocar el acordeón a cambio de una propina que casi nunca llega. En
este tiempo las terrazas no se llenan. Hace demasiado frío como para sentarse a
ver pasar la vida. Sólo, si acaso, se sientan aunque el tiempo justo los
fumadores, a los que no les dejan echar humo dentro del local. Las revistas del
corazón sólo hablan de Isabel Pantoja,
cuya prisión por blanqueo de dinero parece inminente. Y Linde, durante su comparecencia en la Comisión de Presupuestos
del Senado, ha asegurado que la previsión del PIB en España para este año y el
que viene posiblemente habrá que revisarse a la baja por la mala evolución económica internacional. Mañana es 20-N, tricentésimo vigesimocuarto día del año. Quedarán 41 días para tomar
las uvas. Posiblemente sean las últimas que Rajoy se coma en La
Moncloa.
lunes, 17 de noviembre de 2014
Por la puerta grande
Lo sucedido en Valpalmas,
municipio de Las Cinco Villas, no pasa de ser una anécdota producto de un
despiste. No es normal que un automóvil con el conductor a los mandos rompa la
puerta del bar y llegue hasta el mostrador. Quienes estuviesen dentro jugando al guiñote
le mirarían con asombro y los que estuviesen tomando una caña de cerveza en la
barra se apartarían un poco para hacer sitio. De ninguna de las maneras aquel
utilitario era el caballo blanco de Pavía ni el bar era el Hemiciclo del Congreso
de los Diputados. El conductor dijo en su descargo que puso el coche en marcha para conectar el
encendedor y que poco a poco fue avanzando sin que se diese cuenta. Dice
que no sabe más. Hombre, peor hubiera sido que se lanzase con la directa por el
barranco de Barluenga, o que se hubiese despeñado desde el santuario de la Virgen de Monlora. En
Valpalmas vivió el joven Santiago Ramón y Cajal con sus padres entre los años
1856-60. Si esas cosas hubiesen sucedido en Inglaterra, los clientes del bar,
por aquello de la flema anglosajona, no se habrían asombrado de que un coche
rompiese la puerta y entrase como elefante en cacharrería hasta la barra, sino
que los clientes se habrían pasmado por haber visto entrar al cliente con el
cigarrillo entre los labios en un local donde no está permitido fumar.
Posiblemente la Guardia
Civil hasta le haya hecho soplar por ver si llevaba alcohol
en sangre. Lo de Pavía fue distinto. Aquella fue una historia chusca. Un
golpista ecuestre no es normal que entre dando voces en el Congreso contra el
cantonismo revolucionario y menos aún en fría madrugada, como aconteció aquel 3
de enero de 1874. Bueno, la realidad fue que no existió tal caballo.
Curiosamente, otro 3 de enero, 21 años después, Pavía almorzó con Cánovas y aquella
misma noche el militar falleció de forma repentina. Un criado lo encontró
tirado en el suelo de su dormitorio a la mañana siguiente. Claro, el ciudadano que se empotró en el bar de Valpalmas ni se llamaba Manuel Pavía y
Rodríguez de Alburquerque ni siquiera era gaditano de nación. En la escueta
nota de prensa no pone ni sus iniciales, aunque con una población de 165
habitantes no sería difícultoso averiguar si el conductor es de Valpalmas, de
Puendeluna, de Luna o de Piedratajada, que son los municipios colindantes. O
pudiese ser de algún otro sitio y pasara
por allí en calidad de viajante, tuviese sed y no encontrara aparcamiento, de
la misma manera que otros no encuentran árbol para ahorcarse.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Un extravagante país
