El miedo de "la casta"

Hoy recuerda Miguel Ángel Liso, director de editorial del Grupo Z, algo que en su día dijera  Albert Camus: “Cada vez  que una voz libre intenta decir, sin pretenciosidad, lo que piensa, un ejército de perros de presa de todo pelaje y color ladra furiosamente para tapar su eco”. Tal sucede ahora cada vez que algún miembro de Podemos intenta exponer sus ideas. De inmediato aparece alguien, que lleva muchos años refugiado en la política sin haber resuelto nada de utilidad pública, para intentar cubrir  sus argumentos con el grisáceo capuz de la demagogia. El último, De Guindos, quien ha afirmado que, de triunfar en las urnas esa opción política, España saldría del euro. El que fuese  miembro del Consejo Asesor de Lehman Brothers a nivel europeo y director en España y Portugal hasta su quiebra en 2008 de esa compañía es, a mi entender, el menos indicado para hacer tales afirmaciones. Menos aún cuando Rajoy, durante su pasada visita al Principado de Andorra, negó la posibilidad de que ningún Estado miembro abandone la moneda común europea. Sólo Angela Merkel considera que “la Unión Europea está en condiciones de soportar la salida de Grecia de la zona euro", según informó Der Spiegel. No cabe duda de que hay nervios a flor de piel en Alemania por lo que pueda suceder el próximo día 25 de enero en Grecia, en el supuesto de que ganase las elecciones el partido Syriza, cuyo líder, Alexis Tsipras, ya ha señalado que en caso de triunfo piensa renegociar la  tremenda deuda pública del país heleno. No cabe duda de que lo que suceda en Grecia puede ser el ensayo general de lo que posteriormente pueda ocurrir en España, en el supuesto caso del triunfo de Pablo Iglesias. Toda deuda es negociable y no es Merkel sino Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, el encargado de decidir quién recibe dinero y quién no. En España también hay que negarse, en cualquier caso, a mantener la política de austeridad impuesta por Mariano Rajoy por mucho tiempo. Puesto que no vamos a dejar de salir de pobres, al menos que convivamos con nuestra escasez de una forma menos dolorosa.