viernes, 21 de noviembre de 2014

Comas: explique el nuevo formato





Rafael Comas, teniente general del Ejército ha dicho que “sería positivo recuperar el servicio militar obligatorio, aunque en otro formato”. ¿En otro formato? El alcalde de Algamesí, Vicent García Mont, del Partido Popular de la Comunitat Valenciana, es quien le ha dicho al general que sería conveniente recuperar al menos “dos mesecitos de mili”, y éste, el general, cuando ha escuchado tal disparatada sugerencia, se ha venido arriba como los toreros de postín. Al algemesinense le llaman toput, porque cuentan los habitantes de los pueblos vecinos, los de  Alginet, Sollana, Albalat de la Ribera, Poliñá del Júcar, Alcira y  Guadasuar, que esos lugareños gastan menos que un ciego en novelas. Al alcalde de Algamesí habría que preguntarle si él iba a correr con los costes de tal disparatada idea. Porque hablar por hablar “es -como decía Camilo José Cela- como meneársela con goma higiénica”, o hacer un brindis al sol. Rafael Comas, por otro lado, debería saber que un ejército de recluta obligatoria equivaldría a un continuo relevo de personal de tropa. Y al  tener que estar constantemente instruyendo cada reemplazo, nunca se dispondría de una unidad instruida ni operativa. A Rafael Comas le recomendaría la lectura de “España indefensa”, de Amadeo Martínez Inglés,  donde ese coronel contaba (en la  página 23 de su libro) que “el militar profesional español del año 89, [el libro se publicó en 1990] yo diría de general a sargento, no cree en la guerra. Tantos años de tranquilidad, de aislamiento, de volcarse al interior, de pluriempleos, de destinos más o menos cómodos, le han deformado de tal manera que hoy día para cualquier profesional de la milicia, honrosas excepciones aparte, la guerra es una entelequia, un suceso ciertamente desgraciado que ocurre en otras latitudes, que afecta a otras naciones con menos suerte que la nuestra”. Y al alcalde Vicente García Mont también le diría que “dos mesecitos de mili”, como él dice, daría como resultado un ejército estrafalario que no servirían ni para luchar contra un pobre contrincante tercermundista africano. En suma, que el alcalde de Algamesí entienda que la guerra es algo parecido a aquello que contaba  Miguel Gila en los escenarios, es perdonable. Demuestra que es un papamoscas. Pero que un militar de carrera afirme, como ha afirmado el teniente general Comas, que “sería positivo recuperar el servicio militar obligatorio, aunque en otro formato”, es preocupante; si no es capaz ese militar de explicar  ese “formato” de manera entendible por la ciudadanía que lo mantiene con sus impuestos.

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