Está bien que España se acuerde
de Blas de Lezo y que Madrid le
dedique una estatua en su memoria. Tarde, aunque mejor que nunca. Lo que no
acabo de comprender es el protagonismo de
Juan Carlos de Borbón, al que le gustan los uniformes castrenses más que a
un tonto un pirulí, presidiendo un acto municipal y recibiendo honores
militares de jefe del Estado. A nadie se le escapa que las duplicidades en la Administración son
evidentes en este país, donde no pasa día sin que “florezca” un nuevo despacho
para que alguien, no importa de quien se trate, parezca que hace lo que otros
ya hacen, o parece que hacen. Pero en la Jefatura del Estado, se me antoja un dislate
pintoresco que el rey emérito, por llamarle de alguna manera al rey que abdicó,
se vista al dos por tres de uniforme de capitán general y presida actos locales
que por su naturaleza correspondería ejercer a la alcaldesa Botella. Pero la prensa, tan feudataria
como siempre, comenta hoy, por ayer, que “el monarca ha sido recibido con
honores por parte de una compañía mixta integrada por dos secciones de
Infantería de Marina y una de Marinería”. Que yo sepa, monarca, además de ser
el nombre de una bella mariposa, es el soberano de un Estado. Personalmente
entiendo que la prensa debería manejarse con propiedad de estilo en su modo de
redactar crónicas. Hasta el “Libro de
estilo” de ABC (Ariel, 1993), que
es el sursum corda de subordinación
hacia todo aquello que representa la institución monárquica, señala en su
página 115: “El monarca, o soberano de un Estado es únicamente el
Rey. Por tanto, es incorrecto hablar de “los monarcas” para referirse
conjuntamente al Rey y a la Reina. Cuando
es una Reina la que ocupa el trono (caso de Gran Bretaña) escríbase la
Soberana”. De acuerdo que Juan Carlos es rey emérito pero
no reina y aplicarle tal acepción académicas sin merecerla puede dar lugar a
confusiones entre los ciudadanos demócratas. Este es un país paradójico, donde
al rey que no reina se le sigue llamando rey y a los expresidentes del Gobierno,
que ya no gobiernan, se les sigue denominando presidentes, de acuerdo con el
Real Decreto 2102/1983, de 4 de agosto, donde en su texto (disposición 1ª,
artículo 2º) se señala que “Los Ex Presidentes del Gobierno gozarán del
tratamiento de ‘Presidente’ y ocuparán el lugar protocolario que oficialmente
les corresponda conforme al Ordenamiento General de Precedencias en el Estado”.
No cabe duda que un médico jubilado seguirá siendo médico tras su jubilación. Y
lo será de por vida. Pero un funcionario, cuando deja de ejercer su función, se
convierte en un cesante. Por consiguiente, un rey cuando abdica, deja de ser
rey y lo normal en esos casos es que abandone su residencia palaciega; un
presidente, cuando le derrotan en las urnas, se marcha a casa a escribir sus
memorias, se dedica a dar conferencias o utiliza la puerta giratoria; y el Papa, cuando coloca sobre una
estantería la llave de san Pedro y
deja abierta la puerta de acceso al cónclave, también renuncia como obispo de
Roma. Es lo que hay, o sea.
sábado, 15 de noviembre de 2014
En el potro de los remordimientos
Decir que la crisis está haciendo
estragos en España no es descubrir el Mediterráneo. Y cuando hay crisis
prolongada en el tiempo, los ricos son más ricos y los pobres son más pobres.
