martes, 4 de noviembre de 2014

La democracia es otra cosa





El barco hace aguas pero la orquesta del Titánic sigue sonando en cubierta. La Comisión Europea avisa de que la tasa de paro en España se reducirá desde el 24,8% actual hasta el 23,5% el año que viene y se quedará en el 22,2% en 2016, con lo que seguirá siendo excesivamente alta. Ante tales previsiones desesperanzadoras no es de extrañar que las encuestas del CIS señalen el avance imparable de la formación Podemos que lidera Pablo Iglesias. En este país no todas las entidades y organismos son corruptos, pero la cifra de políticos, banqueros y empresarios desvergonzados es extensa: más de 1.900 imputados, 170 condenados y más de 130 causas abiertas dan idea de lo que sucede en las filas de PP, PSOE, CiU, UM y  Coalición Canaria. Y el número de aforados, 17.621 (no sé si antes o después de la renuncia simbólica de Guillermo Fernández Vara), es a todas luces escandaloso. Este es un país  muy raro, donde los partidos políticos eligen a los miembros del CGPJ, que nombra a los jueces del Supremo, quienes luego se encargan de saldar cuentas con los cargos públicos. Francia, por ejemplo, sólo tiene aforados al jefe del Estado y sus ministros; Italia y Portugal, sólo a su jefe de Estado; y en Alemania y Reino Unido a nadie. Pero lo más curioso es que desde la prensa de papel, casi toda ella “apesebrada” por los cuantiosos beneficios que les generan los anuncios oficiales en época de crisis, nadie pide la dimisión inmediata de Mariano Rajoy ante semejante desbarajuste. Claro, España no es una democracia seria ni lleva camino de serlo mientas existan listas cerradas en los comicios y mientras no se depuren responsabilidades a todos los niveles. Ni se imputó a Felipe González por los GAL ni a Yolanda Barcina por las dietas de Caja Navarra ni a Rato por Cajamadrid ni a Ana Mato por el tema de Gürtel ni a Caruana ni a  Mafo por  el descontrol en el Banco de España sobre las chapuzas de las cajas de ahorros... La lista de ciudadanos que deberían sentarse en el banquillo de los acusados sería interminable, porque los delitos pueden ser por acción u omisión. Por eso digo que este país no es en la praxis una democracia sino una oligarquía de partidos manejada como títeres por los amos del dinero, esos tipos de rostro de cartón-piedra que nunca dan la cara ni necesitan presentarse en listas electorales. Pero la Wallace Hartley Band, sigue tocando valses con sus guerreras de color verde mientras “La Casta” espera impasible la llegada de los hunos con el Tío de la Coleta al frente, que mueve más voluntades que el legendario Atila.

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