martes, 25 de noviembre de 2014

¿Quién mueve los hilos de Nicolás?





A mí lo que me gustaría saber es quién está detrás del Pequeño Nicolás, o sea, quién es el Doctor Julius No que mueve los hilos de una marioneta con cara de niño pijo que aparece en la franja de prime time televisiva y que preocupa en La Zarzuela, en La Moncloa y en el CNI, donde al joven Agente 007 se le ha colado por ósmosis en el Superpoder y que ahora cuenta que “sabe cosas”. Es evidente que aquí hay un Doctor No que está utilizando las ondas de radio para  que no despegue don Tancredo, que más parece el personaje de un cómic que un presidente del Gobierno, convencido de que salpimentando la ensaladilla de la macroeconomía como manda la troika (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisión Europea) y haciendo aquello que le requiere Merkel (vestida de cuero y con tralla en mano) ya  tiene asegurado ese señor Buenrollo otra legislatura. Pero hoy de nada sirve tener mayoría absoluta cuando no se tiene programa (y cuando se tiene, no se cumple) ni se controla a los barones del partido ni se es capaz de adoptar cambios indispensables en las carteras ministeriales. Para manejar el timón de este país no sirve, digo, contar con una isla, una radio y una mina de bauxita, como el chino millonario. Hasta ahora, todos los presidentes que ha tenido el Gobierno de España se han quemado como cohetes. ¡Lástima que no viva Valle-Inclán! De pronto ha aparecido en escena Pablo Iglesias y tanto al PP como al PSOE les ha entrado miedo escénico. Sánchez dice ahora que su partido (si llega a gobernar) piensa cambiar aquella reforma de la Constitución (artículo 135) durante una cálida noche de verano de 2011 y volverlo a dejar como estaba antes de que Rajoy y Rodríguez Zapatero, mediante procedimiento de urgencia y con aprobación en lectura única, utilizasen el concepto de estabilidad presupuestaria para empobrecernos a todos los ciudadanos hasta límites inimaginables. En aquel debate en el Pleno, un viernes 2 de septiembre, se rechazaron todas las enmiendas salvo una corrección gramatical: se sustituyó “en relación al” por “en relación con” en el párrafo tercero. Juan Carlos I lo sancionó y promulgó la Reforma Constitucional el 27 de septiembre y el BOE lo publicó ese mismo día en su número 233. Un cambio insensato que obligaba al Estado a tener un déficit casi cero, pero que condenaba a España a continuar a la cola de la Europa Social. El catastrófico resultado de aquella modificación de la Constitución sin contar para nada con el pueblo soberano (solo con los votos de PP, PSOE y UPN) y que, posteriormente Felipe González aplaudiría con las orejas, puede comprobarse con un simple vistazo en los espeluznantes informes de Cáritas. Una torpeza que se reflejará, y espero que así sea, en los comicios de 2015, donde el PP perderá las elecciones y el PSOE se transformará en una triste bisagra chirriante pese a sus 130 años de historia (y 40 de vacaciones).

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