Sólo hay que mirar diariamente la cantidad de ciudadanos que con la ayuda de un
palo rebuscan en los cubos de basura o acuden a los servicios de Cáritas. Ayer,
casi a última hora de la tarde me acerqué hasta un Hipercor existente en Grancasa, en el barrio del Actur zaragozano,
para comprar un adminículo que precisaba. Ya de paso, baje a la planta de
supermercado dispuesto a comprar algo para cenar. Mientras me servía el
empleado, no pude por menos de preguntarle qué hacía El Corte Inglés con la comida sobrante. El empleado, muy digno,
aprovechando que no había clientes esperando a ser atendidos, me habló de la
trazabilidad alimentaria (capacidad de rastrear y seguir los alimentos o
ingredientes en todas las etapas de producción, procesamiento y distribución),
de la caducidad de los productos expuestos en vitrinas, de las normas
sanitarias y de todas esas zarandajas higiénicas exigidas por el Gobierno de
Aragón para productos perecederos. Pero yo le sugerí que sería de utilidad que
los productos diarios sobrantes se los entregase la empresa a alguna
organización benéfica, a familias con necesidades… El empleado me contestó
que ello conllevaba un riesgo. “Imagínese -me dijo- que lo que sobra de esta
ensaladilla rusa se la entregamos a un necesitado. Y éste, el necesitado, practica
una mala conservación del producto durante el tiempo que lo tienen en su casa;
que, como consecuencia de de esa mala conservación, sufriese algún tipo de
intoxicación, y que, por si ello fuera poco, le echase la culpa de su problema de salud a la empresa
que se lo había donado…”. Me quedé pensativo. Tuve que darle la razón. Ya que
hago referencia a la rebusca en los cubos de basura, me viene al recuerdo la
imagen de Alfonso de Bourbon, hijo
del primogénito de Alfonso XIII, al
que aplastó un camión al echar marcha atrás y chocar con un cubo de basura donde
ese señor escarbaba en busca de restos de comida. Sucedió en los primeros días
de enero de 2012 en San Diego (California). El fallecido, de 83 años, era hijo
de Alfonso de Borbón y Battemberg,
muerto en accidente de carretera en 1938 y que había renunciado a sus derechos
dinásticos en 1933, tras enamorarse de la cubana Edelmira Sampedro. Regresé a casa triste, como aupado en el potro de los
remordimientos.
viernes, 14 de noviembre de 2014
La ruina de Gallardón
Me sorprende que Alberto
Ruiz-Gallardón cuente que no llega a fin de mes. Su puesto vitalicio como
miembro del Consejo Consultivo de Madrid, al que accedió nada más dejar su
escaño como diputado y su ejercicio como ministro de Justicia (dicho sea de
paso, el peor ministro de Justicia de la democracia), le supone ingresar en
torno a 8.500 euros brutos mensuales, equivalentes a 5.500 euros netos,
por asistir únicamente a una reunión semanal.
En su declaración en la Cámara Baja
al ser elegido diputado consta que disponía, dinero aparte, de un piso y dos
garajes en Madrid, una vivienda unifamiliar en Nerja, dos coches y dos motos.
Gallardón, que llegó a alcalde en 2003 y ganó tres veces la Alcaldía por mayoría
absoluta (la última sólo estuvo unos meses), se hizo cargo de la deuda del
anterior alcalde, José María Álvarez del
Manzano, de 1.455 millones de euros. “Gallardón utilizó desde el mismo momento de
su llegada al Ayuntamiento de Madrid --según cuenta Ana Tudela Flores en su blog latle.com-- la misma fórmula que había
usado siendo presidente de la
Comunidad de Madrid, es decir, crear empresas propiedad del
ayuntamiento en las que iría alojando la deuda sin sumarla a la de la administración
pública que recibiese. Por ejemplo creó Mintra,
la empresa para ampliar el metro. Para el soterramiento de la M-30 se pidió un préstamo
récord de 2.500 millones de euros. Dicho préstamo lo entregaron sin pestañear Societe Generale, Dexia y Caja Madrid, se
hizo creando una empresa mixta, Madrid
Calle 30, en la que participaría la iniciativa privada.
¿Cómo? Con un 20% del capital de Madrid
Calle 30 aportado por un préstamo y encargándose del mantenimiento de la
vía de circunvalación de Madrid durante 35 años. Las adjudicatarias, Ferrovial y ACS, blindaban
un ingreso por 35 años por un servicio a una administración pública. ¿Para qué la empresa
pública-privada? Básicamente para gestionar el pago de la deuda asumida y
pagar un canon anual a las socias privadas que, cuando finalice el
acuerdo, habrá superado los 7.000 millones de euros”. Cuando
Gallardón se marchó de la
Alcaldía para ser ministro (se podía haber hecho monje
budista, que a Madrid le hubiera ido mejor) a finales de 2011, la deuda
recogida por el B.de E. era de 6.348 millones, o sea, 336’% más. Sólo el soterramiento de la M-30 costó 3.000 millones; la
sede de la nueva Alcaldía en el Palacio de Cibeles superó los 525 millones (400
el coste del edificio y 125 las obras de remodelación); y el incremento de los gastos de funcionarios en
el periodo 2004-2010 supuso un 47 % de aumento. A todo ello habría que
añadirle el coste total de los “cargos
de confianza”, que eran legión. Hubo otros gastos excéntricos, verbigracia: los
500.000 euros (entre guías, folletos, pitos y flautas) destinados a promocionar
la zona comercial tras la remodelación de calle de Serrano, etc. En pocas
palabras: Madrid no volverá hasta 2023 a los niveles de deuda que tenía antes de
la llegada de Gallardón y de Ana Botella.
Hay que devolver 4.363 millones y pagar otros 1.600 millones de intereses. Y
eso es lo único que entienden los madrileños.
jueves, 13 de noviembre de 2014
La empresa siempre gana
Leo que Adif ha comenzado a verter a
Endesa energía procedente del frenado de los trenes, por un equivalente
a
un GWh/año, o sea, el 12,7% de la energía que consumen los convoyes entre Málaga y
Fuengirola. Esa energía se aporta desde una subestación
eléctrica de corriente continua ubicada en La Comba (Málaga) ya transformada en corriente alterna. ¡Pero cómo no me ha dicho eso mi
amigo, el jefe de estación! Lo veo a menudo, nos tomamos unas cervezas,
hablamos sobre lo divino y lo humano y noto que últimamente se cabrea como un
mono pensando en la que se prepara, es decir, que ahora los trabajadores del
mundo al otro confín del territorio patrio podrán ver reducidas sus nóminas con
vistas a conseguir un fondo, cuyo importe deducido mensualmente se trasladará a
una cuenta con la que se indemnizará a esos trabajadores en caso de despido.Y los
intereses de ese fondo, ¿quién se los quedará? O sea, el trabajador despedido
se llevará unos euros que antes habrá aportado para tales contingencias. Pero
uno no termina de entender qué pasará con el Fogasa. Tampoco entiendo que el
empresario en cuestión se pueda ir de rositas. Eso sí que son frenazos en seco
en la economía familiar y no los del
tramo ferroviario entre Málaga y Fuengirola. Pero yo le digo a mi amigo que no
desespere, que ahora -según datos que maneja el periodista Adolfo
D. Lozano en la sección “Juventud y
belleza” de un periódico digital-, se ha puesto de moda entre la gente
famosa el llamado ayuno intermitente,
que consiste en alternar días con un
consumo calórico mínimo con días sin restricción alguna. O sea, como un ramadán
pero sin comer a la puesta de sol los días que toque. De ese modo podrá ser más
llevadera la magrura de la nómina y el clareo de la raspa. Y el periodista pone
como ejemplo a los griegos cristianos ortodoxos, que ayunan 180 días al año.
Claro, los griegos tampoco están como para lanzar cohetes. Y a los monjes
budistas, que ayunan con la luna llena y con la luna nueva de cada mes lunar, o
sea, 14 días de veintiocho. No pasa nada. Ahí los tienes, en el Garraf, en
Graus, en Requena, en Molina de Segura, etcétera, vestidos con túnicas de color
butano, las cabezas rapadas y dedicados a la contemplación y al nirvana. Pero
lo de Adif es distinto. Si los
maquinistas de Renfe Operadora no
frenasen los trenes para que los empleados de Adif vendieran a Endesa
la energía sobrante, no tendría sentido haber hecho tal desdoblamiento de
funciones en la Renfe y en los
ferroviarios. Recuerdo que cuando yo regresaba a Madrid desde Sevilla los trenes se frenaban
al norte de la provincia de Jaén, en un desfiladero de paredes abruptas, pero
no para poder vender la energía sobrante, que entonces lo era en forma de vapor
y carbonilla, sino por falta de fuerza de las locomotoras, lo que dio lugar a
que Rafael Gómez Ortega, en 1908, al
llegar a la Estación
de Atocha procedente de Andalucía, ya apeado, mirase en el andén a la máquina
desparramando una potente nube de humo y le gritara: “¡Esos cojones en
Despeñaperros!”. El empresario siempre gana, como la banca en los casinos.
martes, 11 de noviembre de 2014
Dos posibles envenenamientos
El diario ABC se pregunta entre
sus páginas. “¿Envenenó Fernando el Católico a Felipe el Hermoso?”. En 1504
nombraron reina de Castilla a Juana. Pero pasando por encima de la “concordia
de Salamanca” (1505) recuerda el diario madrileño el hecho histórico “donde se acordó un gobierno conjunto de Felipe,
Fernando “el Católico” y la propia Juana, esta situación terminó con la llegada
del borgoñés a la península, quien convenció a parte de la nobleza castellana,
a base de regalos y concesiones, de que el suponía una amenaza menor que la
procedente de un rey aragonés. El duque
de Medina-Sidonia y el cardenal
Cisneros no dudaron apoyar al extranjero. Visiblemente ofendido,
Fernando se retiró a Aragón y Felipe fue proclamado Rey de Castilla el 12 de
julio 1506 en las Cortes de Valladolid
con el nombre de Felipe I. Un reinado que solo duraría dos meses”. En 1504
moría la reina Isabel de cáncer de endometrio. Muerto Felipe I y al declarar
incapacitada a Juana de Castilla, Fernando II de Aragón se hizo cargo del Reino
de Castilla. Como también había muerto el príncipe heredero Juan, Fernando II
de Aragón se obsesionó con tener un hijo y en 1505 no dudó en casarse en
segundas nupcias con Germana de Foix, 36 años más joven que Fernando, hija de
Juan I de Narbona y de María de Orleáns, hermana de Luis XII de Francia. Por
cierto, el aspecto facial de Isabel de Castilla se ha relacionado, no sé por
qué razón, con la señora que aparece sentada señalando algo en un libro en el
famoso “Cuadro de la mosca”, o de la “Virgen de la mosca”, que se conserva en
la sacristía de la Colegiata
de Toro, y que es una tabla pintada al óleo de autor desconocido que tiene una
mosca pintada en el manto rojo y sobre la rodilla izquierda, que da la sensación de ser una mosca real posada sobre la tabla a modo de
trampantojo, un recurso muy empleado en la pintura griega, romana y
renacentista. Detrás, a la derecha hay un fraile con libro al que atribuyen la
viva imagen de fray Diego de Deza. Y a la izquierda algunos aseguran que se
trata de la figura de María Magdalena. Otros expertos entienden que la mujer sentada en
primer plano a la derecha del cuadro es santa Catalina de Alejandría. Ese
cuadro, al parecer flamenco, se restauró
en 1966 y parece estar pintado en Flandes entre los años 1518 y 1525. Tampoco
sé cómo llegó a Toro. Pero a lo que iba. Fernando murió antes de que llegase al
mundo su ansiado hijo y cuando Carlos I llegó a España se enamoró locamente de
Germana. Él tenía 17 años y ella (su abuelastra) 29. Si alguien está interesado
en conocer de forma novelada la figura de Germana de Foix, recomiendo la
lectura de “Jaque a la reina muerta”, de Carmen Güell (La esfera de los
libros). Parece ser que Fernando II de Aragón, durante los diez años de su matrimonio
con Germana de Foix, adoleció de una cierta impotencia. En determinado momento
de su vida mandó que se le suministrara un potente afrodisíaco, cuya receta
contenía testículos de toro. Pero no fue por el exceso del consumo de
testículos de toro de lo que enfermó, sino del otro afrodisíaco: la
cantaridina, extraída de la cantárida Lytta
vesicatoria, un escarabajo de
color entre verde y amarillo metalizado. La cantaridina, que comenzó a tomar el
rey en 1513, es un tóxico que irrita la piel, las mucosas y que
consumido por vía oral provoca la irritación de las vías urinarias y un
importante priapismo. Aquel tóxico le produjo una nefritis que acabó con su
vida dos años más tarde.
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